Desafío al Kremlin

Putin puso en jaque a Wagner y Prigozhin optó por humillarle con su insurrección en Rusia

Última hora de la guerra en Ucrania, en directo

¿Dónde está Prigozhin? El rastro del líder de Wagner se pierde camino de su exilio a Bielorrusia

Yevgeni Prigozhin, en una captura de vídeo del 24 de junio

Yevgeni Prigozhin, en una captura de vídeo del 24 de junio / TELEGRAM/ @concordgroup_official / AFP

Ricardo Mir de Francia

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El pasado 13 de junio, diez días antes de que el jefe de Wagner lanzara su insurrección armada contra el Kremlin en el mayor desafío interno que Vladímir Putin ha enfrentado desde que asumiera el poder en Rusia en la lejana Nochevieja de 1999, el presidente ruso emitió una suerte de ultimátum contra el fundador de la poderosa milicia de mercenarios. "Esto se tiene que hacer y se tiene que hacer cuanto antes", dijo durante una conversación con blogueros militares. Alineándose con su ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, Putin exigió a los "destacamentos de voluntarios" que operan en Ucrania a ponerse bajo control directo de las Fuerzas Armadas previa firma de un contrato con el Ministerio de Defensa. Las fuerzas chechenas al mando de Ramzan Kadirov habían firmado un día antes, pero Yevgueni Prigozhin reiteró su rechazó a poner a sus hombres al mando de los "payasos de geriátrico" a los que llevaba meses insultando.

La orden tenía como fecha límite el 1 de julio y algunos analistas entendieron que la propia existencia de Wagner --el grupo que se había convertido en uno de los brazos armados de la influencia exterior rusa-- podía tener los días contados. "Shoigú ha puesto a Prigozhin más o menos en jaque mate", le dijo a 'The Guardian' Dara Massicot, analista de la Rand Corporation. "Si Wagner no firma los contratos con el ministerio, el Estado podría dejar de apoyar a Wagner o incluso mover ficha legalmente contra ellos". Lejos de agachar la cabeza, el "cocinero de Putin" tenía otros planes. Y el pasado viernes, tras acusar al Ejército regular ruso de lanzar un misil contra uno de los campamentos de Wagner en el Donbás ocupado, un ataque en el que habrían muerto 30 mercenarios, ordenó a sus columnas de paramilitares marchar hacia Moscú.

"No queríamos derrocar al régimen", ha dicho Prigozhin este lunes en un audio de 11 minutos en uno de sus canales de Telegram, el primero desde que el sábado aceptara deponer el motín de sus tropas cuando se encontraban a solo 200 kilómetros de la capital rusa "para evitar derramamiento de sangre". Una decisión que se fraguó tras la negociación a tres bandas entre Prigozhin, el Kremlin y el líder bielorruso, Aleksándr Lukashenko. "El objetivo era prevenir la destrucción de la compañía militar privada Wagner y obligar a rendir cuentas a aquellos que, con su falta de profesionalidad, han cometido errores mayúsculos durante la operación militar especial. La sociedad lo demandaba", añadió el jefe de la milicia que lideró la toma de Bajmut y otras de las grandes batallas en el Donbás ucraniano antes de rebelarse contra la mano que le dio de comer durante tantos años.

En una comparecencia televisada esta noche, Putin ha ofrecido a los combatientes de Wagner que "no derramaron sangre" unirse al Ejército ruso o irse a Bielorrusia, y ha destacado que la "abrumadora mayoría" de los mercenarios a las órdenes de Prigozhin son unos "patriotas". Según el presidente ruso, el motín hubiera sido "reprimido" de todas maneras.

Un imperio a la sombra de Putin

Por más que llevara tiempo echando pestes contra Shoigú y Valeri Gerásimov, jefe del Estado Mayor ruso y comandante de las fuerzas invasoras en Ucrania, nadie esperaba una acción drástica como la que protagonizó el pasado fin de semana. Al fin y al cabo fue Putin el que permitió a Prigozhin medrar tras sus inicios como vendedor de perritos calientes y criminal de poca monta. Primero, con lucrativos contratos para su servicio de catering y, luego, con una milicia privada que Rusia ha empleado como una extensión de su política exterior en Siria, Libia, Sudán o República Centroafricana. Sin el beneplácito del Kremlin, tampoco hubiera podido reclutar a las decenas de miles de presos que ha utilizado como carne de cañón en Ucrania.

"Prigozhin es muy creativo, carismático y ambicioso. Su negocio depende del Estado, pero desde la pasada década ha estado muy interesado en la política", asegura a este diario Oleg Ignatov, analista del Crisis Group en Rusia. "Levantó su propio imperio mediático, tiene fábricas de 'trols', ha maniobrado contra la oposición rusa y ha ayudado a elegir a políticos cercanos a Putin". Dinero no le falta porque sus empresas están también involucradas en el negocio del petróleo, el gas, los diamantes y el oro. De acuerdo con el 'Financial Times', ese imperio empresarial generó 250 millones de dólares en los cuatro años previos a la invasión a gran escala de Ucrania, a pesar de las sanciones que enfrenta desde hace años.

¿Por qué se frenó la insurrección?

Lo que conduce a otra pregunta: ¿por qué detuvo Prigozhin el avance de sus tropas hacia Moscú cuando el daño ya estaba hecho y tiene tanto que perder? Al fin y al cabo, el acuerdo mediado por Lukashenko y anunciado por el Kremlin, solo le ofrece un exilio en Bielorrusia y la supuesta retirada de los cargos a los que se hubiera enfrentado junto a sus mercenarios por "traición" y sedición. El propio Prigozhin ha dicho este lunes que frenó el avance "cuando quedó claro que demasiada sangre sería derramada", pero las respuestas siguen en el aire. De acuerdo con 'Meduza', un portal ruso de información independiente, habría sido decisiva la falta de respaldo militar a su insurrección, dado que no hubo adhesiones públicas de comandantes o políticos rusos de envergadura durante las poco más de 24 horas que duró el 'putsch'.

El 'Telegraph' británico aporta otra explicación. Citando fuentes de la seguridad británica, asegura que los servicios secretos rusos amenazaron a las familias de varios comandantes de Wagner con serias represalias a menos que se detuviera la rebelión. A lo que habría que añadir un tercer factor. En contra de los 25.000 mercenarios que Prigozhin dijo haber mandado contra la capital, diversas fuentes sostienen que no llegaban a los 10.000, lo que según el Institute for the Study of War hubiera complicado mucho la ocupación de Moscú o la posibilidad de que Wagner pudiera enzarzarse en un largo pulso armado con las fuerzas del Kremlin.

Puede ser, aunque al mismo tiempo los paramilitares apenas encontraron oposición para tomar Rostov del Don o Vorozneh. "El grueso de las tropas de combate rusas están en Ucrania. Prigozhin quiso explotarlo y puso en evidencia la debilidad del aparato de seguridad ruso", afirma Ignatov, quien vive actualmente exiliado en Bruselas.

A esta historia todavía le quedan varios capítulos. De momento, la agencia estatal Ria Novosti ha publicado que no se han retirado los cargos contra Prigozhin por insurrección armada. Una insurrección que no fue incruenta, como se llegó a decir inicialmente. Al menos 15 militares rusos murieron durante el alzamiento, después de que los milicianos de Wagner abatieran varios helicópteros.