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La ampliación de los BRICS: ¿un paso hacia el multilateralismo o un desafío a Occidente?

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Cumbre de los BRICS, con Vladímir Putin conectado por videoconferencia, este jueves en Sudáfrica.

Cumbre de los BRICS, con Vladímir Putin conectado por videoconferencia, este jueves en Sudáfrica. / KREMLIN / DPA

Laura Puig

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Los BRICS, el grupo de países que integran Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica, han anunciado este jueves que admiten la entrada en bloque de Argentina, Arabia Saudí, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos e Irán. Con la ampliación, que se materializará el 1 de enero de 2024, el club de economías emergentes fortalece su rol como actor geopolítico y, según algunos analistas, plantea un serio desafío contra la hegemonía de Occidente y organizaciones como el G7, el grupo de países más desarrollado, en un contexto que algunos califican de guerra fría tecnológica (entre China y EEUU) y en plena invasión rusa de Ucrania.

Quizás para aplacar temores, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, inició su participación en la cumbre con un post en la red social X, antes Twitter: "Los BRICS no son un contrapunto al G7, ni al G20 ni contra nadie". Lula no es el único que ha intentado alejar el fantasma de un nuevo contrapoder en el tablero geopolítico. El ministro de Exteriores de Sudáfrica, Naledi Pandor, realizó unos días antes unas declaraciones en el mismo sentido asegurando que es "extremadamente incorrecto" considerar una expansión del bloque como un movimiento anti-Occidente. Estos dos países, igual que la India, han expresado en el pasado sus reticencias a la ampliación ya que, a pesar de estar de acuerdo en desarrollar un "orden internacional más inclusivo" y promover los "intereses del Sur Global", temen ver disminuida la influencia de la que ahora gozan. Pero las consideraciones de estos tres Estados, que tratan asimismo de mantener un equilibrio con Occidente, chocan con las intenciones de Moscú y Pekín.

El objetivo de Xi Jinping es convertir a los BRICS en un rival geopolítico del G7 para contrarrestar el influjo de EEUU. Así lo declaró recientemente una fuente oficial china al diario 'Financial Times': "Si ampliamos los BRICS para que representen una porción similar del PIB mundial que el G7, entonces nuestra voz colectiva en el mundo se hará más fuerte". Por su parte, Rusia busca en la ampliación contrarrestar el aislamiento internacional y nuevos mercados con los que esquivar las sanciones impuestas por la guerra de Ucrania.

Hablar de tú a tú al G7

"La que sacará mayor partido de esta ampliación es China, es la gran ganadora", explica a EL PERIÓDICO el analista del Real Instituto Elcano Carlos Malamud, quien considera que la expansión "de alguna manera sí es un desafío" a Occidente. "Es la continuación de la lucha entre EEUU y China".

Estos cinco estados representan el 42% de la población mundial, el 30% del territorio del planeta y un cuarto del PIB global. El grupo nació como actor político en una cumbre en Ekaterimburgo en 2009, casi una década después de que el economista de Goldman Sachs Jim O’Neill acuñara el acrónimo para referirse al peso de los países emergentes (excepto Sudáfrica, que se sumó al club en 2011) en el mundo y su potencial para convertirse en las cuatro economías dominantes en 2050, así como a la necesidad de remodelar la gobernanza política y económica global para incluirlas. Sin embargo, China es el único país que mantiene su tendencia alcista, frente al estancamiento del resto. Si la ampliación se extiende al total de los 22 países que han llamado a su puerta, algunas estimaciones elevan la participación del club en la economía mundial hasta el 40%, con lo que podría hablar de tú a tú al G7 (43,5% del PIB mundial).

Un "frente unido"

La duda es si los BRICS darán un golpe en el tablero mundial y hasta qué punto se modificarán los equilibrios de poder. Según Maddalena Procopio, analista del European Council on Foreign Relations (ECFR), el bloque "se ha vuelto más capaz en los últimos años de formar un frente unido en varios asuntos" y ha logrado "desviar en ocasiones los debates de las prioridades de la UE" a pesar de las divisiones en su seno. No obstante, Procopio, en declaraciones a este diario, considera que la ampliación hacia el Sur Global no tiene por qué ser necesariamente un pulso a Occidente, ya que estos países "no ven la expansión de sus relaciones con otros actores del Sur Global como una forma de restar importancia a sus relaciones con Occidente, sino más bien para diversificar socios y maximizar las oportunidades económicas". Lo que seguro que se producirá, añade, es una mejoría de la "legitimidad internacional de los BRICS" y un cambio en los "patrones económicos y geopolíticos globales tal como los conocemos ahora".

Según Malamud, todavía es "pronto" para saber las implicaciones del nuevo bloque, aunque augura que las relaciones entre los cinco países miembros y los seis que se incorporarán en enero no van a ser fáciles. "La sintonía entre los cinco miembros originales es complicada. China y la India son más rivales sistémicos que socios. Y conseguir los grandes objetivos planteados, como la moneda única que propuso Brasil, va a requerir tiempo y ajustes", señala.

El Sur Global

Otra de las cuestiones que surgen es si los países del llamado Sur Global van a sacar provecho o ventajas si se suman al nuevo bloque. En opinión del investigador del Real Instituto Elcano, no está claro pues el Sur Global "no es una categoría homogénea", en ella "hay opiniones contradictorias sobre economía, la guerra de Ucrania, EEUU...". "Lo único que va a beneficiar a los países que están en vías de incorporación es el acceso al banco de los BRICS (el Nuevo Banco de Desarrollo)", añade Malamud.

La analista del EFCR, en cambio, considera que la pertenencia a los BRICS "puede ser positivo" para estos países, ya que les permitirá "presionar más resueltamente en los entornos de gobernanza global para defender sus prioridades, a veces diferentes de las del Norte Global".

El tiempo dirá si el bloque trabaja en pos de un multilateralismo real y unas relaciones más justas, o si bien replica las estructuras ya existentes se convierte en otro actor en busca de la hegemonía global.

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