Juraj Cintula: el poeta, los pollos y cinco disparos
Aún no se sabe si forma parte de una conspiración o si es un lobo solitario, paranoico, despistado y contradictorio
![Escriptor y activista eslovaco Juraj Cintula, sospechoso de disparar al primer ministro eslovaco Robert Fico](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/6f4c151e-20e0-4b9a-ae52-d038fa858efa_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
Escriptor y activista eslovaco Juraj Cintula, sospechoso de disparar al primer ministro eslovaco Robert Fico / REUTERS/Radovan Stoklasa
El 2016 fue un año lleno de emociones para Juraj Cintula. Trabajaba como vigilante jurado en unos grandes almacenes. Había sido minero, en Levice, una pequeña ciudad en el sur de Eslovaquia, donde reside desde que nació. Levice no es muy conocida, como el propio Cintula antes del intento de magnicidio de Robert Fico, pero tiene un castillo en ruinas, casas construidas en el corazón de la roca volcánica, una bodega de vinos tintos de la región de Nitra, y, en los alrededores, un par de balnearios y una de las residencias de la familia de los Eszterhazy (Levice es medio húngara), donde residió Franz Schubert y donde el señor Franz Sacher, confitero privado de los nobles, creó el famoso pastel que lleva su nombre. Cintula era un ciudadano sin atributos hasta convertirse en el autor del atentado contra el primer ministro del país. Y Levice puede ahora añadir, al elenco de los ilustres hijos de la villa, pocos, su nombre. De hecho, en Wikipedia, ya está inscrito como tal.
Pero volvamos al 2016. Él vigilaba al supermercado. Era su último trabajo, antes de jubilarse. Un día entró un individuo que, de repente, sin avisar, empezó a coger pollos congelados enteros y, tras hacer malabarismos con las aves de corral, los arrojó contra el resto de la clientela. Cintula, como es lógico, le avisó, trató de calmarle y le reprochó que lo que hacía no era correcto. El individuo se sublevó y peleó con Cintula, que cayó como un saco en medio del pasillo. De aquel episodio, nació un singular (y casi unipersonal) Movimiento contra la Violencia, un llamamiento que Cintula hizo en las redes para evitar que el descontento "contra el estado de las cosas" se tradujera en violencia. "Hay que preservar la paz y restaurar la democracia", dijo, "porque el mundo está lleno de caos y odio". Lo que es seguro es que la vida de Juraj Cintula, ese 2016, se acercaba bastante al caos. Tras abogar por esta peculiar vía pacífica, se presentó en el campamento de los Slovenski Branci (reclutas eslovacos) para honrar la bandera de este grupúsculo de extrema derecha, con simbología fascista paramilitar, financiado por Rusia. Admiró su capacidad de actuar “en una sociedad pasiva como la nuestra” y el esfuerzo personal, “un entusiasmo desinteresado, porque ellos mismos compran las armas y los equipos”. Ante "los cientos de miles de inmigrantes", los reclutas eslovacos "no se preparan para la batalla, sino para la defensa". Son "unos patriotas que protegen al país, la tradición y la cultura".
Así actuaba Cintula, con una eterna barbilla blanca, combinada con una pajarita que quizá pensaba que le otorgaba la imagen de literato. "Ejercía de poeta", ha dicho Ludovit Mile, un vecino del bloque donde vivía, el séptimo piso de un edificio gris y de estética soviética. Pocos días antes de recorrer la hora de coche que separa a Levice de Handlová, donde descargó cinco disparos contra Fico, Ludovit recuerda que vio a Cintula paseando de la mano con su mujer, Elena Cintulova, exprofesora de geografía, “hacia el parque de M. R. Štefánik, a disfrutar del lago”. Es lo que ocurre en estos casos, que recuerdas toda una vida de vecinos y ni siquiera sabes que el vecino tenía un revólver en la mesita de noche. “Es un hombre fuerte, pero no violento. Es un poeta”, ha dicho el hijo de Cintula, después de la detención del padre.
En cuanto a la condición de poeta, lo dejo a la consideración del lector. Digamos que se le ha visto en un algún festival, que ha fundado un club literario (Dúha, que significa arco iris), que es miembro de la Asociación de Escritores Eslovacos y que ha publicado tres libros (“El sueño de un rebelde”, “Díptico” y “Avispas”). También una novela, 'Mensaje de sacrificio' y un panfleto contra los gitanos ('Efata') en el que no descarta, si las autoridades no intervienen en el asunto, de optar por el asesinato en masa de la etnia. Una reconocida escritora eslovaca, Svetlana Zuchova, dice que nunca ha oído hablar de él. Este es el bagaje de Cintula antes de llegar al reconocimiento a través de los disparos de una pistola de fabricación checa (una Ceska Zbrojovka de 9 mm) que tenía en casa desde la época de vigilante de los grandes almacenes. Hace un mes participó en una manifestación progresista en favor de la UE y de Ucrania. Aún no se sabe si forma parte de una conspiración o si es un lobo solitario, paranoico, despistado y contradictorio. Como afirma Zuchova: "Ser escritor, en cualquier caso, no quiere decir que no seas una persona de una calidad moral discutible".
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