Censura en China

Una célebre bloguera condenada por informar sobre la pandemia en Wuhan saldrá hoy de la cárcel

El encubrimiento de la crisis del covid-19 llevó al Gobierno de Xi Jinping a silenciar a los que consideraba disidentes

Disponibles 24 horas al día y sin fines de semana: tormenta en China por las condiciones en sus tecnológicas

Un activista a favor de la democracia sostiene pancartas con la imagen de la bloguera china Zhang Zhan frente a la oficina de representación del Gobierno chino, en Hong Kong.

Un activista a favor de la democracia sostiene pancartas con la imagen de la bloguera china Zhang Zhan frente a la oficina de representación del Gobierno chino, en Hong Kong. / AP/ KIN CHEUNG

Adrián Foncillas

Adrián Foncillas

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Una célebre bloguera tiene programada hoy su salida de la cárcel tras cumplir cuatro años por informar sobre el confinamiento de Wuhan en las primeras y confusas semanas de la pandemia del coronavirus. Zhang Zhan fue condenada por un tribunal de Shanghái por los delitos de “buscar pelea y ocasionar problemas”, una gaseosa fórmula que la justicia china aplica a menudo contra la disidencia política.

A última hora del día no se sabía aún si Zhang, como contempla la sentencia, había sido liberada. No lo ha confirmado su familia, a la que se presume presionada por las autoridades para que se aleje de los medios extranjeros, ni por el portavoz del Ministerio de Exteriores, Wang Wenbin. “No dispongo de esa información pero puedo deciros que China es un país regido por la ley y que todo el que la viola es castigado”, ha dicho en la rueda de prensa diaria.

 Zhang ya había tenido roces con la justicia. Un año antes había apoyado desde Shanghái las hongkonesas revueltas de los paraguas y pedido el fin del Partido Comunista de China. En Wuhan mostró los hospitales atestados de enfermos y las tiendas vacías en videos que colgaba en plataformas como Wechat, la alternativa china a Whatsapp, o Twitter y Facebook, censuradas en su país. Había cubierto los 600 kilómetros que separan su Shanghái natal de la capital de Hubei, ignorando la prohibición de viajar, y en el epicentro de la pandemia animó a la población a salir a la calle porque, en su opinión, el Gobierno les “había encarcelado y restringido sus libertades con la excusa de la prevención pandémica”. Similares cuarentenas fueron replicadas por casi todos los gobiernos del mundo en los siguientes meses. En un vídeo se la ve derribando una valla de uno de los puestos médicos que en aquellos días intentaban controlar una nueva pandemia de la que se desconocía casi todo.

 Zhang fue acusada de diseminar información falsa y aceptar entrevistas con medios extranjeros, según una fuente cercana citada en su día por el diario hongkonés South China Morning Post. Los medios son Radio Free Asia, sufragado por el gobierno estadounidense, y el diario Epoch Times, brazo propagandístico de Falun Gong, que difundieron falsedades durante los días más crudos de la pandemia. El primero habló de enfermos arrojados a hornos crematorios en bolsas y el segundo usó las bajas de telefonía móvil para airear cifras de decenas de millones de muertos. 

Huelga de hambre

Zhang formó parte de una decena de individuos que informó sobre el terreno de las vicisitudes de los 11 millones de habitantes de Wuhan cuando el Gobierno intentaba dar una imagen de control y evitar que el pánico se expandiera por el país. Todos ellos corrieron una suerte parecida pero sólo Zhang, una antigua abogada, continuaba encarcelada. Sus allegados han alertado de sus achaques durante estos años de encierro que han quedado agravados por sus huelgas de hambre. Su peso cayó desde los 75 a los 40 kilos aunque su salud se ha recuperado en los últimos tiempos. Uno de sus abogados la describió años atrás con una sonda conectada a su nariz y atada de manos para impedir que se la arrancara. Amnistía Internacional describió esa alimentación forzosa como tortura.

 La bloguera recibió en 2021 el premio a la Libertad de Prensa por Reporteros Sin Fronteras. La organización había pedido en su cuenta de Twitter a la comunidad internacional que presionara a las autoridades chinas para conseguir hoy su “incondicional liberación”.

 “Su encarcelamiento nos recuerda a todos que el Gobierno chino aún no ha rendido cuentas por encubrir el brote de covid-19 ni por los abusos asociados con sus restricciones draconianas contra la pandemia”, ha dicho Maya Wang, directora en Asia de Human Rights Watch.