Los pactos poselectorales

'Black Sunday' en Andalucía: rebajas en la democracia

Un último intento se ve como posible pero debe contar con que Susana Díaz caiga en que el susanismo ha muerto

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zentauroepp46121207 graf569 sevilla 02 12 2018 la candidata del psoe a a la 181202234347 / EFE/ Julio Muñoz

Javier Aroca

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No, no lo hemos visto todo en política, si no esperen al día 27 de diciembre, fecha de composición del próximo Parlamento de Andalucía, el día previo a los Santos Inocentes, aunque en este caso, el pueblo, de inocente tiene poco. Es pronto, una lectura sosegada de los números nos dará mejores conclusiones, pero dejando aparte la concentración del voto a Vox Vox en municipios, barrios singulares, y su explicación, la propia singularidad de la abstención y merma del voto socialista apunta a una gigantesca moción de censura electoral a Susana Díaz.

Como dice un buen amigo, el gobierno socialista en el exilio, los sanchistas y damnificados de todo origen, le ha dado la espalda al susanismo. Brutal, de Bruto, carne de sus carnes, un electorado que se decía cautivo, pero dolido con el populismo personalista de la candidata, cansado de divisiones, perplejo y agotado con una manera de gobernar que usurpa la narración de la izquierda pero se acerca y coquetea con las maneras de siempre de la derecha andaluza. 36 años de gobierno, con sus aciertos y fracasos, han sembrado el campo, sin embargo, para que esto sea posible.

Con las urnas aún calientes, lo que ya se anunciaba como un arreglo difícil, me refiero a los pactos para un nuevo gobierno en Andalucía, se ve ahora como de extrema dificultad por sus consecuencias. Ya no es que se hable de bloqueo, no lo habrá, se habla de pactos para la hecatombe. Quisieron unas elecciones poco andaluzas, el efecto es unos pactos, a su vez, muy poco andaluces, es decir, mirando a Madrid, al Gobierno de Pedro Sánchez, tratando de debilitarlo para luego asaltarlo. Bien pensado, era el objetivo. Esta vez, como otras, no se trataba de Andalucía

Acuerdo PP-Cs

El primer indicio será la negociación para la mesa del Parlamento y su presidencia. Según informaciones interesadas, el acuerdo PP-Cs ya está hecho. La misma noche, hablaron los números uno; en estas horas, hablan los números dos. El necesario concurso de Vox se da por hecho y nada preocupa, ni las consecuencias de aparecer con un partido de extrema derecha ni sus exigencias. Olvido de la lista más votada, de la coalición de perdedores, del repudio a partidos no constitucionalistas. El blanqueo de la extrema derecha por parte de la prensa capitalina y sus delegaciones periféricas ya ha comenzado. Todo por la unidad de España, todo contra la deriva extremista de Podemos. Constitucionalismo de ocasión.

Un último intento se ve como posible pero debe contar con la entrada en razón de Susana Díaz, es decir, que caiga en que el susanismo ha muerto y con él, su propia trayectoria política. Se trataría de impedir el concurso institucional de Vox y de camino, salvar algo del PSOE, que no del susanismo, para empezar de nuevo en Andalucía. Ferraz lo ve con buenos ojos, es más, diría que hace ojitos.

El presidente sería de Ciudadanos, Juan Marín, con un Gobierno con participación socialista o no, con el voto de estos y la abstención de Adelante Andalucía, una izquierda perjudicada orgánicamente, además de electoralmente, pero, al menos, respirando en la uci; mientras, se cortocircuita a la extrema derecha. Tiempos de política de Estado, de humildad, de generosidad. Calienta la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.