Canelé: el dulce francés que lo petará en Barcelona

Los profetas gastro hace tiempo que lo ven sus bolas de cristal: el canelé está a un tris de ponerse de moda, aseguran. A mi modo de ver, todavía le queda trecho por recorrer para alcanzar el estatus de otros dulces estrella, pero bien cierto es que su presencia se ha multiplicado en Barcelona y se nota cierta agitación en las redes.

Pocos bocados pueden compararse a este dulce típico de Burdeos, ciudad en la que, por cierto, existe la cofradía del canelé. El canelé es un apetitoso y pequeño bizcocho que se prepara en moldes de cobre acanalados, de ahí su peculiar forma. Desprende efluvios de ron y vanilla. Su corteza caramelizada protege un interior mullido, tierno y sumamente placentero. Huevos, harina, mantequilla, azúcar y cera de abeja (para el molde) completan la alineación de un capricho supremo. Todo lo que tiene de larga su concienzuda preparación, lo tiene de fugaz su disfrute. Dos bocados y se acabó. 

Barcelona-Burdeos

En Barcelona se pueden encontrar canelés de gran calidad. La derecha del Eixample, por ejemplo, es zona de mucha actividad. La panadería Pan a Mà (Casp, 39) factura unas piezas pequeñas tan sabrosas y gratificantes, que las devorarás a pares. Solo las venden el miércoles y duran un suspiro en la vitrina. Justo al lado, la cafetería de especialidad Onia (Casp, 41) juega con un canelé artesanal de generosas dimensiones que tiene muchos adeptos en barrio. Y no muy lejos de allí, la iglesia de la filosofía ‘bean to bar’, Lot Roasters (Bailén, 43), esconde entre sus maravillosos caprichos unos canelés de campeonato que harían llorar al alcalde de Burdeos. 

Desconozco qué le falta al canelé para desbancar a otros dulces de moda. Supongo que hasta que algún influencer gastro no lo saque en sus vídeos de Tiktok no despegará. Lo único que sé es que morir sin haber introducido uno en tu organismo sería desperdiciar una vida. 

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