GALARDÓN LITERARIO

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Barcelona 21/06/2023 Icult Rueda de prensa de presentación  del Premi BBVA Sant Joan 2023.  En la foto, la autora ganadora, Marta Marín-Dòmine Foto de Ferran Nadeu

Barcelona 21/06/2023 Icult Rueda de prensa de presentación del Premi BBVA Sant Joan 2023. En la foto, la autora ganadora, Marta Marín-Dòmine Foto de Ferran Nadeu / FERRAN NADEU

Elena Hevia

Elena Hevia

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Ha dedicado su vida a analizar el papel que la memoria, más allá incluso de lo estrictamente histórico, tiene en nuestras vidas. Dirige el Born Centre Cultural y tiene una trayectoria que se ha movido entre Catalunya y Canadá, donde ha vivido durante 23 años, hasta que la pandemia la varó definitivamente en su tierra natal. Marta Marín-Dòmine (Barcelona, 1959) ya dio pruebas de su valía en la escritura con la multipremiada ‘Fugir era el més bell que teníem’, crónica del exilio de su padre, catalán, y donde la madre, francesa, apenas tenía cabida. Ahora dedica una obra de autoficción o de ficción basada en hechos reales, como se le quiera llamar, con 'Diré que m’ho he inventat', que acaba de ganar el Premio BBVA Sant Joan, a aquella figura materna borrosa, aplicando el foco de su propia memoria y lo que surge no es exactamente una relación ideal madre e hija, o mejor dicho –como puntualiza ella – de hija madre, porque es a través de los ojos de aquella como la conocemos. El libro estará en librerías en septiembre.

 Baste decir para dar una pista que la autora encontró el tono de la primera parte de la novela mientras contemplaba las llamas de Notre Dame de París y sus gárgolas y releía a Lovecraft para alcanzar la atmósfera entre gótica y terrorífica que necesitaba para contar esa relación. Algo que su editora, Pilar Beltran, define como la historia de una mala hija con una mala madre, rompiendo tópicos. Advertencia para los que creen que en la maternidad no caben las sombras: la obra destaca por su excesiva dureza, por no hacer la menor concesión a una reconciliación final “porque su objetivo no es hacer las paces”.

Autoras francesas

‘Diré que m’ho he inventat ‘es también un título ambiguo, un dispositivo para neutralizar la dureza de la propuesta. “Está diciendo que la historia es tan difícil de aceptar, que aunque sea realidad lo negaré. Eso, naturalmente, es también un juego literario”, asegura la autora que ha tenido puesta la mirada en dos autoras francesas sin mucha compasión para sí mismas a las que admira: Delphine de Vigan, que contó la locura y el suicidio de su madre, y Christine Angot, el abuso sufrido a manos de su padre.

La madre de Martín-Dòmine -ya fallecida- y a la vez personaje central de su novela es una mujer de extracción trabajadora, francesa trasplantada a la gris Barcelona del franquismo en los años 50 que ve rotos sus sueños de llegar a ser actriz cuando se queda embarazada de su hija. Esa circunstancia se mezcla con una situación mental un tanto inestable que roza la locura. “Pero ahí habría que precisar si se trata de una locura psiquiátrica o más bien es una enajenación provocada por las condiciones sociales represivas que ella, eso sí, vive de forma extrema”.

Deudora del feminismo de los 70 que aunque muy crítico abordaba el cuerpo de la madre de una forma muy simbólica, a autora cree que ahora es el momento de cuestionarse esa posición. Ella, que no ha sido madre a su vez, cree que en los últimos tiempos se ha abierto un campo para decir la verdad aunque esta sea subjetiva. Es esta subjetividad, deudora por ejemplo de una escritura como la de Annie Ernaux, la reivindicada por Martín-Dòmine: “Me interesa la autoficción que cede su yo porque cree que aquello que está contando es una experiencia compartida. Y sí, aunque ha habido momentos en los que he exagerado mucho, no ciñéndome a la realidad, he tenido que valorar hasta qué punto debía abrirme o no”.