EL PERIÓDICO visita el rodaje

Óscar Casas da ‘El gran salto’ metiéndose en la piel de Gervasio Deferr

Este diario asiste a la grabación en Granollers, en cuyo Palau d'Esports se han recreado los JJOO de Sídney 2000

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Gervasio Deferr y Óscar Casas, en el rodaje de 'El gran salto', de Atresplayer.

Gervasio Deferr y Óscar Casas, en el rodaje de 'El gran salto', de Atresplayer. / Andrea Resmini

Inés Álvarez

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Suena el himno de España en el Palau d’Esports de Granollers que esa tarde de abril en la que El Periódico visita al rodaje aparece como un estadio de los JJOO de Sídney 2000. En el podio, los gimnastas, tras recibir las medallas de oro, plata y bronce, permanecen erguidos hasta que la música deja de sonar y se juntan para hacerse la foto oficial. El campeón es Gervasio Deferr, en cuya piel se ha metido el actor Óscar Casas, que con la serie que prepara Atresplayer sobre la vida del gimnasta, ‘El gran salto’, da un paso más (¿un gran salto?) en su ya exitosa carrera. Por tratarse de su primer personaje real, y vivo, y por la desgarradora historia que este arrastra. Una convulsa biografía que ya reflejaba el libro homónimo, pero que ahora tendrá su versión audiovisual.

El director de la ficción, Roger Gual (‘Las chicas del cable’, ‘Instinto’, ‘El desorden que dejas’) le da unas indicaciones antes de grabar algunos de los ejercicios de suelo, volteretas, arranques y caídas de pie con los pies juntos que el joven actor deberá realizar para obtener planos que darán veracidad a las ejecuciones olímpicas que haga un gimnasta real. Aunque él, sin serlo --o al menos hasta hace dos meses, que comenzó su entrenamiento en el Centre d'Alt Rendiment (CAR) de Sant Cugat y se entregó a una férrea dieta de proteínas y demás--, se lanza por el aire con la seguridad de un profesional.

Sídney, Atenas y Pekín

Cuando acaban las tomas que tenían que obtenerse ese día, los encargados de la recreación cambian los carteles de Sídney 2000 por los de Atenas 2004, JJOO en los que Deferr también fue medalla de oro. Y estos darán paso a los de Pekín 2008, en los que se tuvo que conformar con la plata. Ayudados, claro está, por recreación digital, que llenará esas gradas vacías, donde solo aparecen ahora unos globos, de público que vibre con los triunfos de los deportistas. Una ambientación tan lograda que al propio Deferr ha dejado gratamente impresionado.

El gran salto

El gran salto / Andrea Resmini

Graban todas secuencias las olímpicas juntas, porque en esos tres días la localización estaba en Granollers, pero de ahí irían (hasta finales de junio que acaba un rodaje que comenzó el 4 de abril) a otros lugares, como la comarca del Maresme, en la que vivió, y La Mina, donde el olímpico ha montado un gimnasio, como nos descubrió en 2018El foraster’ en su especial de TV3 sobre ese barrio barcelonés.

Y aunque la ficción, una producción de Atresmedia TV y Diagonal (Banijay Iberia), abordará dos etapas -- los años en los que Deferr ascendió a los cielos del Olimpo y su descenso a los infiernos, que se irán entremezclando a lo largo de los capítulos--, se ha comenzado con todo lo relativo a su época de esplendor, porque Casas ha logrado estar en plena forma física para interpretarlo.

La disciplina de Casas

“Yo ya había trabajado con él en ‘Instinto’, donde hacía de un chaval con autismo, y me sorprendió mucho su disciplina y su manera de trabajar. Para el papel de Gervasio hace falta mucha implicación, tanto física como mental, y un compromiso profesional como el que él tiene”, advierte Gual. “Óscar ha entrenado mucho para estar como está ahora, pero en el segundo bloque, cuando comienza la decadencia, ayudado por el maquillaje, que le permitirá envejecer 12 años, y al dejar de tomar proteínas, será otro muy distinto”, detalla. Esa decadencia a la que le llevó a Deferr su adicción al alcohol y a las drogas, que tan bien se describe en el libro publicado en 2022 y en la entrevista que le hizo Jordi Évole en ‘Lo de Évole’ (La Sexta) ese mismo año.

