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Así será NEOM, la ciudad futurista de Arabia Saudí

Así será NEOM, la ciudad futurista de Arabia Saudí. /

Andrea López-Tomàs

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El dinero puede con todo. Por ese mantra parece guiarse el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salmán. Con ese argumento, su régimen quiere hacer florecer el desierto, despojarse de su aridez para construir un futuro que roza la utopía. Ciudades futuristas a la par que imposibles, la montaña rusa más larga, más alta y más rápida del mundo, un edificio de dos kilómetros de alto, una piscina elevada de 450 metros de largo. Un etcétera faraónico regido por las ansias de más. MBS, las siglas del también gobernador de facto del reino saudí, se entrega a los delirios arquitectónicos y urbanistas en su afrenta por hacer de la arena y el cemento saudíes un centro turístico mundial

Todos estos cambios son parte de la Visión 2030. El plan de desarrollo económico impulsado por bin Salmán tiene el objetivo de liberar al reino de su dependencia económica de los petrodólares y diversificar su economía al impulsar sectores como la salud, la educación, la infraestructura, la recreación y el turismo. Pero MBS no quiere atraer cualquier tipo de turismo. El líder saudí persigue el megalujo y, por eso, ha convocado a arquitectos de las firmas más reconocidas a nivel mundial para que diseñen proyectos que desafíen las leyes de la lógica y desborden opulencia. A partir de 14 megaproyectos extremadamente ambiciosos, el régimen saudí ya ha empezado a remodelar el paisaje urbano del reino, convirtiéndose en un centro de desarrollo arquitectónico y de diseño global.

Muchos de estos mastodónticos proyectos están financiados por el Fondo de Inversión Pública, el fondo soberano de Arabia Saudí. Otros, como la Ciudad sin fines de lucro Mohamed bin Salmán, están sufragadas por el propio príncipe heredero. Se extienden a lo largo y ancho de los más de dos millones de kilómetros cuadrados de territorio saudí.

Las construcciones son de escala faraónica. La megaciudad lineal The Line tendrá 170 kilómetros de largo, con edificios de 500 metros de alto en un espacio de apenas 200 metros de ancho, rodeado por espejos en el medio del desierto. Arabia Saudí también quiere tener el edificio más alto del mundo con el anuncio de un rascacielos imposible de dos kilómetros de alto. En el árido golfo de Aqaba, pretenden construir el Monolito de Gidori con 190 apartamentos colgantes y un amplio campo de golf.

Render del proyecto 'The Line'.

Render del proyecto 'The Line'. / .

Megaproyecto NEOM

Otra de las iniciativas saudíes es Oxagon, una ciudad puerto flotante para los barcos que pasen por el Canal de Suez, dispuesta a ser “la estructura flotante más grande del mundo”. Su planta eléctrica de 8.400 millones de dólares producirá hidrógeno verde para vender al mundo. En las montañas de esa zona, se elevará Trojena, futura sede de los juegos de invierno asiáticos en 2029 y destino turístico de lujo para los amantes del esquí.

Oxagon, la mayor ciudad flotante del mundo, proyectada en Arabia Saudí

Oxagon, la mayor ciudad flotante del mundo, proyectada en Arabia Saudí / .

Otro resort vacacional suntuoso en el desierto será Treyam, dos edificios conectados por un puente elevado 36 metros sobre el nivel del mar en el que se construirá una piscina de 450 metros de largo. Todas estas infraestructuras masivas nacen bajo el paraguas del megaproyecto Neom, que las construirá sobre 26.500 kilómetros cuadrados de tierra en la provincia saudí de Tabuk, al norte del Mar Rojo, al este de Egipto y al sur de Jordania a través del Golfo de Aqaba. 

“NEOM es la tierra del futuro, con la ambición de redefinir la habitabilidad, los negocios y la conservación en su centro”, afirman en su página web. Ya hay más de 3.600 empleados de 97 países distintos que viven y trabajan en la zona. “Estas distintas regiones y sectores serán impulsados por 500 mil millones de dólares del Fondo de Inversión Pública del Reino de Arabia Saudita e inversores locales e internacionales”, explican. Quieren convertirse en el mayor centro de innovación, tecnología y turismo del mundo. Sus promotores esperan que este centro cree 380.000 nuevos puestos de trabajo y estimule la diversificación económica del país.

Sin viabilidad económica ni humanitaria

Pero, como cualquier iniciativa impulsada por el líder saudí, Neom y sus mega proyectos arquitectónicos no están exentos de polémica. Vivir en una ciudad lineal, por ejemplo, puede ser “un desastre” para sus habitantes, según denuncia un estudio reciente del centro Complexity Science Hub. Bajo la obsesión de “revolucionar a nuestra civilización”, MBS podría estar poniendo en riesgo la economía de su propio país. En febrero, el medio estadounidense Wall Street Journal denunció que los “megaproyectos en el desierto minan el efectivo de Arabia Saudí” en tres cuartas partes, el nivel más bajo desde diciembre de 2020. “Para llenar los efectivos, ha recurrido al endeudamiento y planea otra venta de acciones en [su petrolera estatal] Saudi Aramco”, explica. A medida que van aumentando los gastos de estas construcciones, crecerán las dudas sobre su eficacia, según alertan los expertos.

Además, ya han surgido las primeras alarmas por las violaciones de derechos humanos que proyectos así pueden provocar en un estado autoritario como Arabia Saudí. The Line ha sido criticado por motivos de sostenibilidad y habitabilidad, así como por su historial de derechos humanos. El año pasado, la organización de derechos humanos ALQST informó que tres personas que fueron desalojadas del sitio de Neom habían sido condenadas a muerte. A principios de este año, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas expresó “alarma” por las inminentes ejecuciones que, según las autoridades saudíes, se justifican por las acusaciones de terrorismo. A su vez, los expertos de la ONU también han criticado los desalojos forzosos en el sitio de Neom de más de 6.000 personas para dar paso al proyecto, que se construirá en tierras tradicionalmente propiedad de la tribu Huwaitat.

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