CRÍTICA DE LIBROS

Crítica de 'Consum preferent', de Andrea Genovart: la náusea del siglo XXI en una Barcelona descompuesta

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Andrea Genovart, antes de la entrevista con EL PERIÓDICO, el pasado 21 de abril

Andrea Genovart, antes de la entrevista con EL PERIÓDICO, el pasado 21 de abril / Ferran Nadeu

Valèria Gaillard

Valèria Gaillard

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Ganadora del último Premi Llibres Anagrama de Novel•la, 'Consum preferent', es la obra debut de Andrea Genovart (Barcelona, 1993), un libro que ha generado polémica por el modelo lingüístico que adopta: un catalán atravesado por el castellano, básicamente proverbios que puntean toda la narración. En un contexto de grave preocupación por el futuro del catalán, acorralado en un proceso de substitución lingüística atizado por las redes sociales, propuestas literarias como esta —o hace pocos años la de Guillem Sala, 'El càstig'— afilan las garras de aquellos que quieren proteger —y con razón— la literatura catalana y consideran que esta presencia de castellanismos desvirtúa la producción catalana, sin aceptar el argumento de que quizás el autor tenga un afán realista , o simplemente quiera jugar —sobre todo cuando el autor es bilingüe— con las lenguas. Situaciones como esta llevan a plantear una serie de preguntas al respecto: ¿Hay que juzgar un libro desde la ideología? ¿Dónde queda en ese caso la libertad creativa del escritor? Pero también ¿cuál es la responsabilidad del escritor respecto a su lengua? Isabel Monzó, en una entrevista publicada hace unos meses en El Periódico, apuntaba la pérdida de conciencia de los escritores jóvenes respecto a la necesidad de proteger una literatura fragilizada por culpa de una situación política anómala.

Es cierto que no tiene ningún sentido escribir en catalán un libro cuya voz en realidad es la castellana, y en realidad resulta mucho más nocivo para la lengua publicar libros en catalán con una sintaxis castellanizada. ¿Es este el caso de 'Consum preferent'? Nos encontramos con una narradora que nos cuenta desde una focalización interna cómo sobrevive en una sociedad de consumo. El punto de partida, muy sartriano, es la náusea que experimenta después de haber consumido salmón caducado (comprado en un supermercado 'low cost') y el vómito que le sigue. Alba es una joven diseñadora con una peculiaridad física: tiene una mancha-lunar en la cara. Es una especie de antiheroina de la contemporaneidad. Amistad —cuestionable—, pareja —volátil—, trabajo —precario—, familia —opresiva—, todos los ámbitos de la vida son tratados con una mirada desencantada que ya no es ni cínica, sino de perplejidad asumida o de derrota. El registro es totalmente oral, de ahí que el uso de proverbios castellanos en el fluir de la narración tengan un sentido y encuentran un eco en el uso constante también de anglicismos y hasta galicismos. Así pues, si bien es cierto que al principio de la novela molesta esta intrusión lingüística castellana, rápidamente se entiende que forma parte de una apuesta atrevida para intensificar la verosimilitud del personaje, que se define también por su idiolecto. Las marcas de coloquialismo son múltiples —"quin pal", "joder", "hòstia puta", "al cent per cent", "feeling", "sí, tía"— y ahí todas las lenguas se mezclan. De hecho, Genovart presenta una disolución en toda regla y esta disolución también pasa por el lenguaje, una especie de popurrí vomitivo. También hay una sintaxis específica de la oralidad que se materializa con proposiciones sin sintagma nominal que aceleran la frase, como por ejemplo: "però en deu anys si jo polze a l'aire la Berta en cap moment botifarra". 

La voz vigorosa de la protagonista —"dona, de classe baixa i nació oprimida" en un guiño a Marçal—  es capaz de expresar de forma novedosa las contradicciones de una generación votante de Colau, criada con el imperativo de la solidaridad, pero que se ve atrapada en el engranaje de la sociedad de la explotación incapaz de reaccionar. La escena del encuentro entre Alba y sus amigos con un subsahariano cuando van a comprar cervezas en un "pakis" es representativa: "Ningú vol ser, en públic, una persona blanca". Tras muchos intentos de hacer un retrato de Barcelona, el de Genovart merecerá un capítulo aparte con esta novela que, en realidad, está enriqueciendo las Letras Catalanas, que han de ser capaces, para sobrevivir, de incorporar en su seno todo tipo de propuestas, incluso mestizas como esta.