CONVENCIÓN EN LAS FILAS POPULARES

Caricias al PPC

Cospedal y otros cargos populares se esfuerzan en alabar la labor del partido en Catalunya para animar a la alicaída militancia

Albiol pidió un gesto para Catalunya, sin respuesta.

Albiol pidió un gesto para Catalunya, sin respuesta.

RAFA JULVE / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Pasó el 9-N, llegó el 10 de noviembre y Alicia Sánchez-Camacho dijo que había que «pasar página» y hablar de los temas «que de verdad importan a los catalanes» porque el PP había caído en la «trampa» de los soberanistas de centrarse solo en el 'procés'. No lo consiguió. Y ayer quedó demostrado.

Pasó el 9-N, llegó el 10 de noviembre y Camacho siguió defendiendo la actitud del Gobierno de Mariano Rajoy frente al proceso participativo impulsado por Artur Mas. Pero tampoco consiguió convencer a parte de la militancia del PPC, que quedó conmocionada al ver cómo se fueron al traste las promesas de que no habría urnas. El partido está deprimido, las encuestas no ayudan y las jornadas que hoy concluyen en Barcelona, con la presencia de los más altos cargos, se han convertido en una especie de terapia del abrazo, 'abrazoterapia' para insuflar ánimos a los compañeros.

«Sois el corazón del PP de España, no lo olvidéis nunca», les dedicó María Dolores de Cospedal, que se pasó más de 10 minutos mostrándose «orgullosa» del papel de los populares catalanes. Emocionada, la líder del PPC se dirigió a ella para darle un par de besos. «Hay que aprender de Alicia y de su equipo», redundó por la tarde el vicesecretario de política autonómica popular, Javier Arenas. Y así, uno tras otro... Aunque, eso sí, del centenar de asistentes al acto del Hotel Grand Marina pocos había que no tuvieran cargo, y muchos procedían de fuera de Catalunya.

El protagonismo de Albiol

Abrió las jornadas no Camacho, sino Xavier García Albiol, en lo que algunos en el partido interpretaron como un aumento del protagonismo del alcalde de Badalona. Se podría haber justificado ese papel relevante del regidor en que la cita versaba sobre política local, pero lo cierto es que Albiol pasó de soslayo por esa cuestión y se convirtió en el emisario del toque de atención que parte de las bases del PPC quieren dar a la cúpula estatal. «Quiero pediros que nos ayudéis [...]. Hay que articular una propuesta que resulte atractiva, no para el presidente Artur Mas, sino para esos cinco millones de catalanes que se sienten también españoles», espetó. Después de él le tocó el turno a Cospedal y el alcalde de Badalona no obtuvo respuesta alguna. Su planteamiento quedó diluido como un azucarillo y el resto de cargos, que en la sesión vespertina sí que hablaron más de las cuestiones municipales, solo se refirieron al debate soberanista para asestar golpes al Govern de Mas.

Como la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, que agradeció al PPC su resistencia ante «dos años de bravuconadas» independentistas. O como la de Madrid, Ana Botella, que inició su intervención dando la «enhorabuena» al alcalde de Castelldefels, Manuel Reyes, tras ser reprobado por su consistorio por «mentir» al decir que a los niños catalanes se les obliga a hablar en catalán en el patio de la escuela. Pero, claro, Botella no podía irse del «puchero pepero» de ayer (así lo definió Esteban González Pons después de que  se hablara del puchero canario) solo con ese dardo. «No creo en una sociedad catalana de invernadero, oscura y cerrada, en la que la exclusión es la norma», asestó. Y algunos parecieron quedarse más satisfechos.