Entrevista

Arancha González Laya: "Hay que estar preparados para una respuesta imprevisible de Putin, incluida el arma nuclear"

Putin puso en jaque a Wagner y Prigozhin optó por humillarle con su insurrección en Rusia

Última hora de la guerra en Ucrania, en directo

La exministra de Exteriores Arancha González Laya, este lunes en la Universitat de Barcelona.

La exministra de Exteriores Arancha González Laya, este lunes en la Universitat de Barcelona. / MANU MITRU

Laura Puig

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La exministra de Exteriores y actual decana de la Escuela de Asuntos Internacionales de París (PSIA), la 'Sciences Po', Arancha González Laya, ha recalado este lunes en Barcelona para participar en la ceremonia de graduación de los másters del Institut Barcelona d'Estudis Internacionals (IBEI). En esta entrevista con EL PERIÓDICO analiza los principales focos de la actualidad internacional.

Algunos analistas interpretan la insurrección del grupo Wagner como el principio del fin de Putin. ¿Cómo puede afectar esta acción al futuro de Rusia?

Lo ocurrido muestra debilidad, vulnerabilidad y una incapacidad de controlar lo más sagrado cuando uno está en guerra, que es su aparato militar. Aunque por otra parte no es sorprendente porque Putin ha puesto el aparato militar parcialmente en manos de un grupo de mercenarios. Coincido en que es el principio del fin de Putin con lo que eso supone de incertidumbre. Pero ha acabado el mito de la invencibilidad de Putin.

¿Y a Ucrania?

Lo que estamos viendo y llevamos viendo hace unos meses, pero ahora se ha mostrado con toda su crudeza, es que no es oro todo lo que reluce. En las autocracias, que nos hacen creer que todo es fuerte y sólido, en realidad todo es mucho más líquido de lo que imaginamos. Y lo que vemos ahora es que en medio de una guerra existe un disenso dentro del aparato militar ruso. Eso puede ser una buena noticia para los ucranianos y para quienes creemos que esta guerra debería acabar lo antes posible con el retorno de los territorios ocupados a Ucrania, pero también puede tener consecuencias imprevisibles si Putin se ve aislado, si se ve vulnerable. Puede dar un golpe de timón, puede intentar asustar con todo lo que tenga, incluida el arma nuclear. Lo más importante es estar preparados, tanto en Ucrania como en todos los países que estamos ayudando a Ucrania, hay que tener muy claro cuáles son las estrategias de respuesta.

La guerra en Ucrania cumple ya 16 meses. ¿Existe riesgo de que la población de los países aliados empiece a mostrar síntomas de fatiga que se acaben traduciendo en rechazo a seguir proporcionando ayuda económica y militar?

Es un riesgo que muchos venían anunciando casi desde el principio de la guerra. Pero lo cierto es que el ciudadano entiende dónde está el bien y dónde está el mal, dónde está la víctima y dónde está el agresor. Lo dicen todos los sondeos de opinión. En el del European Council on Foreign Relations (ECFR), de apenas hace dos semanas, los ciudadanos de 12 países de la UE son muy claros en el apoyo claro que desean que sus gobiernos sigan aportando a Ucrania y también en la firmeza que desean para con Rusia. Y lo mejor que podemos hacer quienes queramos seguir apoyando a Ucrania en este conflicto, que puede que dure aún un tiempo, es explicarle al ciudadano lo que está en juego, que no es otra cosa que la UE.

El 11 y 12 de julio se celebrará la cumbre de la OTAN en Vilnius. Algunos países, principalmente del flanco este de la Alianza, desearían que Ucrania consiguiera en esta cita una invitación formal para unirse al club, pero Stoltenberg ya lo ha descartado. A cambio, existe un compromiso para evidenciar algún tipo de avance. ¿Qué se le debería ofrecer a Kiev?

Lo más importante para Ucrania ahora son garantías concretas de seguridad y de apoyo en su defensa. Eso es lo que necesita en estos momentos. No compromisos genéricos, como se hizo en cumbres anteriores, donde se dejó demasiado espacio a la interpretación. Y creo que en eso está trabajando el secretario general con los miembros de la OTAN.

