Entrevista

Angela Kane: "La política de seguridad de la UE depende de la OTAN, y la OTAN está dominada por EEUU"

La batalla de Bajmut, ¿el Stalingrado de la guerra de Ucrania?

Angela Kane posa para EL PERIÓDICO en el CaixaForum Macaya, esta semana.

Angela Kane posa para EL PERIÓDICO en el CaixaForum Macaya, esta semana. / JORDI OTIX

Laura Puig

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Angela Kane (Hamelin, Baja Sajonia, 1948) ha desarrollado prácticamente toda su carrera en Naciones Unidas, en temas relacionados con el mantenimiento de la paz, el desarme y la no proliferación nuclear. Actualmente, es asesora de la Nuclear Threat Initiative de Washington, vicepresidenta del Instituto Internacional para la Paz de Viena y miembro del Centro de Viena para el Desarme y la No Proliferación. Esta semana, ha recalado en Barcelona para participar en una conferencia sobre seguridad y geopolítica organizada por el Observatori Social de Fundació La Caixa.

La invasión rusa de Ucrania provocó un terremoto geopolítico que ha devuelto a la memoria el recuerdo de la Guerra Fría. ¿Estamos en un momento equiparable?

No creo que sea la misma situación que en la Guerra Fría, porque entonces había dos bloques opuestos muy definidos: EEUU y la Unión Soviética. Ahora tenemos una situación muy diferente, están EEUU, Rusia y China. Tras el desmantelamiento de la URSS, Rusia intentó acercarse a la Unión Europea y a Occidente. Pero puso una clara línea roja: que la OTAN no se expandiera. Nunca se fijó en un tratado, pero fue algo a lo que se comprometió EEUU de forma oral. Sin embargo, la OTAN se expandió a los países bálticos, Polonia, República Checa, etc. Yo creo que Rusia se sintió, quizás no amenazada, pero de cierta forma insultada. Entonces se fue acercando cada vez más a China, a la que le va muy bien tener a Rusia como un socio menor. Ambos países han aumentado de una forma considerable su cooperación militar y política. Firmaron un gran tratado el año pasado, días antes de que Vladímir Putin invadiera Ucrania. Y este tratado es básicamente como una amistad sin fronteras.

EEUU y la UE se mantienen en guardia frente a China ¿Tiene Occidente serios motivos para desconfiar de Pekín?

Hay una narrativa que debemos evitar porque China se ve a sí misma como una víctima, una víctima de la desconfianza y una víctima de los castigos. Cuando China fue admitida en la Organización Mundial del Comercio hace 22 años gracias al apoyo de EEUU, a pesar de que Pekín no estaba de acuerdo con muchos de los principios de la OMC, como el libre mercado, la libre competencia o los derechos de propiedad intelectual, se creyó que con el tiempo acabaría aceptando adherirse a todas estas prácticas. Pero eso es algo que no ha pasado. China nunca ha firmado esos estándares. Y aquí está el problema. Porque ahora llegan las sanciones, hay compañías que se están marchando, hay derechos de propiedad intelectual que están siendo violados, hay patentes que no está permitido exportar a China... Y hay también una visión de que quizás no deberíamos vender más nuestras compañías a China porque está tomando el control.

China se ha erigido en mediador en algunos conflictos y ha obtenido un gran triunfo con el acercamiento entre Irán y Arabia Saudí. ¿Cree que el plan de paz presentado para la guerra en Ucrania tiene alguna opción de prosperar?

Es muy ambicioso llamarle plan de paz. No hay nada concreto que pueda ser realizable. Pero a pesar de ser muy crítica, también pienso que es bueno si China puede tener influencia, y la tiene sobre Rusia. Ahora hay que esperar a ver qué pasa. Putin no quiere quedar mal, pues ha invertido 15 meses y 300.000 soldados han muerto. Ucrania ha movilizado a muchos países, que le han dado miles de millones de dólares en ayuda militar. No pueden permitirse el lujo de aceptar el statu quo y ambos lados tendrán que ceder. Y realmente no veo que eso vaya a suceder en este momento.

¿Qué puede hacer la UE para mejorar su seguridad en un orden internacional más inestable?

Es muy difícil para la UE ser un actor político independiente hoy en día. Cuando se negoció el tratado nuclear de Irán, el JCPOA, la UE jugó un papel predominante. Fue un logro político tremendo porque fue la primera vez que se posicionó en el mapa como un actor político. Aquello me llenó de orgullo. Pero lo que está pasando ahora es que la política de seguridad es enteramente dependiente de la OTAN, y la OTAN está totalmente dominada por EEUU. Y esto también es una señal de que la Unión Europea no está dispuesta a desarrollar su propia política de seguridad. En este contexto, preveo una gran inestabilidad, ya que la política de EEUU está muy dividida y se halla en un momento muy difícil. Cuanto más nos acerquemos a las elecciones presidenciales de 2024 más difícil va a ser llegar a ningún acuerdo en nada.

