Estrategia UE-China

La Unión Europea se lanza a recalibrar su relación con China

El jefe de la diplomacia europea plantea a los Veintisiete un enfoque “realista” y “pragmático”, reduciendo la dependencia pero sin cortar los vínculos con Pekín

Advierte de que la UE no debe dejarse llevar por las tensiones entre Pekín y Washington aunque admite que las tensiones por Taiwán pueden aumentar

El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, durante una intervención en el Parlamento de Estrasburgo.

El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, durante una intervención en el Parlamento de Estrasburgo. / FREDERICK FLORIN / AFP

Silvia Martinez

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Los ministros de exteriores de la Unión Europea han lanzado oficialmente este viernes el debate sobre cómo recalibrar las relaciones con China, un competidor y rival sistémico que aspira a convertirse en una superpotencia pero al mismo tiempo un socio con el que es necesario contar. Sobre la mesa un documento de trabajo elaborado por el equipo del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, que apuesta por una relación “realista”, “pragmática” y “coherente, que lleve una reducción de riesgos y a una menor dependencia del gigante asiático, pero “sin obstaculizar” los intercambios comerciales ni la cooperación. "Hay al menos tres razones para recalibrar la política: el grado en que China está cambiando, con el nacionalismo y la ideología en alza; el endurecimiento de la competencia entre Estados Unidos y China, que afecta a todos los ámbitos políticos; y el hecho de que China es un actor clave en cuestiones regionales y mundiales", sostiene Borrell.

El documento, según ha explicado el alto representante para la política exterior de la UE tras el encuentro en Estocolmo, ha sido recibido positivamente. "Los Veintisiete respaldan la música del texto. Habrá palabras que querrán cambiar, matices, pero el documento es un enfoque sólido y completo hacia China. No he escuchado ningún desacuerdo concreto” aunque “después hay tonalidades”, ha reconocido sobre un análisis al que se añadirán las aportaciones de los Estados miembros con el objetivo de que los líderes europeos definan una posición común en la próxima cumbre de mediados de junio.

"Es importante no ser ingenuo y entender que es un país de partido único", ha advertido el ministro de Exteriores sueco, Tobias Billstrom. "Hay que tener más conciencia que en el caso de Rusia y tener una estrategia de resiliencia y reducir riesgos. China está construyendo un nuevo orden mundial y no podemos ser un actor pasivo", ha añadido el lituano Gabrielus Landsbergis, una de las voces europeas más críticas con Pekín. Pese a este tono crítico, la recomendación de Borrell es mantener el diálogo abierto y seguir "comprometiéndose con China". Mientas, a los 27 les pide “unidad y solidaridad” para que puedan mantener una posición de fuerza. “Los intereses nacionales a corto plazo no deben socavar esa unidad y cohesión”, añade sin apuntar a ningún país en concreto pero aludiendo al ruido que se ha generado en las últimas semanas y meses tras la ronda de visitas de dirigentes europeos a Pekín.

“Si queremos construir una nueva estabilidad en nuestras complejas relaciones, la UE y sus Estados miembros deben mantenerse firmes pero no enfrentados. Debemos tener clara la naturaleza de esta relación. La rivalidad sistémica puede aparecer (…) pero esto no debe disuadir a la UE de mantener abiertos los canales de comunicación y buscar una cooperación constructiva con China”, estima calificando de “esencial” la coordinación con Estados Unidos aunque sin “suscribir la idea de un juego de suma cero” en el que “sólo puede haber un ganador en un enfrentamiento entre Estados Unidos y China”. 

Nuevo orden mundial

El diagnóstico parte de la base de que Pekín quiere construir un nuevo orden mundial para 2049, con China en el centro y al mismo nivel que Estados Unidos. Un orden con “un mayor control interno, más dirección del partido-estado en la economía y una proyección de poder más asertiva combinada con ambiciones de liderazgo mundial” aunque “a la luz de una desaceleración significativa de sus perspectivas de crecimiento y de su demografía, es probable que China se enfrente a retos económicos y políticos sin precedentes a nivel interno, combinados con una importante presión externa” lo que creará “incertidumbres sobre el futuro comportamiento interno e internacional de China” aunque la influencia económica, política, financiera y militar de China no ha dejado de crecer, particularmente desde 2013 por medio de inversiones estratégicas en países terceros. “China no ha dejado de construir su propia red de ‘países afines’ y de demostrar su capacidad para ejercer su influencia en la escena internacional (desplazando a Estados Unidos)”, apunta el texto. 

En cuanto a la guerra de Ucrania, el diagnóstico es que el plan de paz chino no hace sino confirmar la postura "prorrusa” de Pekín aunque reitera que la mejor forma de contribuir a un acuerdo político es que China y Ucrania hablen directamente, tal y como hicieron hace unos días Xi Jinping y Volodimir Zelenski por primera vez, pero tiene claro que “la UE debe mantener un mensaje claro sobre el grave impacto negativo en caso de que China eluda las sanciones y preste apoyo al esfuerzo bélico ruso”, avisa Borrell. “La relación entre China y la UE se verá gravemente afectada si China no presiona a Rusia para que se retire de Ucrania”, añade subrayando que una derrota rusa en Ucrania no descarrilará la trayectoria de Pekín. Al contrario, "China sabrá sacar provecho geopolítico de ello", avisa el jefe de la diplomacia europea. El documento tampoco se olvida de Taiwán. “La UE está comprometida con su política de ‘una sola China’, pero también es firme en que cualquier cambio unilateral del statu quo y el uso de la fuerza podría tener enormes consecuencias económicas, políticas y de seguridad a escala mundial”, subraya el documento sobre la necesidad de prepararse para un aumento de las tensiones.

Económica y comercialmente la situación entre China y la UE tampoco es fácil debido a una relación “profundamente desequilibrada” que corre el riesgo de desequilibrarse todavía más. “Las principales políticas económicas chinas tienen como objetivo la sustitución de las importaciones de alta tecnología, especialmente en los sectores de alta tecnología identificados en ‘Made In China 2025’. El déficit bilateral de la UE aumentó un 58% y equivale al 2,3% del PIB de la UE” mientras que “China exporta casi tres veces más a la UE (de 1.700 millones de euros al día) que la UE a China (600 millones)”, alerta Borrell que recomienda no subestimar la importancia del mercado europeo para China pero tampoco la fuerte dependencia europea en productos clave para la transición ecológica y digital como materias primas críticas, imanes, paneles solares o turbinas eólicas. 

“Los flujos de la UE a China se han estancado recientemente en un nivel cercano a la media de los últimos cuatro años (8.100 millones), y las inversiones chinas en la UE disminuyeron a 5.700 millones de euros en 2022, el punto más bajo desde 2013”, explica el análisis que achaca esta evolución a las políticas industriales y comerciales del Estado chino que “han seguido obstaculizando” el acceso de las empresas europea al país con la imposición de aranceles y subvenciones selectivos, apertura y cierre selectivo de sectores, transferencia de tecnología, problemas relacionados con el robo de propiedad intelectual, apoyo masivo a las empresas estatales y políticas de contratación discriminatorias. “Restablecer una competencia sana con China implica una mejor protección contra las viejas y nuevas formas de distorsión, robo de propiedad intelectual y transferencias forzosas de datos. La cooperación bilateral en cuestiones digitales debe basarse en el mismo planteamiento: desactivar las tensiones mediante el intercambio abierto y la defensa firme de nuestros valores.