Cumbre en India
El G20 concluye una edición atípica manteniendo su división de fondo sobre la guerra en Ucrania
El G20 suaviza su condena a Rusia para lograr un acuerdo unánime
"Los poderosos no deciden", opinión sobre el G-20 de Rafael Vilasanjuan
Carles Planas Bou
Periodista
Periodista tecnológico entre el mundo digital y la política internacional. Centrado en capitalismo de plataformas, IA, vigilancia y derechos digitales. Excorresponsal en Berlín durante más de cuatro años, cubrió los gobiernos de Merkel, la crisis de los refugiados y el auge de la extrema derecha. También ha trabajado en Europa Central y en Canadá. Graduado en Periodismo por la URL y máster en Relaciones Internacionales por la UAB. Ha colaborado con TV3, TVE, Deutsche Welle, Catalunya Ràdio, El Orden Mundial o El Salto.
Carles Planas Bou
Parecía abocado al fracaso, pero, contra todo pronóstico, el G20 logró pactar este sábado una declaración final conjunta en las primeras horas de la cumbre. El acuerdo, eso sí, se alcanzó tras suavizar su condena a Rusia por haber iniciado una guerra contra Ucrania en la que han muerto casi medio millón de personas. Este domingo, la India, el país anfitrión, ha cerrado la cita satisfecha con el consenso. Pero, más allá de los equilibrios semánticos, las 20 economías más importantes del mundo siguen divididas sobre el conflicto que desangra al este de Europa.
Prueba de ello son el choque de distintas interpretaciones que se han hecho de la declaración. El presidente ruso, Vladímir Putin, no ha asistido al encuentro, pero a través de su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, ha descrito el acuerdo alcanzado como un "éxito incondicional". "Gracias a estas posiciones adoptadas por los países del sur global para defender y proteger sus intereses legítimos, Occidente no ha podido 'ucranizar' la agenda en detrimento de la discusión de las tareas que enfrentan los países en desarrollo", ha celebrado el titular de la diplomacia rusa.
De 37 páginas y 83 párrafos, el documento consensuado no condena explícitamente al Kremlin por la invasión de su vecino, sino que se limita a subrayar que los Estados deben "abstenerse de actuar contra la integridad territorial y la soberanía o la independencia política" de terceros y a tachar de "inadmisible" la amenaza del uso de armas nucleares reiterada por Moscú.
En la cumbre del año pasado, los miembros del G20 sí señalaron a Putin y exigieron la retirada de las tropas rusas de Ucrania, petición que ahora se ha esfumado. La indignación de Kiev no tardó en hacerse llegar. "El G20 no tiene nada de lo que enorgullecerse", lamentó el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Oleg Nikolenko, en un mensaje publicado en las redes.
Más economía que política
Los países occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, han salido a justificar una malabarística reformulación que "hace un muy buen trabajo en la defensa del principio" de no agresión recogido por Naciones Unidas, según ha considerado Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional del presidente de EEUU, Joe Biden.
Como Washington, desde Europa también se ha negado que la cumbre haya supuesto una victoria para el Kremlin. "Este G20 confirma una vez más el aislamiento de Rusia", ha sentenciado el presidente francés, Emmanuel Macron. "Hoy, una abrumadora mayoría de los miembros condena la guerra en Ucrania y su impacto". Como ya apuntó ayer el grupo, París ha remarcado igualmente que la cumbre celebrada en Nueva Deli no era el lugar donde realizar avances diplomáticos sobre el conflicto, priorizando la resolución de cuestiones más económicas que políticas.
Cambio geopolítico
Es habitual que el país anfitrión marque el rumbo de la declaración conjunta final. En esta ocasión, la India ha logrado que el acuerdo incluya mejoras para países del sur global en los que busca ganar influencia. Así, se ha pactado incrementar la financiación para el desarrollo de las naciones más pobres, revisar el papel de instituciones que impulsan esas ayudas como el Banco Mundial e invitar a la Unión Africana –compuesta por 55 Estados del contienente– a ser miembro permanente del G20, como ya lo es la Unión Europea (UE).
Esta edición del Grupo de los Veinte ha vuelto a evidenciar un tablero global cada vez más complejo para Occidente en el que la diplomacia y el multilateralismo son un factor esencial para lidiar con el creciente protagonismo de los países emergentes. No es casual que hace poco más de dos semanas el grupo BRICS –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica– celebrasen una cumbre en la que invitaron a Argentina, Arabia Saudí, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos e Irán a unirse al bloque forjado como alternativa al G7.
Si la ausencia de Putin y del presidente chino, Xi Jinping, hacía pensar en un posible fracaso de la cumbre, las dudas han quedado disipadas con el liderazgo del primer ministro indio, Narendra Modi, que sale reforzado. En la ceremonia de clausura de este domingo, el anfitrión ha cedido la presidencia del club a Brasil, que será la sede en 2024. Su presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, ha confirmado que la próxima edición priorizará la transición energética, la inclusión social y el desarrollo sostenible. "No nos interesa un G20 dividido", ha remarcado.
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