Corrupción electoral

Confirman la condena a Sarkozy por la financiación ilegal de su campaña de 2012

El Tribunal de Apelación de París lo castiga en segunda instancia a una pena de un año de prisión por el caso Bygmalion

La justicia francesa imputa a Sarkozy tras el cambio de testimonio de un testigo en el caso libio

Sarkozy apela a la "solidaridad" europea

Sarkozy apela a la "solidaridad" europea

Enric Bonet

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Día de la Marmota en la Justicia francesa. El Tribunal de Apelación de París ha condenado este miércoles a una pena de un año de prisión (con seis meses firmes y otros tantos con un cumplimiento condicional) al expresidente francés Nicolas Sarkozy por el gasto excesivo en su campaña presidencial de 2012. Es la cuarta vez que los jueces pronuncian una sentencia con un castigo penal para el mandatario conservador, quien llevó las riendas del país vecino entre 2007 y 2012 y está implicado en múltiples casos de corrupción.

Después de que en mayo del año pasado ya lo condenaran en segunda instancia por el caso de las escuchas judiciales, los magistrados han confirmado esta vez la pena por el affaire Bygmalion. Con este veredicto, Sarkozy se convierte en el primer expresidente condenado dos veces en segunda instancia en la historia de la Quinta República francesa. Aunque la sentencia incluye seis meses de prisión firme, Sarkozy no será encarcelado. Sus abogados han anunciado que la recurrirán y que el caso se juzgará por tercera vez en el equivalente galo del Tribunal Supremo.

El caso Bygmalion hace referencia a una trama de facturas falsas para desviar una parte significativa del gasto de su candidatura en 2012 hacia las cuentas de su partido, la Unión del Movimiento Popular (UMP, rebautizada Los Republicanos en 2014). Así se quería evitar que la Comisión Electoral se diera cuenta de que Sarkozy y su equipo gastaron hasta 42,7 millones de euros —entonces el tope legal era de 22,5 millones— en una campaña espectacular con grandes mítines, al más puro estilo estadounidense. Las facturas fueron troceadas y falsificadas por la empresa de comunicación Bygmalion, encargada de organizar los mítines y con cuyo nombre se bautizó el caso. 

Pena inferior a la pronunciada en primera instancia

“El Tribunal de Apelación de París acaba de confirmar que no se trata del caso Bygmalion, sino del caso de las cuentas electorales de Nicolas Sarkozy”, ha destacado el abogado Patrick Maisonneuve, de la parte civil, al salir de la sala de audiencias. A diferencia de sus colaboradores y los dirigentes de Bygmalion, al expresidente no lo han condenado por las facturas falsas, sino por haber sobrepasado el tope legal en el gasto electoral. "Es inocente y ha quedado demostrado que no tenía ningún conocimiento del fraude Bygmalion", ha declarado Vincent Desbry, abogado del exmandatario, refiriéndose a las facturas falsas. Este letrado ha confirmado que recurrirán la sentencia.

La pena pronunciada este miércoles resulta inferior a la de septiembre de 2021, cuando lo condenaron a un año de prisión firme (pero que podía cumplirlo con un brazalete electrónico) por el mismo affaire. El exdirigente, quien defiende su inocencia, ha acudido al anuncio del veredicto y se ha ido del Tribunal sin hacer declaraciones.

Además de Sarkozy, los jueces han castigado con penas de dos años de prisión a cinco exdirigentes de la derecha republicana, así como un castigo de 18 y 12 meses de cárcel para dos de los responsables entonces de la empresa Bygmalion. Entre los condenados, se encuentra Jérôme Lavrilleux, quien reveló la existencia de esta trama de facturas falsas en 2014.

Pendiente de otros juicios

A pesar de haber sido condenado cuatro veces a penas de prisión por dos casos distintos, Sarkozy aún tiene la agenda llena de citas con los tribunales. A principios del año que viene, está previsto que empiece el juicio del caso de corrupción más complejo, y quizás el más grave, de todos aquellos que lo salpican: el del financiamiento de la campaña presidencial de 2007 por la Libia de Muamar el Gadafi. Los jueces de instrucción imputaron hace unos meses al expresidente por un cuarto affaire —vinculado al caso libio—, el del supuesto falso testimonio del intermediario franco-libanés Ziad Takieddine. Y el mandatario también está en el radar judicial en el marco de la investigación por la atribución del Mundial de Catar. 

Esta larga lista de casos de corrupción no ha convertido al expresidente en una personan non grata entre las altas esferas francesas. No solo mantiene estrechos vínculos con algunos de los empresarios más ricos e influyentes, como Bernard Arnault, Vincent Bolloré o Arnaud Lagardère, sino también con los dirigentes de la derecha republicana y del macronismo. El mismo presidente Emmanuel Macron se reúne con él con regularidad en el Elíseo y le pide consejo. Siete años después de haberse retirado de la política activa, Sarkozy se ha convertido en una figura tan controvertida, poco ejemplar como influyente.