Entrevista

Sandra Hüller, la actriz que está a un paso de hacer historia en los Oscar: "Tenemos la obligación de seguir recordando lo que pasó en el Holocausto”

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La actriz alemana Sandra Hüller posa en los Globos de Oro, el 7 de enero  de 2024

La actriz alemana Sandra Hüller posa en los Globos de Oro, el 7 de enero de 2024 / Allison Dinner / EFE

Nando Salvà

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Sandra Hüller está a un paso de hacer historia en Hollywood. Cuando la semana que viene se anuncien las nominaciones a los Oscar, la alemana podría convertirse en la primera actriz de la historia en ser candidata a dos estatuillas en un mismo año por sendas películas de habla no inglesa.

En ‘Anatomía de una caída’ -ganadora de la Palma de Oro en la pasada edición del Festival de Cannes-, Hüller se muestra a la vez gélida y vulnerable dando vida a una escritora acusada de asesinar a su marido; en ‘La zona de interés’ -que también triunfó en el certamen francés al hacerse con el Gran Premio Especial del Jurado-, reflexiona sobre la complicidad colectiva en la piel de Hedwig Höss, esposa de quien fue uno de los comandantes del campo de exterminio de Auschwitz, el comandante de las SS Rudolf Höss. Dirigida por el británico Jonathan Glazer, la devastadora película llega esta semana a los cines españoles.

Hüller confiesa que tuvo muchas dudas antes de aceptar el papel. “En el pasado siempre me negué a interpretar a nazis, porque meterse en la piel de un personaje naturalmente implica dotarlo de emociones, humanizarlo; y eso es algo que los nazis no merecen”, explica a este diario a través de Zoom. “Pero comprendí que, precisamente, es importante poner un rostro humano a la inhumanidad, que tenemos la obligación de seguir recordando lo que pasó en el Holocausto”. Mientras se preparaba para el rodaje, se aseguró de no dotar a Hedwig Höss de aptitud alguna para generar empatía. “Decidí usar mi poder como actriz para privarla de toda capacidad para sentir amor, o alegría, o tristeza, y me negué a meterme en su mente”.

En la película su personaje vive una vida idílica, en la casa ideal, junto a su hombre y sus hijos: cuida con esmero del jardín, ejerce de anfitriona perfecta de sus invitados, organiza fiestas de cumpleaños para los niños y celebra picnics familiares a orillas del lago. Y se mantiene perfectamente ajena a lo que sucede justo al otro lado del muro de su mansión, donde miles y miles de personas son gaseadas y quemadas. “Esta es la vida con la que siempre hemos soñado", comenta a su esposo en una ocasión.

Por supuesto sabe lo que sucede al otro lado; de hecho, a veces viste la ropa confiscada a las prisioneras, y abona sus flores con cenizas de crematorio. “En general, lo primero que necesito a la hora de dar vida a otra mujer es entenderla; pero, en este caso me resultó imposible”, recuerda Hüller. “¿Cómo puede alguien acabar creando una vida familiar junto a Auschwitz? Sin duda no fue un accidente, fue una elección. ¿Puede alguien así sentir verdadero amor por sus hijos, o su madre, o su perro? Opino que no, no es posible amar a una parte de la humanidad y desear la muerte de otra parte”.

Set a las afueras de Auschwitz

La película se filmó en un set construido justo afuera del verdadero campo de Auschwitz; la casa donde vivió la familia Höss sigue en pie, pero Glazer y su equipo decidieron construir una réplica. El rodaje se llevó acabo con varias cámaras escondidas estratégicamente en diferentes puntos del edificio, de manera que los actores a menudo no sabían cuándo estaban siendo filmados. “Eso infundió en nosotros la sensación de que estar sometidos a una vigilancia permanente, o siendo juzgados en todo momento”, explica Hüller. “Entiendo perfectamente la apuesta formal de la película: se trata de eliminar de los planos todo indicio de calidez o subjetividad, y de someter a los Höss a una mirada tan inhumana como la suya propia”.

Antes de comenzar el rodaje, los miembros del equipo visitaron Auschwitz. Pasearon por estancias que en su día fueron cuarteles y crematorios, y contemplaron vitrinas que contenían montones de material confiscado por los nazis, como zapatos, gafas y prótesis corporales. “Quizás de manera ingenua, yo había pensado que recorrer aquel lugar me proporcionaría alguna respuesta acerca de aquella barbarie”, recuerda la actriz. “Pero no, todo lo contrario. Solo aumentó el desconcierto y la incomprensión”. Pero hay algo que su trabajo en ‘La zona de interés’, reconoce, sí le ayudó a entender: que la distancia que separa a cualquiera de nosotros de la familia Höss no es tan grande. “Mirar hacia otro lado nos resulta muy fácil, y muy conveniente. Cerrar los ojos frente a lo que sucede en zonas de guerra o en las fronteras europeas es parte de lo que nos proporciona una vida cómoda y tranquila”.

Furor internacional

No es la primera vez que el talento interpretativo de Hüller causa auténtico furor a nivel internacional. A lo largo de los casi 20 años que lleva haciendo cine, se ha encontrado en una ocasión similar en varias ocasiones previas. Le sucedió con su primera película, ‘Réquiem’ (2006), en la que encarnó a una joven epiléptica destruida por el fanatismo religioso y la ignorancia de su entorno y por la que obtuvo el premio a la Mejor Actriz en la Berlinale; y le pasó de forma mucho más aparatosa una década después gracias a ‘Toni Erdmann’ (2016), sobre una empresaria ambiciosa y permanentemente tensa que mantiene una relación complicada con su padre; durante un instante pareció que la repercusión lograda en todo el mundo por aquella incomparable comedia, en buena medida gracias a su trabajo en ella, iba señalarle el camino a la conquista de Hollywood. “Recibí varias ofertas pero, al final, todo aquel impulso no resultó en nada concreto”.  

A cambio, Hüller se vio inmersa en algo parecido a una crisis creativa. “Me sentí confusa. Todo el mundo a mi alrededor se comportaba como si ‘Toni Erdmann’ fuera el punto más alto posible de mi carrera, como si después de aquella película no me quedara más opción que ir cuesta abajo. Me costó un tiempo volver a centrarme”. Probablemente a causa de aquella experiencia, ha sido capaz de afrontar todo el entusiasmo y el ruido mediático de los que se ha visto envuelta desde que ’Anatomía de una caída’ y ‘La zona de interés’ se presentaron en Cannes con mucha más serenidad y saludable distancia. “Lo que está sucediendo estos meses es hermoso pero también muy agotador, y ante todo es trabajo. Me siento feliz por el reconocimiento obtenido, y no necesito nada más. Estoy lista para seguir con mi vida”.