California desvanecida

Es innegable relacionar el asesinato múltiple de la Garrotxa con la crisis. No es preciso añadir que nada justifica un acto similar, pero también es cierto que, más allá de la probable locura íntima, hay unos motivos concretos que han llevado al llamado 3P por la senda de la criminalidad. Cuando la desesperación personal, intransferible, entra en escena, todas las disertaciones sobre el bajón económico, los mecanismos complicados de la bolsa y la especulación, dejan de ser una cuestión numérica y se traducen al lenguaje tenebroso de las uvas de la ira. No hay futuro para los que tienen que recorrer el país de Steinbeck, de campamento en campamento, de tragedia en tragedia. He pensado en la novela de la familia Joad a raíz de este episodio que hiela el corazón. En las víctimas, por supuesto. También en el asesino, más allá de las anécdotas que lo dibujan como un ser marginal. En los empleados de banco que están ahora en primera línea de fuego, sin disponer de soluciones para ofrecer un poco de luz. Hace poco, uno de ellos me contaba que un cliente que no podía saldar sus deudas le anunció que se suicidaría. Lo dijo con la tranquilidad de quien ya lo tiene asumido. No sé qué hizo al final. Pienso en él. En todos los que han recibido un golpe, sea cual sea. También en la familia de 3P, que tendrá que arrastrar un lastre con el que no contaba. Pienso en aquella California que se desvanece a medida que vas llegando a ella.