TRIBUNA DE RAÜL ROMEVA

Notas desde Lledoners

Oriol Junqueras y Raül Romeva a su llegada al Parlament para declarar ante la comisión de investigación de la cámara catalana sobre la aplicación del artículo 155 de la Constitución

Oriol Junqueras y Raül Romeva a su llegada al Parlament para declarar ante la comisión de investigación de la cámara catalana sobre la aplicación del artículo 155 de la Constitución / periodico

Raül Romeva

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Nos encontramos en el aparcamiento con Oriol y entramos en prisión, volvemos de trabajar, lo hemos hecho unos escasos días. Es 13 de marzo, a partir de ahora el aislamiento. La pandemia impacta con toda la fuerza, la situación en las cárceles no será sencilla. Ya sin acceso a internet, no podremos recibir visitas, ni paquetes, ni salir de nuestro módulo, el único vínculo que queda son las llamadas autorizadas.

Y la televisión. Ha salido Pedro Sánchez, estado de alarma. Su discurso hará historia como ejemplo de nacionalismo banal. Se le sumará el lenguaje belicista, de orden. El desencuentro con las autonomías, en especial con Catalunya, una constante. Recentralización, incapacidad para preguntarse si no conoce mejor la sanidad el gestor que ha tenido siempre la competencia. Era momento para cooperar, no de imponer. Ha dificultado las respuestas, y ha perdido autoridad y seguridad en la gestión. Había que plantear alternativas al estado de alarma, negociar e implementar una verdadera cogobernanza para la desescalada, no debilitar la mayoría que lo hizo presidente. No siempre servirán los malabarismos ideológicos. Tampoco a la izquierda transformadora.

Mientras tanto, se autoriza a los internos en tercer grado y a los del artículo 100.2 hacer el confinamiento en casa, como medida alternativa durante la crisis. Michelle Bachelet pide una aplicación extensiva, en especial para los presos de carácter político. El Supremo amenaza por Whatsapp a nuestras juntas de tratamiento, nada nuevo.

No hay actividades, pero en el módulo hay un patio. La autogestión se abre camino, implicación directa para mejorar un entorno tan complejo. Oriol da clases diarias en el módulo, un club de lectura, juega a voleibol y enseña ajedrez. Acaba de publicar un libro, 'Parlant amb tu d'amor i llibertat', pero aprovecha para escribir otro. Yo hago de preparador físico, aunque los medios son escasos. Creatividad, pues: pesas hechas con garrafas llenas de tierra y pegadas a dos palos de escoba con una sábana servirán. También hago de profesor de yoga, promotor de reciclaje, y sigo con la tesis sobre el deporte como herramienta de reinserción y tratamiento.

La preocupación es muy grande y constante. Lamentamos la pérdida de tantas vidas, y agradecemos mucho el trabajo de quien ayuda a afrontar la crisis: profesionales sanitarios, comerciantes y trabajadores del sector alimentario, limpieza, transporte, cultural, etc. Oriol en especial, a través de las llamadas semanales autorizadas, sigue con atención el día a día, consciente de que hay que tomar decisiones difíciles, habla con los 'consellers' y 'conselleres' que están al frente. Intentamos ayudar en todo lo posible desde aquí, y desde luego no generar ruido, ni hacer aún más complicada la situación.

Ha llovido unos cuantos días, salimos al patio y el verdor se hace presente en las grietas del cemento. La primavera también para nosotros. Pienso en el huerto que tenemos en casa, en la familia. En cómo es mirar el mundo a ras de suelo. Con Oriol debatimos sobre qué clase de momento histórico es este para nuestra sociedad, para Europa y el mundo. Si llevará a una mejor época, o a una peor. En el confinamiento se han aprendido muchas cosas, a trabajar de diferentes maneras, tener un ritmo diferente o apreciar un mundo más limpio. Pero también vemos una Europa dividida, y cómo los estados fracasan a la hora de dar perspectivas laborales adecuadas, seguridad social y un futuro ecológicamente sostenible.

Son reflexiones e ideas que he ido recopilando en un ensayo sobre la necesidad de volver a la idea de lo público, del bien común, y de ver la política como el espacio principal de representación democrática y de esfuerzo para la resolución de los problemas colectivos. Con Oriol hablamos de no olvidar que la razón de ser de un Estado es el bienestar de sus ciudadanos, y que esto significa debatir de renta básica universal, suministros esenciales garantizados, control de precios máximos de alquiler, democracia directa, voto electrónico, fortalecimiento de los servicios públicos, fiscalidad verde y nuevo modelo energético, nuevas formas de movilidad, entre otros.

Hace unos días un artículo en este medio se preguntaba dónde estaba Oriol. Pues aislado en una prisión, desde donde hacemos todo esto, intentar participar activamente, aportando propuestas y argumentos. Hacer política para construir sociedad cada día, desde la voluntad de involucrar a toda la ciudadanía en la prefiguración de su futuro. Pasado el pico de la crisis sanitaria, hemos podido hablar también a través de algunas entrevistas y artículos, desgraciadamente es el único medio en el que nos permiten expresarnos.