Remodelación del Ejecutivo

Macron propicia la dimisión de la primera ministra para dar un nuevo impulso al Gobierno

La primera ministra francesa Élisabeth Borne, en la cuerda floja

La primera ministra francesa, Élisabeth Borne, durante un acto el pasado 5 de enero en París.

La primera ministra francesa, Élisabeth Borne, durante un acto el pasado 5 de enero en París. / STEPHANIE LECOCQ / POOL / EFE

Enric Bonet

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Tras un 2023 horribilis, el presidente francés, Emmanuel Macron, busca un nuevo impulso político. Para ello, ha propiciado este lunes por la tarde la dimisión de la primera ministra, Élisabeth Borne. La hasta ahora responsable del Ejecutivo, de 62 años, paga los platos rotos de un segundo mandato de Macron especialmente complicado en la política interna. Cerca de 20 meses después de su designación, se pone punto final al paso por Matignon de la segunda mujer que lleva las riendas del Gobierno en Francia.

"Su trabajo al servicio de la nación ha sido todos los días ejemplar", ha asegurado Macron en la red social X, donde ha anunciado la marcha de Borne. Con este mensaje en las redes sociales —una manera poco habitual en Francia para anunciar la dimisión forzada de un primer ministro—, el presidente ha confirmado los rumores de las últimas semanas de que ella tenía los días contados. Con la adopción de una dura ley migratoria a finales de diciembre en la Asamblea Nacional, gracias a los votos de la ultraderecha, la primera ministra culminó un 2023 para olvidar, también marcado por las multitudinarias protestas contra la reforma de las pensiones y la revuelta de las 'banlieues' a finales de junio.

De momento, se desconoce quién reemplazará a Borne. El nombre del nuevo responsable del Ejecutivo se anunciará el martes, ha indicado el Elíseo. Los medios franceses apuntan que el mejor posicionado es el actual ministro de Educación, Gabriel Attal, de 34 años. Pero se trata solo de rumores. Si al final se confirmara la designación de Attal, se convertiría en el primer ministro más joven en la historia de la Quinta República. Y eso supondría la culminación de la carrera fulgurante de este dirigente, considerado por muchos comentaristas galos como un "Macron bis". Una comparación que se debe tanto a su juventud como su trayectoria, con un pasado en el Partido Socialista, pero que se ha ido derechizando constantemente.

Primera ministra impopular

Borne termina su paso por Matignon como la primera ministra más impopular en la presidencia de Macron. Ha pagado en sus carnes la ausencia de mayoría absoluta de la coalición presidencial en la Asamblea Nacional —algo muy poco habitual en el presidencialista sistema galo—. Por consiguiente, recurrió hasta 23 veces al 'decretazo' del 49.3, un artículo de la Constitución que sirve para adoptar leyes sin una votación parlamentaria. "Ha encarnado una especie de autoritarismo macronista", explicó la semana pasada a EL PERIÓDICO el politólogo Luc Rouban, refiriéndose al hecho de que es la segunda responsable del Ejecutivo que más ha utilizado el polémico decreto en la historia de la Quinta República.

"Me he encargado de hacer adoptar, en condiciones inéditas en el Parlamento, textos financieros como la reforma de las pensiones, la ley sobre la inmigración y más de 50 leyes", ha defendido Borne en su carta de dimisión, aceptada y propiciada por Macron. La hasta ahora primera ministra también ha arrastrado en estos 20 meses su perfil de tecnócrata, así como de una dirigente con un talento limitado para comunicar en una era marcada por las redes sociales y la omnipresencia de lo discursivo. 

Su figura aparecía especialmente desgastada para afrontar un periodo preelectoral marcado por las próximas elecciones europeas del 9 de junio, que se auguran difíciles para el macronismo. Según los sondeos, que se deben coger con pinzas, la Reagrupación Nacional de Marine Le Pen (extrema derecha) obtendría el 30% de los votos, mientras que la coalición presidencial, apenas el 20%.

"Un cambio es necesario", había insistido el domingo François Bayrou, líder de la formación centrista MoDem, la segunda con un mayor número de diputados en el seno de la coalición macronista. Además de resistir al difícil cruce de las europeas, el presidente también apuesta por esta remodelación para dar un nuevo impulso a su Gobierno en un 2024 marcado por los Juegos Olímpicos de París y por la reapertura de Notre Dame en diciembre.