ÚLTIMA NOCHE DE LA GIRA ‘EL VICIO DE CANTAR 1965-2022’
Serrat, un terremoto emocional en su concierto de despedida en el Palau Sant Jordi
El cantautor selló su carrera en los escenarios con un recital de fuerte carga conmovedora en el que recorrió sus clásicos ante un público especialmente expresivo y que concluyó con una canción no prevista, ‘Una guitarra’, de las primeras de su carrera

Concierto de despedida de Serrat en Barcelona. / FERRAN NADEU / VÍDEO: EFE


Jordi Bianciotto
Jordi BianciottoPeriodista
Ya antes de que empezara el concierto se percibía en el Palau Sant Jordi un punto de inflamación superior al de noches anteriores, acaso una mezcla de ansiedad civilizada, emoción a flor de piel y tal vez un poco de duelo, aunque Serrat insistiera luego en que “això és una festa”. A media interpretación del primer tema, ‘Temps era temps’, irrumpió una salva de aplausos, como si el público no pudiera aguantarse más para expresar al artista su integral adhesión espiritual.

Último concierto de la gira 'El vicio de cantar. Serrat 1965-2022' de Joan Manuel Serrat en el Palau Sant Jordi que pone fin a su carrera. / Ferran Nadeu
La de este viernes era la última de las tres sesiones en Barcelona de la gira ‘El vicio de cantar 1965-2022’ o, en otras palabras, el último concierto de Serrat, una frase que se hace rara de escribir. Despedida “per voluntat pròpia”, certificó, practicada “amb alegria”, evitando la solemnidad. “Serà el meu darrer concert, però m’ho vull passar de collons”, deslizó en su dicharachero catalán de la calle Poeta Cabanyes, Poble Sec.
Presencias institucionales
Defendió la conveniencia de dar esquinazo a la tentación de la nostalgia y nos pidió que hiciéramos el favor de evitar secarnos las lágrimas con la manga del vecino. En el palco, las más altas figuras institucionales, atendiendo a la llamada de la historia: el presidente Pedro Sánchez, el ministro Miquel Iceta, la ‘consellera’ Natàlia Garriga y la alcaldesa Ada Colau (el ‘president’ Pere Aragonès acudió al recital del jueves).
Seguro que alguna que otra mejilla se humedecería al son de ‘Cançó de bressol’ o ‘Me’n vaig a peu’, esas tonadas profundas que establecieron en su día lazos profundos. Pero hubo mucha vivacidad esa noche en el Sant Jordi, palmas en ‘Me’n vaig a peu’, y ovaciones nada pautadas entre las estrofas de ‘No hago otra cosa que pensar en ti’ o ‘Algo personal’. Un tema que no sonó la primera noche (sí la segunda) fue ‘Pueblo blanco’, con sus vistas a la ahora conocida como España vaciada. “Escapad, gente tierna / que esta tierra está enferma”.

Pedro Sánchez acompaña a Serrat en su concierto de despedida en Barcelona. En la foto, el presidente del Gobierno con su esposa, Begoña Gómez, y el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. /
Oda a Barcelona
preciso y sentido modo de decir las letras
Gracias Serrat, personalidades de la cultura y la política despiden al cantautor: Estopa, Maria del Mar Bonet, Oscar Tusquets, Loquillo... / ZML
El catálogo de Serrat es oceánico y, aun en una selección de una veintena de títulos, quedaron en el tintero otras tantas piezas de leyenda: ‘Lucía’, ‘Penélope’, ‘La saeta’… ¿Y aquel delicioso ‘Conillet de vellut’, con ecos de Bocaccio y la Barcelona ‘chic’ de 1969? Somos limitados. Y se trataba de ampliar el encuadre respecto al repertorio más remoto: dio cuartel una composición más moderna, ‘Es caprichoso el azar’, dueto con la violinista Úrsula Amargós (hija de Joan Albert Amargós).
Lucha contra el tiempo
La cuenta atrás era inflexible, y el peso de la despedida se fue haciendo más palpable, dramático incluso, a medida que transcurrían las estrofas de ‘Mediterráneo’ y ‘Cantares’. “Però és inevitable que tot allò que comença ha d’acabar”. Inclemente consumo de pañuelos en un ‘Paraules d’amor’ cantado a todo pulmón por todo el Sant Jordi, y el paseo triunfal de ‘Fiesta’.
Y luchando contra el tiempo, y sellando la noche, y toda una vida en el escenario, una vuelta última a la esencia bautismal del trovador: Serrat, dando gracias a la vida, recordando a tres amigos desaparecidos (Salvador Escamilla, Quico Sabaté y Joan Ollé) y entonando ‘Una guitarra’, regreso a donde un día empezó todo.
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