Duelo en Italia

Las amistades peligrosas de Berlusconi con Putin y dictadores árabes

Muere Berlusconi, el magnate precursor del trumpismo y protagonista de mil y un escándalos

Última hora y reacciones a la muerte de Silvio Berlusconi, en directo

Silvio Berlusconi conversa con Vladímir Putin durante una rueda de prensa conjunta en Gerno, en abril de 2010.

Silvio Berlusconi conversa con Vladímir Putin durante una rueda de prensa conjunta en Gerno, en abril de 2010. / ALESSANDRO GAROFALO / REUTERS

Irene Savio

Irene Savio

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En 2009 Muammar Gadafi viajó a Roma. Iba con un séquito de más de 300 personas, entre ellas 40 de sus amazonas, mujeres que —como después se supo y se documentó— eran esclavizadas, violadas y sufrían acosos indecibles de parte del líder libio. Silvio Berlusconi no sólo lo acogió con todos los honores. También le permitió instalar su tienda beduina en la Villa Pamphili, a poca distancia del centro de Roma. Durante días, ni los romanos pudieron acercarse al lugar.

El político conservador, fallecido el lunes, pretendía agasajar a su "amigo" y, sobre todo, quería que firmase un acuerdo para frenar, a cambio de dinero, las salidas de migrantes del país norteafricano. Lo consiguió. De esta manera abrió un camino, que luego recorrieron otros líderes: el de normalizar la relación con figuras controvertidas, recular en la defensa de los derechos humanos, y hacerlo a plena luz del día y sin respetar lo políticamente correcto, para perseguir sus propósitos. En ese caso, la defensa de la idea de una Europa fortaleza.

Berlusconi cultivó más relaciones de este tipo. Mantenía también vínculos con el dictador tunecino Zine El Abidine Ben Alí y el de Egipto, Hosni Mubarak, al que, durante las sublevaciones populares por la Primavera Árabe en 2011, definió como "el hombre más sabio" de todo Oriente Próximo. Después de eso, la Unión Europea (UE) firmó un acuerdo con Recep Tayyip Erdogan para bloquear las llegadas de migrantes a Europa, tras ser acusado de encarcelar a miles de opositores políticos. Y Giorgia Meloni, la actual primera ministra italiana, acaba de viajar a Túnez con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para negociar con el autoritario presidente tunecino, Kaïs Saied.

Un vino en Crimea

A Berlusconi, los acuerdos también le servían para mantener la influencia de Italia en esos países, y aventajar los negocios de las empresas italianas en esos países. Contaba el fin, no el medio. Este fue el caso también del presidente ruso, Vladímir Putin. Los episodios son muchos y conocidos. Berlusconi y Putin entablaron una amistad en torno a los años 2000 y Rusia se convirtió en un gran socio comercial de Italia, en especial en materia energética.

Berlusconi lo defendía e incluso llegó a acosar a una periodista rusa que, durante una rueda de prensa en Italia, le había hecho al ruso una pregunta incómoda. En septiembre de 2015, un año después de que Rusia se anexionara la península de Crimea, los dos se bebieron allí una botella de vino de Jerez de 240 años. Fue el único en Europa. También lo siguió apoyando incluso con la más reciente invasión rusa de gran escala de Ucrania en curso.

Estrategias exitosas

En noviembre 2016, después de que Donald Trump ganara las elecciones, el economista Luigi Zingales escribió una larga opinión en el diario estadounidense The New York Times, en el que alertaba sobre el riesgo de que EEUU siguiese la senda del pionero Berlusconi. En su texto, Zingales analizaba las similitudes del polémico líder republicano y advertía sobre el peligro de una oposición que contribuyese a alimentar la estrategia de propuesta de la falsa imagen de "héroe del pueblo encadenado por las elites". En síntesis, la de un populista que se presentaba como un outsider del poder, alguien de fuera del sistema.

Berlusconi no conocía a Trump, empresario, rico y ególatra como él, cuando éste apareció en la escena política. Pero tampoco renunció a aprovecharse de la comparación después de que éste saltara a la fama internacional. Trump hizo lo mismo. "Me gusta mucho, es una buena persona", llegó a decir del magnate italiano. Sacar pecho de sus conquistas amorosas y caer en el sexismo y en el racismo también fueron rasgos que compartieron.

Ese mismo 2016, el propio Berlusconi hizo un análisis interesante de cómo él veía la situación. Trump "fue elegido por todos los estadounidenses cansado de la vieja política", afirmó. "La gente está cansada de lo políticamente correcto. Están hartos de ser gravados por el Estado, los impuestos, la burocracia, la inmigración incontrolada, el desempleo y el peligro terrorista. Y eso pasa en América, Italia y en Europa", añadió. En EEUU, rebautizaron entonces al dúo como de Trumposconi. Luego, otros, también en otros lares del mundo, siguieron ese camino.

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