Quemar después de leer

Los Bram Stoker y el miedo al futuro inexplicable, por Laura Fernández

Cada año, la StokerCon, una convención de amantes del terror, acoge la entrega de los premios que llevan el nombre del autor de 'Drácula', y que son una buena muestra de hacia dónde se dirige el género y, en consecuencia, de aquello que se teme en el presente, y sí, el desamparo (social) y la incertidumbre están ahí

Algunas revelaciones sobre el creador de Drácula

A Lovecraft, con amor

Foto laura

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Laura Fernández

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La Asociación de Escritores de Terror de Estados Unidos, la Horror Writers Association, distingue anualmente con un premio a la mejor novela del año, terroríficamente hablando, claro. El premio en cuestión se llama Bram Stoker en honor al autor de Drácula. Tienen un Bram Stoker Chuck Palahniuk, Joyce Carol Oates, Jack Ketchum, Dean Koontz, Neil Gaiman y, por supuesto, Stephen King. El premio se entrega desde 1987. Y se puede ganar por una novela, una colección de cuentos, un guión, y hasta por trayectoria. Hay distintas categorías. Se falla a mediados de junio —sí, acaba de fallarse— durante la StokerCon en Pittsburgh, Pennsylvania, y, como todo premio a obra publicada, es un buen indicador de hacia dónde se dirige lo premiado, en este caso, la literatura de terror.

Lo que da miedo este año tiene un carácter marcadamente inexplicable. Para empezar, Cassandra Khaw, y su purísimo 'new weird' capaz de invocar, a la vez, a Douglas Adams y H. P. Lovecraft, se llevaron la estatuilla por su primera colección de cuentos, 'Breakable Things', algo así como 'Cosas rompibles'. Khaw tiene 38 años y escribe videojuegos y juegos de mesa. Nació en Malasia. En 2019 estuvo en Barcelona porque Mai Més publicó su fascinante 'Persons non grata'. Charlé con ella en público y luego fuimos a cenar y hablamos de su detective, John Persons, un alma antigua que resuelve casos relacionados con monstruos, y todo aquello inexplicablemente maligno —y cósmico— que enturbia el mundo aparentemente no mágico en el que vivimos.

El caso de Gabino Iglesias es distinto. Gabino Iglesias es el ganador en la categoría principal, la de mejor novela. Iglesias es de Puerto Rico, pero vive en Austin, Texas, y, como el protagonista de 'The Devil Takes You Home', la novela ganadora —nominada también al Shirley Jackson—, perdió su trabajo en infinidad de ocasiones. La desesperación de Mario, su protagonista, está inspirada en el miedo a perderlo todo con el que se vive en el siempre salvaje no únicamente Oeste de los Estados Unidos. El empleo macabro que Mario acepta después de perder a su hija, a su mujer, su trabajo y su seguro médico —no en este orden— aterra, sobre todo, por aquello en lo que el propio Mario puede llegar a convertirse. ¿No está el sistema temiéndose a sí mismo?

¿Temía Bram Stoker al sistema en su momento? Como relata Mariana Enríquez en uno de los textos reunidos en 'El otro lado' (Anagrama), Stoker ni siquiera parecía un escritor de terror, en el sentido de que estaba demasiado dentro del sistema. El escritor murió, por cierto, cinco días después de que se hundiese el Titanic, el 20 de abril de 1912. Tenía 65 años y una aún poblada barba. El autor de 'Drácula' había sido nada menos que representante de actores. Actores de teatro. Jamás dejó de ejercer. Primero fue crítico. Y un muy buen crítico. Extremadamente bien reconocido. Se hizo amigo del actor Henry Irving después de hacerle una excelente crítica por su 'Hamlet'. Su vida era una vida ajetreada, y él era un tipo en exceso extrovertido y nada oscuro.

Y sin embargo, se obsesionó, como lector, con las novelas de Emily Gerard, y decidió que podía tratar de seguir sus pasos. Gerard, una aristócrata escocesa, que lo mismo era amiga de una princesa europea que de Mark Twain, pasó más tiempo de la cuenta en Transilvania, por culpa de su marido, y su obra —publicaba relatos en 'Blackwood’s Magazine', y novelas, y también ensayos— se vio influida por la infinidad de leyendas del lugar. Escribió libros sobre las supersticiones de Transilvania en los que habló ampliamente del concepto nosferatu —fue la primera en utilizar la palabra—, el primitivo vampiro, y lo hizo mezclando de tal forma realidad y ficción que hasta eligió por Stoker el estilo de su futura obra magna.

Se rumorea que, durante la época en la que escribió 'Drácula', Stoker formó parte de la Golden Dawn, una orden mágica ocultista, entre cuyos miembros figuraban famosos escritores de la época. Pero son sólo rumores. Y sin embargo, lo interesante del momento es la necesidad de creer en que todo, cualquier cosa, podía ser cierta. Que existía Otro Mundo, y convivía con el nuestro, y era terrible, pero también deseable. Hace demasiado que el género no aspira a algo parecido. Se diría que porque la irrealidad, de alguna forma, se ha impuesto, y está desdibujándolo todo. Pero la puerta sigue abierta. Lo sigue, al menos, en las estatuillas de los Stoker, réplicas diminutas de la mansión del Conde, con la puerta inevitable y afortunadamente aún abierta.

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