Abusos policiales en Francia

Condenan a un año de prisión condicional al policía que agredió analmente a un joven de la “banlieue” parisina

La brutal detención de Théo Luhaka en febrero de 2017 representó uno de los casos más mediáticos de violencia policial durante la pasada década en Francia

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Theo Luhaka llega al juzgado para escuchar el veredicto en Bobigny, cerca de París.

Theo Luhaka llega al juzgado para escuchar el veredicto en Bobigny, cerca de París. / YOAN VALAT/EFE

Enric Bonet

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Una sentencia más simbólica que con consecuencias reales. Un tribunal de la región de París ha condenado este viernes a un año de prisión condicional al agente de policía Marc-Antoine C. por haber agredido analmente con su porra al joven Théo Luhaka, detenido con brutalidad en febrero de 2017 en Aulnay-sous-Bois, en el norte de la banlieue parisina. La Justicia francesa también ha pronunciado penas de tres meses de cárcel condicional para los otros dos agentes que participaron en ese arresto. 

La brutal detención del joven Théo, 22 años en el momento de los hechos y negro de piel, representó uno de los casos de abusos policiales con mayor repercusión mediática durante la pasada década en Francia. El problema de la violencia policial se encuentra enquistado en el país vecino y afecta sobre todo a los jóvenes de los barrios periféricos, muchos de ellos con raíces extranjeras.

La sentencia final en el caso de Théo ha resultado inferior a las penas que había pedido el abogado general: de tres años de prisión para el principal agente implicado y de seis y tres meses para los otros dos. A pesar de ello, el Tribunal de Bobigny (periferia norte de París) los ha declarado culpables de los delitos de “violencia voluntaria” y en “reunión”, con la circunstancia agravante de formar parte del cuerpo policial. También ha rechazado el argumento de los agentes de que actuaron en defensa propia. 

“La violencia que sufrió fue ilegítima”

Al tratarse de penas condicionales y que no tenían antecedentes, ninguno de los tres agentes será encarcelado. Pero las condenas sí que incluyen la prohibición de ejercer en la vía pública y llevar un arma durante cinco años para Marc Antoine C., así como el mismo castigo durante dos años para los otros dos agentes. El juicio había empezado el 9 de enero y culmina con esta sentencia a medias tintas, que puede dejar descontentos tanto a los partidarios incondicionales de las fuerzas de seguridad como a los militantes antirracistas y que denuncian la violencia policial.

“Esta decisión establece la verdad en este dosier y dice claramente que la violencia que sufrió Théo fue ilegítima”, ha destacado el abogado de la acusación, Antoine Vey, quien ha recordado que “no había ningún motivo para que detuvieran a Théo ese día”. “Se trata de una sentencia comedida”, ha asegurado Thibault de Montbrial, letrado del principal condenado, al salir de la sala de audiencias donde militantes antirracistas hacían proclamas de “Sin justicia no hay paz”. 

“La respuesta que se da (con este veredicto) a los policías y sindicatos policiales es que pueden continuar y que no deben temer nada”, ha lamentado Amal Bentounsi, fundadora del colectivo “Urgencia nuestra policía asesina” y cuyo hermano murió en 2012 tras recibir un disparo por la espalda por un agente, condenado a cinco años de prisión en 2017.

Un caso que marcó la campaña presidencial de 2017

La dura detención de Théo, con una penetración anal con una porra que le rompió el esfínter, representa uno de los casos icónicos de abusos policiales en el país vecino. Las escenas de su arresto fueron grabadas por las cámaras de videovigilancia de Aulnay-sous-Bois y desembocaron en varias noches de disturbios. Ocurrido en plena campaña de las presidenciales de 2017, ese incidente puso el problema de la violencia policial como uno de los temas de debate en esas elecciones, en que se impuso Emmanuel Macron. El entonces candidato centrista, de 37 años, había denunciado esos hechos como un ejemplo de “violencia policial” y de “fuerza ilegítima”. 

Pese a esa posición hace siete años, el presidente no ha puesto remedio al uso abusivo de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad. El problema se ha acentuado desde entonces. Hasta el punto de que la muerte del adolescente Nahel, de 17 años, —disparado a quemarropa por un agente durante un control de circulación— desembocó en la revuelta de las banlieues a finales junio del año pasado. Y representó la mayor oleada de disturbios en el bullicioso país vecino desde 2005. Una muestra más de que el problema sigue vigente, a pesar de las investigaciones y sentencias judiciales.