La exministra de Exteriores Arancha González Laya en la Universitat de Barcelona.

La exministra de Exteriores Arancha González Laya en la Universitat de Barcelona. / MANU MITRU

Y respecto al suministro de armamento, ¿debe haber alguna línea roja? Primero se dijo que no se mandarían tanques y finalmente se mandaron, y ahora se debate sobre los aviones de combate.

Esto de fijar líneas rojas, a menos que seamos muy firmes en respetarlas, no sirve de mucho. Es más prudente explicar que vamos a seguir apoyando a Ucrania el tiempo que haga falta y con los medios que hagan falta. La única línea roja que no vamos a traspasar, y ya la fijamos desde el inicio, es la de entrar en la guerra. Esa es la única línea que nosotros hemos sido muy claros que no íbamos a cruzar. Evidentemente, a menos que haya un ataque al espacio de la OTAN.

La celebración de las elecciones generales en España el 23 de julio, ¿puede afectar o perjudicar de algún modo a la presidencia de turno de la UE que arrancará el próximo sábado?

En temas europeos, creo que hay bastante consenso dentro de España de la importancia, sobre todo en estos momentos de vaivén político y geoestratégico en el mundo, de que los dos grandes partidos sean capaces de impulsar una agenda compartida. Y, por otro lado, esta no es la primera vez que España preside la UE. Es la quinta. Esto está muy rodado en nuestro país. No es tampoco la primera vez que una presidencia coincide con un proceso electoral. Pasó en Francia con las elecciones de 2022. Los países están preparados para esto. Lo que sí sería muy importante es que el resultado de los comicios fuesen claros para que se pudiese constituir un gobierno rápidamente y ponerse manos a la obra.

Uno de los objetivos declarados de esta presidencia era la firma y ratificación del Acuerdo Comercial UE-Mercosur durante la cumbre entre los Veintisiete y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC) del 17 y 18 de julio en Bruselas, pero las reticencias de Francia y otros países parece que no lo van a hacer posible…

Este es un acuerdo necesario para Europa porque ahora no es sólo un acuerdo comercial, es la expresión de una voluntad geopolítica en un momento en el que hay una división muy fuerte este-oeste, pero también hay grietas en la relación norte-sur. Es una manera de afianzar una relación norte-sur que para UE es fundamental, porque es el terreno donde la UE puede expresar su propio espacio geopolítico. Y es una manera de aportar más resiliencia a la economía europea. Eso ayudaría en estos momentos a obtener fuentes alternativas de materias primas, mercados que nos ayuden a desconcentrarnos de otros de los que somos más dependientes. Y también es un espacio muy interesante de impulso de compromisos conjuntos, como el compromiso por el cambio climático y por la protección de la biodiversidad, donde los países del Mercosur y en particular Brasil tienen mucho que decir.

Precisamente, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha mostrado su malestar por las sanciones que incluye el acuerdo en caso de incumplimientos.

El acuerdo comercial contiene en todas sus dimensiones disciplinas en el caso de que no se cumpla con los términos del acuerdo, en el caso de que no los cumpla Mercosur y en el caso de que tampoco los cumpla la Unión Europea. Las hay para comercio desleal, cuando no se cumpla con convenciones internacionales de las cuales las dos partes son firmantes y las hay en caso de la biodiversidad. Yo no pondría mucho énfasis en eso. No es una cláusula anti-Brasil, es una cláusula a favor de la protección de la biodiversidad en la que yo creo que ambas partes están comprometidas.

Otra de las prioridades de España es lograr una gestión más eficaz y coordinada de los procesos de migración y asilo. Recientemente, un trágico naufragio en aguas del mar Jónico ha vuelto a poner sobre la mesa la política migratoria de la UE. ¿Deben los Veintisiete seguir externalizando el control de las fronteras a países con gobiernos de dudosa calidad democrática como Turquía, Marruecos o Túnez?

