Ampliación estratégica

Más BRICS para enfrentar a Occidente

Tal vez los avances alcanzados en la cumbre no han sido tan grandes como los esperados, pero no hay duda de que este dispar grupo, de países y economías muy diferentes, ha logrado asentarse en la esfera internacional y presenta serios desafíos al orden establecido

Los BRICS admiten en el bloque a Argentina, Arabia Saudí, Egipto, Etiopía, Emiratos e Irán

Una pantalla muestra la intervención telemática de Putin durante la cumbre de los BRICS en Johannesburgo, el 24 de agosto de 2023.

Una pantalla muestra la intervención telemática de Putin durante la cumbre de los BRICS en Johannesburgo, el 24 de agosto de 2023. / Marco Longari / Reuters

Georgina Higueras

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La 15ª cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) ha abierto la puerta a otros seis países emergentes para afrontar “los tiempos turbulentos que vivimos”, según el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa. El grupo busca convertirse en una alternativa creíble al dominio occidental del sistema internacional. Su objetivo es desarrollar una estrategia común que favorezca “una gobernanza global más justa e inclusiva”, según declaró Xi Jinping, quien misteriosamente no asistió al primer día de la cumbre pese a haber llegado el lunes a Johannesburgo.

Jim O’Neill, el analista financiero de Goldman Sachs que en 2001 alumbró el acrónimo BRIC para referirse a las potencias emergentes, jamás pensó que esta organización, nacida formalmente en 2009 y ampliada a Sudáfrica al año siguiente para que el continente africano también estuviese representado, abrazaría su potencial económico para adoptar una misión geopolítica. Pero ha sido esta precisamente la que ha logrado convertir a los BRICS en el polo de atracción de los países que aspiran a liberarse del 'neocolonialismo' económico impuesto por Occidente a través de las duras exigencias del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Los BRICS, que ya suponen el 40% de la población y el 25% del PIB mundiales, comparten la frustración de buena parte del llamado Sur Global, que busca en el multilateralismo y la gobernanza global impulsar un desarrollo más justo e inclusivo. Esta aspiración fue la que llevó a decenas de países a pedir su ingreso en el grupo, aunque de momento solo han entrado Arabia Saudí, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Argentina, Egipto y Etiopía. Los nuevos aportan mucho dinero, petróleo, ubicaciones estratégicas y poblaciones crecientes.

La expansión de los BRICS, sin embargo, no significa que ahora vayan a ser más más efectivos en su acción. Muchos expertos temen que el grupo, que ya tiene serias diferencias en su percepción de la situación internacional, se vuelva más incoherente e incapaz de alcanzar un consenso para las cuestiones de mayor importancia. Su mayor éxito ha sido el Nuevo Banco de Desarrollo, creado en 2014, que ya ha financiado 98 proyectos por valor de unos 33.200 millones de dólares. La expresidenta brasileña Dilma Rousseff preside desde marzo de 2023 el NBD.

India y Brasil son los más renuentes a rivalizar con Occidente. El presidente Lula da Silva dijo que el grupo no debería enfrentarse a Estados Unidos, ni al G7, pero criticó las exigencias del FMI que “asfixian a los países” y, tras considerar fundamental el ingreso de Argentina (aplastada por un préstamo de 44.000 millones de dólares con el FMI), expresó su esperanza en que el NBD otorgue créditos con criterios distintos.

Desdolarizar la economía

La 15ª cumbre había despertado enormes expectativas, tanto sobre la expansión como porque apostase por una moneda común como método para impulsar la desdolarización de la economía mundial, escapar a las sanciones unilaterales que imponen EEUU y sus aliados y reducir las vulnerabilidades del grupo. Sin embargo, el comunicado final solo hace referencia a incentivar el comercio entre los socios en las monedas nacionales. Ninguno de los BRICS ha aceptado las sanciones a Rusia decretadas tras la invasión de Ucrania. Putin, sobre quien pesa una orden de búsqueda y captura dictada por la Corte Penal Internacional, asistió a la reunión de forma telemática.

El primer ministro indio, Narendra Modi, prosiguió con su juego a dos bandas, que le permite estar en las asociaciones impulsadas por China y cultivar unas relaciones privilegiadas con Washington. Modi aplaudió los logros del NBD y la “red de seguridad financiera” del acuerdo de reservas contingentes, que funciona como una fuente de liquidez para el grupo.

India temía que la ampliación diluyera su influencia, pero es evidente que su peso se ha sentido a la hora de escoger a los nuevos miembros entre los 23 que lo habían solicitado formalmente. Para Nueva Delhi, que también aspira al liderazgo del Sur Global, es vital que el grupo no esté dominado por Pekín.

Tal vez los avances alcanzados en la cumbre no han sido tan grandes como los esperados, pero no hay duda de que este dispar grupo, de países y economías muy diferentes, ha logrado asentarse en la esfera internacional y presenta serios desafíos al orden establecido. Frente a las dudas que hoy presenta la globalización, los BRICS dan un nuevo impulso a la gobernanza global y el multilateralismo.

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