LAS ELECCIONES ANDALUZAS

El PSOE enseña a Díaz la puerta de salida y rechaza un adelanto de las generales

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Juan Ruiz Sierra

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La dirección del PSOE empezó este lunes a digerir los resultados andaluces (14 diputados menos que en las anteriores elecciones, pese a quedar en primer lugar, y el muy probable fin de casi cuatro décadas de socialismo en la autonomía) con una mezcla de perplejidad ante el descalabro e imagen de fortaleza del Gobierno. Los mensajes fueron cuatro. El desenlace, con la derecha capaz de gobernar si se ponen de acuerdo el PP, Cs y Vox, no es extrapolable a unas generales. La irrupción del partido de extrema derecha puede servir para "polarizar" al electorado y mejorar las aspiraciones socialistas. La formación de Albert Rivera tiene que decidir si está dispuesto a ir de la mano de Vox. Y Susana Díaz, la gran perdedora de estos comicios, debe marcharse si no consigue, y no parece que lo vaya a conseguir, la investidura.

Este último mensaje es el más problemático para la vida interna del PSOE. Fuentes de su dirección ya señalaron la noche del domingo la posibilidad de que la presidenta en funciones de la Junta se retirara. Pero este lunes, José Luis Ábalos, secretario de Organización del partido, ministro de Fomento y uno de los colaboradores más cercanos de Pedro Sánchez, le enseñó la puerta de salida de forma más clara. "Nosotros sabemos lo que tenemos que hacer siempre. Nuestro papel está subordinado al éxito de nuestro proyecto político", dijo Ábalos, que también defendió la "necesaria regeneración y renovación" del socialismo "en Andalucía".

Pero Díaz, con un largo historial de conflictos con el jefe del Ejecutivo, no da por el momento ninguna muestra de querer marcharse. "Si hubiera perdido las elecciones, me habría ido. Pero he ganado", señaló, informa Julia Camacho. Sus dirigentes de más confianza argumentaron que si Díaz tenía que dimitir, con mucha más razón debería haberlo hecho Sánchez tras lograr 84 diputados en las últimas generales, muy por detrás del PP. "¿Cómo es posible que se pida la dimisión de quien gana unas elecciones y no se pidan responsabilidades a quien las pierde? ¿Doble vara de medir? El mundo al revés", escribió en Twitter la secretaria general del PSOE de Sevilla, Verónica Pérez.   

Todo parece dirigirse a un nuevo encontronazo entre la dirección socialista y la federación andaluza, pero el equipo del jefe del Ejecutivo considera que esta vez tienen las de ganar. Sánchez llegó al Gobierno, mientras Díaz lleva camino de convertirse en la dirigente con la que el PSOE perdió su principal bastión, señalan los colaboradores del presidente. Incluso varios de los líderes territoriales que la apoyaron en las primarias, continúan, también creen que debe dar un paso atrás. Y la responsabilidad del mal resultado, concluyen, es sobre todo suya, al diseñar una campaña "plana". El proceso será "largo y doloroso", anticipan en la dirección socialista, pero concluirá con la salida de Díaz. El nombre de María Jesús Montero, ministra de Hacienda, ya suena como posible recambio.

Planes inalterados

El Gobierno, en todo caso, seguirá como hasta ahora, intentando sacar adelante sus iniciativas sociales. Con más motivo debido a la llegada de Vox, que logró 12 diputados. "El voto a Vox expresa el descontento. Tenemos que desarrollar con más decisión políticas para los más afectados por la crisis. Esto es un gran incentivo para intensificar nuestra acción de Gobierno", explicó Ábalos. Así que el adelanto de las generales a marzo queda de momento descartado. La intención de Sánchez continúa siendo alargar la legislatura.

Los resultados andaluces, según la dirección socialista, no son trasladables a toda España. Primero, porque "Pedro no es Susana", dicen en la ejecutiva, donde la conclusión es que Sánchez es mucho mejor cartel electoral que Díaz. Después, porque el socialismo andaluz lleva 36 años en el poder, mientras que el PSOE tiene en todo el territorio una imagen "mucho más nueva". Y también porque la participación en estas autonómicas fue muy escasa, de poco más de un 58%, algo que siempre perjudica a los socialistas, que ahora creen que la llegada de Vox, y el miedo a que tenga una presencia importante en las instituciones, servirá de imán para su electorado, con Podemos en horas bajas y Ciudadanos "coqueteando" con la extrema derecha.