Lo que está ocurriendo es una muestra de la insuficiencia de la política migratoria de la UE. Hay que avanzar mucho más en la lucha contra las redes clandestinas de tráfico de personas, y eso solo funciona si se hace a nivel de la UE porque las redes son multipaís y porque se necesita sumar la inteligencia de todos los países y las agencias que van a poder responder incluso judicialmente sobre estas personas. Se necesita más Unión Europea en la gestión de las relaciones con los países de origen y tránsito. Está claro que muchos de esos países no son democracias al estilo y al uso europeo, pero eso no nos puede impedir trabajar con ellos. También hay que ordenar mejor la migración porque lo que estamos viendo en Europa, incluido nuestro país, es que necesitamos aporte de personas migrantes para mantener nuestra economía funcionando. Esto es algo que el ministro Escrivá hace muy bien, trabajando precisamente con países de origen y de tránsito. Y por último, creo que hay que avanzar también en el tema de la solidaridad europea para que no sean sólo los países frontera exterior de la UE los que asuman la responsabilidad y la carga de la gestión de la inmigración.

Hace unos meses, el presidente francés, Emmanuel Macron, generó un gran revuelo al pedir a la UE mantener una voz distinta a la de EEUU en su disputa con China en el marco del conflicto con Taiwán, algo que algunos han interpretado como que la UE debe de apostar por convertirse en una tercera superpotencia.

Creo que Macron expresó, de una manera quizás un poquito torpe, el sentir del ciudadano europeo. Según el sondeo del ECFR, los europeos defienden tres cosas: hay que mantener la firmeza con Rusia, hay que ser matizado con respecto a China y hay que ser muy realista con respecto a Estados Unidos. De alguna manera, los ciudadanos están expresando que ellos sienten que la relación con China es compleja, no se puede resumir en un solo vértice. Si China representa el 32% a las emisiones de CO2 en el mundo, necesitamos trabajar con China para que reduzca sus emisiones. Si 50 países en el mundo están tan sobreendeudados que ahora mismo están casi en bancarrota y una parte de esta deuda está en manos chinas, tenemos que trabajar con China. Pero los ciudadanos también entienden que tenemos un problema de rivalidad incluido en el campo militar. Ahora, en el caso de Taiwán, la postura europea es muy clara y tiene dos partes: una, respeto a la política de 'una China' y, dos, que la UE no acepta el cambio del statu quo por la fuerza. También es verdad que en nuestro interés está trabajar para que se mantenga ese statu quo. No hacer gestos que puedan dar la impresión que se está cuestionando.

El 27 de junio, como decana de la Sciences Po de París otorgará el título de doctora honoris causa a Angela Merkel por ser una de las personalidades políticas que más ha contribuido a la construcción europea desde la Guerra Fría. ¿Está su legado en riesgo ante el avance que está experimentando la extrema derecha en la UE?

Con sus luces y sus sombras, su legado nos tiene que servir un poco de inspiración para la construcción de la UE del futuro. Yo lo resumiría en tres palabras, que son las que voy a utilizar en mi mensaje en su doctorado honoris causa: compromiso, resiliencia y valores. Son tres elementos fundamentales que la UE necesita para avanzar. La UE no puede avanzar sin compromisos, empezando por los compromisos francoalemanes, que esta es una de las razones por las cuales nosotros reconocemos su labor, esa labor incansable por encontrar siempre un compromiso entre Francia y Alemania, el núcleo de la Unión Europea. Resiliencia, porque es lo que necesitamos ahora si queremos construir una Europa más sólida. Y valores, porque tenemos que asegurarnos de que se respetan dentro de la UE. Los valores de democracia, respeto a los derechos humanos, diversidad, tolerancia,... eso es la base de la Unión Europea.

La Comunidad Política Europea celebrará en octubre en Granada su tercera reunión. ¿Va a acabar consolidándose como un actor internacional?

La Comunidad Política Europea, que es la gran fotografía de todos los países europeos frente a Rusia y Bielorrusia, es la expresión de la Europa geopolítica. De una Europa que necesita construir espacios de protección de la seguridad de sus ciudadanos, de sus infraestructuras, su comercio, su aprovisionamiento energético. Yo veo un interés en los países que la componen. Creo que es muy importante que España consolide esta comunidad en la cumbre de Granada y tiene que hacerlo porque cada una de las presidencias anteriores ha conseguido ponerle un plus de consolidación.