Aniversario

Un año sin Espinàs (pero con sus libros)

Una reedición y un libro que redescubre al escritor desde la óptica de las generaciones a las que solo les sonaba de oídas conmemoran el aniversario de la muerte de Josep Maria Espinàs

MULTIMEDIA | Josep Maria Espinàs. La vida desde una columna

Josep Maria Espinàs, el observador discreto

Josep Maria Espinàs

Josep Maria Espinàs / SANTIAGO BARTOLOMÉ

Ernest Alós

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El 23 de noviembre de 2019, Josep Maria Espinàs vio impresa su última columna, en este diario, justo 70 años después de la publicación de su primer artículo en ‘El Correo Catalán’, y después de 43 años de columnismo cotidiano (primero en el ‘Avui’ y los últimos 20 años, en EL PERIÓDICO, primero diariamente, luego de forma cada vez más espaciada). Allí empezó un largo adiós (que había empezao ese mismo año con el golpe de la muerte de su hija Olga) que acabó el 5 de febrero de 2023, cuando falleció a los 95 años.

Ese día lo recordamos en estas páginas como el “observador discreto” que explicaba “la vida desde una columna” y recordamos cada una de sus facetas (novelista, voluntario esforzado de la Nova Cançó, campositor del ‘Cant del Barça’, columnista, entrevistador televisivo, escritor de viajes de radio corto, autor de múltiples libros de enfoque memorialístico…)

También ese 5 de febrero a un periodista joven al que Espinàs le sonaba de oídas le pidieron que escribiera el obituario del escritor. Pep Antoni Roig rechazó el encargo (“para la gente de mi edad, Espinàs era un nombre asociado a un mundo analógico, casi como una reliquia lejana nada presente en el mundo digital”) pero acabó por descubrirlo (como un elemento asociado a su infancia, pero también como un modelo de escritura a seguir), y lo siguió haciendo durante meses, en un itinerario que se ha convertido en un libro, ‘L’aire de les coses. L’Espinàs que va néixer el dia que va morir’ (Ara Llibres) cuya presentación será el eje del acto de homenaje que dedicará el Govern al escritor esta tarde en el Palau de la Generalitat.

El editor de Ara Llibre, Joan Carles Girbés, explica que el objetivo fundamental de este libro es “ser una ventana abierta para invitar a la gente a conocer la obra de Espinàs”. En su opinión, “tenemos un gran personaje de la cultura catalana que no valoramos en toda su amplitud, con una obra destrás de cuya simplicidad había mucha profundidad de pensamiento y voluntad normalizadora en muchos ámbitos; ver cómo estábamos hace 30, 40 o 50 años cuando gente como él estaban abriendo puertas y espacios y cómo estamos ahora es bastante clarificador”. Es una cosa que le preocupa, a Girbés: “que sepamos valorar lo que tenemos, que reconozcamos a nuestros referentes, que las cosas vienen de algún sitio y dce gente que mantuvo la llama encendida”.

La cita inicial del libro de Roig sintetiza en pocas líneas el ‘método de Espinàs de observación y escritura’ (irónico y ligero): “No tengo ‘técnica de inspiración’. Dejo, sencillamente, que el aire de las cosas entre en mí’. Y hablando de cosas, junto con el libro de Roig, coincide con el aniversario del fallecimiento de Espinàs la reedición en la editorial Proa de ‘Els nostres objectes de cada dia’ (1981), inédito desde hace años. Una práctica de “observación curiosa de la realidad -de las pequeñas realidades cotidianas, que son las más vivas-, un ejercicio poco pretencioso de reflexión y una mezcla discreta de emoción e ironía”. Espinàs coleccionó una serie de objetos tan banales como las agujas de tender la ropa (que él solo decía haber tocado cuando “ayudaba” a su mujer a recoger en caso de chubasco repentino), el pañuelo (cuando los de papel eran una novedad), el teléfono (cuando denunciaba el autoritarismo del objeto que nos obligaba a acudir a un lugar con sus timbrazos) o "la màquina de retratar" cuando aún se llamaba 'la màquina de retratar". El libro nos recuerda qué significado tenían esos objetos hace cuatro décadas: así que se ha reeditado el texto original, no la actualización con nuevos objetos que han dejado de ser novedades que Espinàs añadió para la adaptación radiofónica por pequeños capítulos del libro, que se quedaron pendientes de una reedición actualizada que al final no llegó a la imprenta.

Poco movimiento, estas dos novedades, en este año. Aunque, como recuerda Joan Riambau, el actual editor de La Campana (la editorial de Espinàs en muchos sentidos) tras su integración en Penguin Random House y la retirada de Isabel Martí, en el último año, y justo antes, aún en vida del autor, se reeditaron algunos títulos esenciales, como los tres primeros viajes a pie, ‘El meu ofici’ y ‘Una vida articulada’, la antología de cuatro décadas de columnismo primero diario y después casi diario que debía ser la herencia de su oficio.

“Hay más de 40 títulos de Espinàs vivos, distribuidos y con ‘stock’ para reposiciones. Mantenemos viva la obra que hay en La Campana, aunque con una obra tan extensa es difícil hacerlo con todo. Pero lo más importante de la obra de un autor es que una vez ya no está aquí, los joves lo reivindiquen”, explica Riambau. Pero quizás, a pesar del libro de Roig, aún no ha llegado ese momento. Como otros tantos autores quepueden llegar a tener momentos de revalorización tras haber sido minusvalorados: le sucedió a Pla y le sucedió a Sagarra. “El tiempo dirá si llega la recuperación del Espinàs periodista, o la del Espinàs novelista, o la del Espinàs viajero”, concluye Riambau.