Catástrofe natural

Llegan a El Prat los primeros viajeros de Marruecos: "Es una de las peores experiencias de mi vida"

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Llegan al Prat los primeros viajeros de Marruecos: "Es una de las peores experiencias de mi vida"

Llegan al Prat los primeros viajeros de Marruecos: "Es una de las peores experiencias de mi vida" / ARIADNA COMAS / ACN

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Este domingo han empezado a llegar a los aeropuertos españoles los primeros vuelos procedes de Marrakech después del terremoto que sacudió Marruecos la noche del pasado viernes y dejó al menos 2.000 muertos y otros 2.000 heridos. En los rostros de los recién llegados se reflejaba la emoción y el golpe asestado por el peor seísmo registrado en el país alauí en los últimos 60 años.

"Es una de las peores experiencias de mi vida", ha explicado a la Agència Catalana de Notícies (ACN) tras aterrizar en El Prat Xavier Falguera, que se encontraba realizando una ruta de cinco días a caballo por el Atlas junto con otros catalanes. Se encontraban a solo 30 kilómetros del epicentro y se encontraban celebrando su cumpleaños cuando la tierra empezó a temblar y las paredes empezaron a derrumbarse. "Parecía que estuviese pasando un metro por debajo", ha añadido. Xavier y sus amigos acabaron pasando toda la noche al raso y con "mucho miedo".

Antonio también se encontraba de excursión por el desierto junto a unos amigos. "De golpe, la casa empezó a moverse, los cuchillos se caían" y "se me negó la visión", ha comentado. En su caso, acabaron durmiendo en un campo de fútbol, tras vivir escenas de pánico con gente llorando y corriendo asustada.

Otro viajero, Fernando, que se encontraba en Marruecos por negocios, ha relatado que lo que más le ha impresionado ha sido ver "miles de personas durmiendo en la calle" tras quedarse sin casa o por temor a nuevas réplicas. Él ya vivió una situación similar hace unos años en Lisboa y asegura que enseguida entendió que se trataba de un terremoto.

Incertidumbre

El seísmo también ha provocado una gran incertidumbre entre los amigos y familiares de los viajeros, que no han respirado tranquilos hasta que no les han visto aterrizar.

Francisco ha llegado muy temprano para esperar a su mujer e hija. Explica que ha pasado "muchos nervios" porque tuvo muchos problemas para contactar con ellas tras el seísmo. Además, ha estado intranquilo por las consecuencias en caso de posibles réplicas y por todo lo que pudiese ver su hija, de 16 años.

A pesar de que algunos han llegado visiblemente afectados, aseguran que todavía no son demasiado conscientes de todo lo que han vivido. Lo más difícil, explican, es haber dejado atrás "muchas penas y miserias". Han visto edificios y hogares enteros destruidos y a personas durmiendo en la calle porque se han quedado sin nada. Les queda, añaden, una sensación de "impotencia por no poder ayudar a la gente que había allí".