Óscar Casas

Óscar Casas / Andrea Resmini

Para meterse en el papel, el actor, que aparece con un gran parecido físico con el gimnasta, ha contado con la ayuda de este, sobre todo a la hora de en imbuirse de su mentalidad de 'killer', de competidor, que se quería comer el mundo. “Es que tienes que crear una coraza para poder ganar tres medallas olímpicas, algo que solo lo pueden hacer unos cuantos, donde no hay que fallar y donde esto que te creas para ser el mejor del universo lo consigas. Pero cuando no estás en la pista, como esa cabeza está creada para eso y la vida no funciona así, porque no todo es ganar o perder, entonces vienen los monstruos y cómo luchar contra ellos”, relata el protagonista de ‘Mi libertad tiene alas’, película dirigida por su hermano Mario Casas.

Aunque confiesa que hubo un momento que necesitó poner distancia con Deferr: “Me empezó a convulsionar la cabeza porque de repente vi en él resultado final. Vi el ‘spoiler’, vi que eso es lo que iba a ser”. Y él debía interpretar al chico de 20 años. “Cuando vayamos a la segunda parte, sí que necesitaré pasar más tiempo con él. Me muero de ganas”, reconoce el actor, que ha querido recoger la esencia del gimnasta sin hacer una copia. “A nivel físico, los gimnastas llevan los hombros hacia delante. Y él tiene una voz peculiar. A todo eso me he intentado acercar. También los gestos, miradas…”. No quiere imitarle para la ficción, pero de él y de sus demonios se lleva una lección de vida: “He dejado completamente el alcohol. Quería afrontar esto dando algo de mí”, confiesa.

El relato de Deferr

“La historia comienza en el fin de año 2017, en una fiesta en un ‘after’. Y a raíz de algo que le ocurre a su madre se da cuenta de lo que está pasando”, relata Gual. Aunque en los cinco episodios de los que consta la serie también se verá a Gervasio de niño y a partir de ahí se irá hacia adelante y hacia atrás en el tiempo. “No es una narración lineal, pero te permite ir viendo en cada capítulo elementos interesantes como son los JJOO en los tres primeros, y el centro de desintoxicación, en el cuarto y quinto, que es cuando consigue salir y monta el gimnasio”, cuenta el director de esta serie, que es una de las grandes apuestas de Atresplayer para 2024.

Deferrr ya había visitado el día anterior el rodaje. “Me pasé toda la tarde con lagrimones, con el corazón a mil y muy contento, porque están haciendo un trabajo espectacular. La implicación, no solo de Óscar Casas, sino de todos los chicos, es impresionante”, cuenta el campeón olímpico, que valora cómo se respeta al resto de los personajes. “Mis desastres son míos, no quiero que salpiquen a los demás. Que nadie se sienta ofendido o dañado”, insiste. Y tras confesar que cuando se enteró de que sería Casas quien haría de él, había dicho que era “demasiado guapo”, cuenta con orgullo que el Gervi de niño lo interpreta uno de sus alumnos, Leo, de 10 años, que él mismo había propuesto. “Es que tiene mi físico. Hasta mi culito, así, para fuera”, dice, cayéndole la baba.

Orgullo de madre

Quien también se henchirá de orgullo será la madre de Deferr, cuyo infarto sirvió como detonante para que su hijo decidiera cambiar de vida. “Cuando le pasó, yo no pude acudir por lo mal que estaba. Esto pasó en 2016. Todo lo ha vivido muy cerca de mí y me ha dicho: ‘Ahora ya podría morir tranquila’”, relata. Asimismo, se enorgullece de que tanto el libro como la serie puedan servir de ejemplo para muchos jóvenes: “Cuando hablo tan claro es porque quiero que entiendan dónde se pueden cometer los errores. Un exceso de autoconfianza puede ser negativo. Porque yo era un genio para la gimnasia, pero un desastre para la vida”.

Su disponibilidad para la serie es absoluta, pero ¿eso incluye algún 'cameo'? “Pueden contar conmigo para lo que necesiten”, asegura, consciente de que, tras el libro, este será también para él un ‘gran salto’. Aunque su objetivo ya no sea medalla alguna .