Festival de Verano de Barcelona

Nathan Paulin, el hombre pájaro

Música coral, riesgo y pulsaciones a tope en una inauguración pasada por agua en el Grec

Una trilogía catalano-argentina anima la oferta del Grec

Nathan Paulin

Nathan Paulin / EPC

Marta Cervera

Marta Cervera

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Camina por los aires acostumbrado al vacío, como si fuera su hábitat. Para el funambulista francés Nathan Paulin (Le Reposoir, Haute-Savoie, 1994), un crack del slackline, no hay mejor desafío que el de atravesar el vacío ya sea en ciudades, volcanes o valles desde las alturas. "Esta es una disciplina de concentración y fuerza mental", comenta contento de actuar por primera vez en Barcelona este especialista que descubrió su pasión a los 17 años.

Este domingo, a partir de las 20.00 horas, cruzará por los aires a unos 70 metros de altura la distancia que separan el edificio de Telefónica y la Torre Generali. Son 350 metros, 700 en total porque hará el recorrido de ida y de vuelta. El acto conmemorará el 200 aniversario del Paseo de Gràcia. "Los responsables del festival han buscado el lugar. Mi trabajo ha sido estudiar dónde era posible agarrarar la cinta y la parte técnica del proyecto", explica Paulin vía telefónica. Su equipo de cinco personas se ha sumado a otro de 10 en Barcelona. "Lo más complicado no es lo que yo hago sino obtener los permisos, algo que te saca mucho tiempo y energía", confiesa.

Debut en España

"La particularidad de esta acción, la primera que hago en España, es que habrá sonido en la calle. La gente escuchará música de Jean-Baptiste Julien, bastante contemplativa pero también mi testimonio que un actor ha grabado en catalán". Y añade: "Al difundir mis pensamientos se crea una intimidad entre el espectador y yo. Así, aunque me ven lejos me sienten cerca".

Paulin ha batido numerosos récords. En 2016 recorrió 1020 metros de largo a 600 metros de altura en los Alpes de la Alta Provenza. Y la primera vez que plantó su correa entre la Tour Eiffel y la plaza Trocadéro fue en 2017 y pulverizó el récord de urbano de distancia en la cuerda floja que entonces estaba en 670 metros. Otra de sus hazañas récord fue en el Mont-Saint Michel: 2.240 metros.

"Lo que me cautiva de caminar sobre una cuerda es la concentración que exige. Es como meditar"

"La cinta que utilizo tiene 2 cm de ancho", explica este hombre pájaro amante de la libertad y los espacios abiertos. Por motivos de seguridad, va con dos correas unidas entre sí. Si una se rompe, la segunda permanece. Todo el aspecto de seguridad está controlado. Va atado. En caso de caída puede volver a subir a la cinta.

A diferencia del famoso funambulista francés, Philippe Petit, que logró de manera ilegal caminar sobre un alambre tendido entre las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York el 7 de agosto de 1974 -su hazaña quedó plasmada en el premiado documental 'Man on wire'- Paulin dice: "Yo siempre pido permisos. Nunca he hecho nada ilegal".

Obsesión

"Practico otros deportes pero el slackline se convirtió en una obsesión desde que lo descubrí. Lo que me cautiva de caminar sobre una cuerda es la concentración que exige. Es como meditar". ¿Y qué pensamientos le asaltan en su paseos por el aire? ¿Tiene miedo? "El miedo normalmente lo sientes sobre todo al principio. Tras dar los primeros pasos, a medida que entro en mi dinámica, me olvido de él. Cuando te concentras te sientes a gusto y dejas atrás el estrés de estar en el vacío o de que la gente te mire. Te centras en tu línea y te olvidas de todo".

Aunque cuando está en la cuerda floja conecta con el presente todo el tiempo, por su cabeza pasan muchas cosas. "Me sumerjo en pensamientos positvos cuando las cosas se ponen difíciles pero puedo escuchar y ver lo que hay a mi alrededor. Por eso suelo buscar lugares bellos para no ser solo un espectador en el paisaje sino para actuar en él".

"Me sumerjo en pensamientos positvos cuando las cosas se ponen difíciles pero puedo escuchar y ver lo que hay a mi alrededor"

El viento, la humedad y el calor siempre pueden entorpecer su aventura. "El viento es lo más complicado aunque también puede ayudar, un poco de viento va bien. En Barcelona el recorrido es de 350 metros. No es muy largo. Técnicamente no habrá gran dificultad. Lo complejo será instalarlo todo", admite.

No empezó esta disciplina pensando en hacer circo sino "por un desafío personal". A la larga le ha ayudado a superar otras cosas en la vida. "Controlar mi miedo y el estrés en la cinta me ha ayudado a controlar otros aspectos y me dado mucha confianza en mí. Yo era introtrovertido y ahora doy conferencias", explica a modo de ejemplo. Lo que no ha cambiado es la visión de muchos sobre su pasión por sumergirse en el vacío: "Cuando empezaba muchos pensaban que estaba loco, ahora sigue pasando pero me da igual".

Y aunque el mundo del espectáculo no era algo que contemplara, Paulin se ha integrado en una troupe de bailarines y acróbatas con quienes participa en 'Corps extrêmes', sorprendente montaje que el Mercat de les Flors ofrecerá la próxima temporada. Para él es una experiencia diferente mientras llegan los permisos para su próximo reto: 'volar' entre la Tour Eiffel y la Tour Montparnasse. 2.700 metros de recorrido. Siempre hay récords que batir.

https://preview.shorthand.com/olGDfQsyWQdljvqj

Suscríbete para seguir leyendo