En febrero, Vladímir Putin anunció su decisión de suspender las obligaciones de Rusia con el Nuevo START. ¿Qué implicaciones cree que puede tener?

Las implicaciones son múltiples. La buena noticia es que no han abandonado el tratado, lo han suspendido. Hay que recordar que EEUU sí lo abandonó. La cuestión es, primero de todo, si a pesar de la suspensión Rusia respeta los límites de armamento fijados en el tratado. Otra pregunta que está en el ambiente es qué sigue ahora. Este es el último tratado bilateral que aún existe entre la Federación Rusa y Estados Unidos. No se está hablando de ningún otro tratado. Hubo conversaciones sobre estabilidad estratégica entre ambos países y Joe Biden sugirió que había habido una reunión. Pero luego, con la invasión de Ucrania, todo quedó en suspenso. Ya no hay reuniones, no hay ningún movimiento en el control de armas entre los dos países. Y francamente, incluso si acaba la guerra de Ucrania, creo que costará que empiecen de nuevo. Y la siguiente cuestión es, ¿es esto suficiente? ¿Dónde está China? ¿Dónde está Francia? ¿Dónde están las cuatro potencias nucleares que no están en el Tratado de No Proliferación?

¿Podemos decir que la era de la no proliferación ha llegado a su fin?

No, no podemos decir eso. Hay cierta interpretación del Tratado de No Proliferación (TNP) nuclear que sostiene que está en vigor a perpetuidad. ¿Qué significa eso? En 1995, los estados firmantes del tratado decidieron que este ya no sería revisado cada 5 años, sino que se prorrogaba indefinidamente. Así, cuando Corea del Norte anunció que abandonaba el tratado, EEUU vino a decir que no lo había hecho porque no se puede abandonar un tratado que se prorroga indefinidamente. Esto se acepta porque viene bien a la mayoría de los estados. Se afirma que Corea del Norte todavía está, pero no es así. La India tampoco. Pakistán tampoco. Israel tampoco. Esos son cuatro obstáculos que tenemos en este momento. Pero hay que asegurarse de que este árbol no se deshaga porque es lo único que mantiene a los países alejados de desarrollar bombas nucleares. Es un compromiso que han asumido. Lo han firmado y están sujetos a él.

¿Qué debería ponerse sobre la mesa de negociación en este ámbito?

Hay algo que encuentro realmente interesante y es que por primera vez una planta de energía nuclear se ha visto envuelta en un conflicto. Me refiero a la central de Zaporiyia, en Ucrania. Es una situación muy novedosa, tenemos que tener tratados especiales para regular este aspecto. No se pueden atacar las plantas de energía nuclear. Quiero decir, ha habido accidentes como el de Chernóbil o el de Fukushima, pero nunca ha pasado nada como lo de Zaporiyia, con bombardeos, la ocupación por parte de las tropas rusas...

Usted ha trabajado durante muchos años en Naciones Unidas. ¿Cree que la organización necesita reformas?

En este momento, es el único organismo que se ocupa de los problemas del mundo. Ante asuntos que no tienen fronteras, ya sea el medio ambiente, ya sean las migraciones o el covid, se necesita una organización como esta. Y me gustaría una reforma que toque no solo la reorganización de algunas entidades. Básicamente cada secretario general ha realizado cambios consistentes en la fusión, expansión o el cambio de nombre de departamentos. Pero eso no es una reforma, no han cambiado el modo de operar de la organización. Lo que hay que cambiar es la voluntad política de los estados miembros de trabajar juntos.

Y el Consejo de Seguridad, ¿debe ser replanteado?

El Consejo de Seguridad no es siempre fácil de defender, en términos del poder que tiene, y opino que el veto se ha usado demasiado, particularmente en los últimos años. Pero creo que nunca será reformado porque las cinco potencias con poder de veto tienen que estar de acuerdo.

Últimamente se habla mucho de la inteligencia artificial. ¿Supone un desafío para la seguridad mundial?

Genera mucha inseguridad en la gente. Y creo que el último desarrollo de ChatGPT es muy preocupante. No sabemos quién desarrolla los algoritmos, pero sabemos que están sesgados. Y esto no debería ser una caja negra, debería explicarse. Alrededor de 1.000 desarrolladores de inteligencia artificial firmaron una carta diciendo que deberíamos parar ChatGPT, pero la caja de Pandora ya está abierta.