Rojuu, el tenebroso mundo de fantasía de un 'chaval del Renacimiento': "Dibujar es encerrarte, sacrificar tu entorno, y a mí me mola"

Rojuu (Roc Jou) es uno de los talentos más profundos de su generación. Profundo por su gran capacidad de crear, también por cómo ahonda en sus emociones, sobre todo en las más tenebrosas, con unos brillantes 21 años. Y siempre haciendo lo que le ha dado la gana, con ese impulso personal y efectivo, como cuando era Roctopus y hacía vídeos en Youtube narrados con una exagerada y cambiante voz adolescente, chillona, sobre ese engendro maravilloso llamado trap.

Rojuu es un artista singular, lo sigue siendo aunque cumpla años, pues esa etiqueta de 'promesa' apoyada en su sorprendente precocidad -publicó su debut, 'Cotard Delusion', y su confirmación, 'Bad trip camp', ambos con 15 años- está superada con un lustro ya de carrera. Canciones con sello de genialidad a menudo, surgidas de un batiburrillo de muchas cosas, como la intensidad juvenil y esos sentimientos oscuros, ese carácter 'emo' evidente, la afición por la cultura japonesa y por crear libremente. "La tristeza, la melancolía, la nostalgia, son sentimientos en los que es muy fácil nadar. Yo me lo imagino como lagos, mares, sitios con mucha calma en los que puedes crear. Es mucho más fácil que con la ira. En vez de en un lago, estás en un cactus. Y la alegría es tan 'guay', que no la tienes que pasar en modo ermitaño, es jauja, ir con tu perra y jugar con ella", describe el artista barcelonés en una entrevista con este diario.

Un nuevo método

Si a principios de 2022 hacía su álbum más luminoso y, seguramente, el más digerible para el gran público, 'Kor kor lake' (Sonido Muchacho), meses después, golpe de volante: 'Starina' (autoeditado), endemoniada 'rave' grabada en casa. "Siempre he ido haciendo [trabajos] antónimos", expone Rojuu. El barcelonés, en esa pulsión suya a la hora de crear, presenta ahora el que es ya su octavo largo, 'Los sueños de Nube'. Aunque no termina aquí, pues es un disco que va acompañado de un cómic de más de 230 páginas dibujado y creado por él en paralelo -"narrativamente [el libro] llevaba la bandera"- a las 25 canciones que componen el trabajo multimedia. Un hombre del Renacimiento en 2024, ¿por qué no?

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"Es una metodología muy diferente, al hacer música estás con gente, es un poco como un extraescolar. En cambio, dibujar es encerrarte, estar sin estímulos. Tienes que sacrificar tu entorno, y a mí me mola", comenta. En lo musical, Rojuu demuestra una vez más la capacidad de jugar en el campo correcto y que, cuando se acerca al pop, sabe mejorar la fórmula. Ah, y también destacable es la presencia de unos versos de Camela, uno de sus grupos referentes.

En su lanzamiento, Rojuu pedía "calma" y "precaución" para digerirlo. "Al ser un proyecto de dos medios distintos, es un alienígena en el panorama actual. Y la antítesis al mundo moderno en el que vivimos, al no poder consumir una cosa si no la tenemos [físicamente]". Hasta ahora sus proyectos estaban repletos de episodios personales "pero muy adolescentes", y el ejercicio de ficción de 'Los sueños de Nube' le ha permitido "soñar sobre quien no eres, quien quieres ser". "Me ha permitido hacer letras que nunca había podido hacer porque tengo un contexto que tiene sentido dentro de una obra", zanja.

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Un aspecto interesante del disco es cómo ha logrado que las colaboraciones (Sticky M.A., La Élite, Saramalacara, Mda, Julieta...) entren en ese mundo imaginario que protagoniza, por cierto, un personaje llamado Nube que va en la búsqueda de un "extraño ser" llamado Cuentacuentos. "Yo iba haciendo los personajes... E iba viendo quien me molaba que hiciese determinado personaje y me ponía en contacto. A todos les pasaba solo su parte del cómic. El proceso de implicación me ha parecido muy bonito".

El 'mood' ermitaño

La portada del mencionado 'Bad trip camp' ya era una ilustración suya, la afición por dibujar no es nueva, pero era algo que había ido dejando un poco de lado porque "vino lo de cantar, la jauja...". Hasta que un día dijo: "He hecho siete álbums, cero cómics. En un proceso soy superresolutivo y en el otro, cero. ¿Qué pasa si los mezclo? Me faltaba el sacrificio, el estar encerrado, sacrificar vida social...", expone. Y en un sitio "sin los estímulos de Barcelona y Madrid", en Galicia, donde vive, "en un 'mood' ermitaño'", encontró el contexto para crear 'Los sueños de Nube'.

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Rojuu, cuenta, creció en un entorno que fue clave para potenciar aquello que evidentemente tenía dentro, eso que explotó ya de adolescente y ahora en la confección de historietas: es hijo de la directora y profesora de interpretación Laura Jou (acaba de presentar el filme 'Caída libre' en el BCN Film Fest) y del dramaturgo Iván Morales (director de la maravillosa adaptación teatral de 'El día del Watusi', de Francisco Casavella). "Todos los niños cuando nacen tienen creatividad para desarrollar. Un niño juega con su cabeza, le das colores y pinta. Después es cómo esta creatividad se moldee, y en eso es muy interesante las figuras paternas, hermanos... A mí me han puesto pelis, siempre había música sonando, cómics siempre presentes... De pequeño inventaba universos", expone.

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'No' a las editoriales

Muchas (y grandes) editoriales llamaron a Rojuu para publicar este trabajo -finalmente autoeditado-, incluso antes de que este estuviera en su mente. Dijo 'no'. "Habían visto que sé dibujar, que había un filón más allá del típico 'influencer' que hace un libro. Es un poco perezón, aunque no lo descarto [publicar en una editorial]. A mí, personalmente, no me renta. Al tener un nombre en la música tengo una plataforma personal lo suficientemente grande como para poder comercializarlo", cuenta el artista, que también trabaja sin comprometerse con ningún sello en la música. "Ahora lo que quiero sacar quiero que tenga formato artesanal, de dibujo, y que la gente pueda tener ambos proyectos y se lo coman con el cariño con el que lo trabajo yo".

Empezó y continúa haciendo lo que le da la gana, y le ha ido más que bien. ¿Se lo imaginaba? "Cuando empecé, el panorama musical era como Tokio en los 50, y ahora es el Tokio actual. Todo ha sido un patio, estar en mi onda, divertirme... Hubo un momento en el que me agobié con todo, la fama, ver qué poderes tiene, cómo trabajar tu ego, ¡el de los demás! Siempre me lo he tomado como 'ja ja', ahora soy más adulto, tengo 21 años, el Tokio es el actual, hay rascacielos por todos lados, Rosalía, C. Tangana, Bad Gyal... Hay un engranaje que no depende de discográficas, han abierto puertas a mucha gente y ahora mismo quien sale tiene una ambición que no teníamos en mi época. Yo estoy muy bien, me siento en mi liga con el cómic-álbum".