Relaciones Moscú-La Habana

Los cubanos volverán a estudiar ruso

Cuba se prepara para incorporar el rublo a su economía

Cuba intenta atraer inversiones y turistas de Rusia en medio de su peor crisis en décadas.

Cuba intenta atraer inversiones y turistas de Rusia en medio de su peor crisis en décadas.

Abel Gilbert

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En enero de 1974, el principal jerarca de la Unión Soviética aterrizó en Cuba. "Bienvenido (Leonid) Brezhnev, esta es tu casa", rezaba una calcomanía que se pegó en muchas puertas habaneras. Fidel Castro, dotado de su fusil con mira telescópica, acompañaba en la imagen al secretario general del Partido Comunista Soviético. Se veían juntos y triunfales. Un modo de celebración de unas relaciones políticas y comerciales que se encontraban en su esplendor. La alianza se creía eterna, pero se hizo trizas en 1991 con la disolución de la URSS. Casi medio siglo más tarde de esa visita, La Habana y Moscú vuelven a entreverarse.

Por un lado, la isla atraviesa una crisis de enormes proporciones. Vladímir Putin, entre tanto, encuentra en Cuba un aliado regional en medio de su invasión a Ucrania. Como parte de esta nueva luna de miel, los cubanos volverán a aprender ruso. La Universidad de La Habana prepara clases que serán transmitidas por el Canal Educativo de la televisión a partir de noviembre.

El retorno de la lengua de Fiódor Dostoeivsky a las estructuras educativas fue confirmado por Vladímir Shkunov, miembro del Consejo de expertos del Gobierno de Rusia. Ese regreso tiene apenas un valor cultural simbólico si se compara con los tiempos de la calcomanía de Castro y Brezhnev, cuando la mayor de las Antillas se había "eslavizado", y miles de cubanos iban a estudiar a las universidades moscovitas.

Nuevos acuerdos

A pesar de tratarse de un curso de idiomas acotado, adquiere una significación especial porque coincide con un reverdecimiento de la alianza bilateral sobre una base completamente diferente a la de la Guerra Fría: Rusia no es comunista y el postcastrismo solo mantiene jirones deshilachados de la ideología que lo constituyó. Tan diferente es el panorama en relación a lo que podía ocurrir hace casi cuatro décadas atrás que el jefe del Comité Empresarial Cubano-Ruso, Boris Titov, llegó considerar recientemente que "Cuba es hoy la Unión Soviética de finales de los 80", cuando parte de la burocracia sentaba las bases de su conversión al capitalismo más feroz.

El Gobierno de Miguel Díaz-Canel atraviesa enormes dificultades: inflación y creciente pobreza, escasez de combustibles y apagones, factores que no hacen más que incrementar un malestar ciudadano que tuvo su gran e inédita ebullición social hace dos años. Díaz-Canel, reelecto hace tres meses, se vio con Putin en Moscú en noviembre pasado, todo un gesto el del jefe de Estado cubano de velado aval a la política del Kremlin frente a Ucrania. "Tanto Rusia como Cuba están sometidas a unas sanciones que proceden y tienen su origen en el mismo enemigo", dijo en esa oportunidad. La isla debe a su aliado unos 2.300 millones de dólares. Putin, entre tanto, respondió que primero la URSS y luego Rusia, "siempre han apoyado y siguen apoyando al pueblo cubano en su lucha por la independencia".

Después de ese encuentro se dinamizaron los acuerdos comerciales, que van de la minería y la agricultura, lo que incluye la rehabilitación de un ingenio azucarero obsoleto en la provincia de Sancti Spíritus. Además, Moscú se propone entregar unos 30.000 barriles de petróleo diarios para reactivar una economía enclenque.

El regreso del pasado

Este es el trasfondo de la vuelta del idioma ruso, por el momento, a través de las pantallas. A pesar de su dosis acotada, no hizo más que reavivar recuerdos de un pasado controvertido. La ruptura con Estados Unidos supuso también en los 60 un profundo giro cultural. De ser una plaza donde el cine, la moda y la música norteamericanas se consumían casi de manera sincrónica, se pasó a un nuevo universo marcado por las películas soviéticas y los manuales de marxismo-leninismo de las academias soviéticas. A Wendy Guerra, autora de 'Todos se van' y 'Domingo en Revolución', actualmente exiliada, la memoria la llevó a los días en que las caricaturas de Disney fueron reemplazadas por Cheburashka, Masha y el Oso o Tío Stiopa.  

"Los nacidos en la década de 1970 recitamos de memoria 'Nu, pogodi! (¡Me las pagarás!)". Guerra se refiere a la animación dirigida por Vyacheslav Kotyonochkin, que los niños cubanos conocían de memoria. "Nuestro imaginario infantil se basa en el aprendizaje de las peripecias soviéticas y su extrapolación al trópico. En nuestros códigos afectivos atesoramos las voces y la música de los llamados popularmente muñequitos rusos, usados hoy como resorte icónico, burlesco o nostálgico".

Ya al despuntar los años 90, cuando las relaciones se descascaraban, el trovador Carlos Varela cantaba que no había crecido con 'Superman' y que su televisión era de origen soviético. Por entonces, el joven artista plástico José Toirac pintaba irónicamente en clave del realismo socialista las fotografías de 'Granma', el órgano oficial del Partido Comunista Cubano. Un anticipo del desmoronamiento.

Las mofas del pasado adquieren en el presente otro sentido que es acompañado no solo por las novedades educativas y la libre circulación del rublo en la isla. "Vladímir Vladimirovich (Putin) tiene una invitación (a Cuba), pero no sé cómo se alinearán sus planes", aseguró el embajador ruso en La Habana, Viktor Koronellim. 

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