Conflicto y división

Las inundaciones ahogan a una Libia en ruinas: 4 claves sobre el fallido país africano

"Catástrofe de proporciones épicas" en Libia: miles de muertos y hasta 1,8 millones de afectados

Túnez expulsa a la fuerza a centenares de migrantes a la desértica frontera libia

Andrea López-Tomàs

Andrea López-Tomàs

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las inundaciones en Libia llegan a un país sumido en la inestabilidad y el conflicto. Más de 6.000 muertos y miles de desaparecidos conforman la tragedia que su ciudadanía considera que podría haber sido evitada. Aunque apartada del foco mediático, la nación del norte de África nunca se ha recuperado de las consecuencias de una Primavera Árabe sangrienta. Ahora, un país dividido trata de hacer balance de la desgracia ante un Estado o Estados, más bien, ausentes. A continuación, algunos de los últimos hechos que han marcado la realidad en Libia en años recientes. 

Guerra civil

El derrocamiento del dictador Muammar Gadafi en 2011 tras 42 años en el poder no trajo consigo la anhelada justicia democrática. Desde entonces, el país está sumido en disputas internas que se enquistaron en la guerra civil librada entre 2014 y 2020. Durante todos estos años de conflicto, varios grupos locales e internacionales han ocupado diferentes partes del territorio, dividiéndolo en dos en la actualidad. La ciudad oriental Derna, la más afectada por las inundaciones, fue ocupada por Estado Islámico en 2014. Un año después, el grupo terrorista fue expulsado para dar paso a feroces batallas entre las fuerzas del general Jalifa Haftar y el grupo militante Consejo Shura de Muyahidines que controló la ciudad hasta 2019. Ahora, está bajo control de Haftar.

País dividido

Los años de violencia interna han dejado a Libia partida en dos gobiernos. En Trípoli, el primer ministro Abdul Hamid Dbeidah encabeza el Ejecutivo libio reconocido internacionalmente. Esta administración, que controla la parte occidental del país, cuenta con el respaldo de Turquía, Catar e Italia. En Bengasi (este), Ossama Hamad es el primer ministro que cuenta con el respaldo del poderoso Haftar. Esta región, afectada por la catástrofe, recibe el apoyo de Egipto, Rusia, Jordania y los Emiratos Árabes Unidos. Los repetidos esfuerzos internacionales para unir a ambos parlamentos rivales, incluidas las elecciones previstas para 2021 que nunca se celebraron, no han funcionado. Ahora, esta división está dificultando la respuesta de emergencia.

Recursos sin infraestructura

Libia es conocida por su riqueza energética con las reservas de petróleo más grandes de África y las novenas más grandes del mundo. La producción de petróleo crudo, la exportación más valiosa del país, en ocasiones se ha reducido a un mínimo por los bloqueos y las amenazas a la seguridad de las empresas. Ambas administraciones han peleado por la asignación de los ingresos petroleros. Por lo tanto, la inestabilidad política ha debilitado una infraestructura pobre por falta de cuidado e inversión. El peligro de estas instalaciones en ruinas, agravadas por la degradación ambiental, se ha traducido en el colapso de las presas del sur de Derna que han agravado las inundaciones. Además, el país no cuenta con recursos propios para gestionar una catástrofe de tales proporciones. Según Naciones Unidas, Libia es actualmente el único país que aún no ha desarrollado una estrategia climática.

Miles de migrantes

La población local no ha sido la única gravemente afectada por esta tragedia. Miles de migrantes presentes en Libia ya eran vulnerables antes de las inundaciones. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), hay unos 600.000 migrantes en el país, muchos de los cuales se encuentran en las áreas afectadas. Libia es un país de tránsito para personas de unos 40 países que, desde su costa, intentan dirigirse a Europa para escapar del conflicto y la pobreza. Las milicias y los traficantes de personas se han beneficiado de la inestabilidad en el país, cruzando migrantes a través de fronteras desde seis países, incluidos Egipto, Argelia y Sudán.