El Madrid retiene la corona

rpascualgra305  las palmas de gran canaria  22 02 2015   e150222200111

rpascualgra305 las palmas de gran canaria 22 02 2015 e150222200111 / periodico

LUIS MENDIOLA / LAS PALMAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hace un año en Málaga fue una canasta en las últimas décimas de segundo de Llull. Este domingo, en Las Palmas, una bandeja a falta de siete segundos de Sergio Rodríguez dictó sentencia. La consecuencia fue la misma: el triunfo frente al Barça en la final de Copa de los madridistas, que retienen la corona en un partido disputado de principio a fin, y amplían el margen en el palmarés. Ahora acumulan 25 títulos por 23 de los barcelonistas.

Si la victoria de hace un año dejó un sabor agridulce por la forma en la que se produjo, en una final que pudo de cualquier lado, la de este domingo llegó acompañada de cierta frustración porque se movió con un guion parecido y alimentará el debate sobre la decisión de Xavi Pascual de afrontar los cinco últimos minutos sin un base, ni Satoransky (sólido en todo el torneo) y Huertas (muy descentrado)

Le cedió el mando a Navarro, que ejerció de director cuando su condición física, hoy por hoy, seguramente no es la mejor. La apuesta, arriesgada, equilibró en principio el partido (71-71), pero no logró el objetivo que perseguía el técnico, porque el el Barça perdió fluidez. Y Pascual tampoco quiso jugársela con Hezonja, brillante en toda la Copa.

En todo caso el pulso fue un tobogán de sensaciones, que condujo a un final incierto (empate a 71, a falta de 1.57) tras alternativas de unos y otros, que nunca alcanzaron al decena de puntos y dejando sin valor un partidazo de Tomic, el mejor desde que está en el Barça (25 puntos y 11 rebotes), en un partido negado de los azulgranas en los triples (4 de 26).

MUCHO RESPETO

Se pudo comprobar el respeto que se tenían los dos equipos ya desde el primer cuarto de escaso brillo. Esa actitud condicionó a los jugadores durante muchos minutos. Hubo nervios. Demasiados. Y eso hizo que el marcador se moviera a cuentagotas (9-10, en los primeros siete minutos). Carroll, por el Madrid, y Abrines, por el Barça, dieron los primeros fogonazos, pero no fue fácil sacarse el corsé táctico que los dos entrenadores prepararon con esmero, con pequeñas novedades como el emparejamiento de Llull sobre Oleson, con la idea de desgastar al escolta azulgrana, lo que dejaba a Carroll con Satoransky.

El Madrid desconectó a Oleson, pero esa mayor libertad que dejó al base checo, permitió al Barça un mayor controld el juego y disparó sus opciones, en cuanto Satoransky actuó con más verticalidad. De los 21 puntos del equipo en el primer cuarto, casi la mitad fueron suyos (9).

Una falta técnica señalada sobre Lampe, al protestar una supuesta falta de Nocioni en un tapón, alteró esa situación y propició un parcial de 0-7 para los madridistas (21-25), pero con unos minutos de claro dominio interior de Tomic (13 puntos en el cuarto, tres rebotes en ataque), el equipo de Pascual abrió la primera ventaja (42-35), que, dando muestras una vez más de esa irregularidad, dejó escapar con tres pérdidas de balón (42-41), dos de ellas forzadas por un Rudy que fue el alma de los madridistas y fue escogido el MVP con sus 16 puntos.

MALAS DECISIONES

Siguió apostando por Tomic el Barça en la reanudación como la mejor opción ofensiva. Y el pívot croata no defraudó. Deparó algunos de los mejores minutos desde que está en la plantilla del Barça. Dominó en la zona de forma insultante frente a Ayón, intimidó, controló el juego en la zona, hasta el punto de provocar un auténtico dolor de cabeza en la defensa madridista. Y el Barça volvió a inclinar el partido a su favor (52-47).

Pero se encontró solo muchos minutos en ataque sin nadie que le tomara el relevo y eso lo pagó el Barça con un 1-10 de parcial que permitió al Madrid no solo entrar en el partido (57-64) sino recuperar una dinámica que permitió al equipo de Laso sentirse cómodo en un final agónico, que resolvieron con más acierto e intensidad que los barcelonistas.