Guerra en el este de Euroopa

La UE actúa al fin como una gran potencia

La invasión de Rusia a Ucrania, en directo

La escalada de Putin

La puerta de Brandenburgo luce los colores de la bandera de Ucrania

La puerta de Brandenburgo luce los colores de la bandera de Ucrania / EFE

Eliseo Oliveras

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La injustificada invasión rusa de Ucrania ha decidido a la Unión Europea (UE) a dar un salto cualitativo político y militar para comenzar a actuar al fin como la gran potencia que es, en lugar de restringirse esencialmente al ámbito económico y comercial como hasta ahora. Jean Monnet (1888-1979), padre de la integración europea, ya destacó en sus memorias que “Europa se construirá en las crisis y será la suma de las soluciones aportadas a esas crisis”.

El estallido de una nueva guerra en Europa ha supuesto un mazazo de realismo para los dirigentes europeos, al mostrar en la propia piel europea que las relaciones internacionales reales siguen dominadas por la dinámica del equilibrio de poder entre las grandes potencias y no por el ideal del Derecho Internacional, que las grandes potencias solo respetan cuando no obstaculiza sus intereses.

No solo es Rusia, desde 1945 Estados Unidos ha pisoteado el Derecho Internacional cuando le ha convenido (golpes de Estado, invasiones, desestabilización, etc.). En las últimas décadas, las empresas europeas han sufrido reiteradamente las sanciones extraterritoriales ilegales de EEUU cada vez que la política internacional de la UE no se amoldaba a la de Washington. Con el surgimiento arrollador de China como gran potencia, la UE debe autoafirmarse también como tal, si no quiere acabar supeditada a EEUU y la OTAN. Además, la UE debe prepararse para un eventual el retorno al poder en EEUU de Donald Trump y de un Partido Republicano cada vez más autoritario, aislacionista e imprevisible

Gana la unidad

La invasión de Ucrania ha reforzado la unidad de los Veintisiete. En esta ocasión, la UE ha logrado la unanimidad requerida para adoptar los sucesivos paquetes de sanciones contundentes contra Rusia tan pronto como se inició la invasión. En 2014, si no se hubiera producido el trágico derribo accidental del avión de Malaysia Airlines por los rebeldes del Donbas el 17 de julio, las sanciones europeas por la anexión de Crimea y su apoyo a los separatistas hubieran continuado siendo testimoniales.

Las sanciones anunciadas son sin precedentes: cerrar el espacio aéreo a los vuelos comerciales y privados rusos, impedir a una serie de bancos rusos el acceso al sistema informático de transacciones bancarias SWIFT, bloquear las reservas del banco central ruso depositadas en la UE para evitar que sortee el impacto de las sanciones, vetar nuevas emisiones de deuda rusa en los mercados europeos, bloquear la exportación de tecnología punta y de piezas para sectores aéreo, naval, defensa, transporte y comunicaciones… Pero las sanciones contra los oligarcas rusos siguen siendo limitadas.

La UE también ha dado otro salto sin precedentes en defensa al acordar destinar 500 millones de fondos europeos para financiar el suministro de armas y equipos a Ucrania, aunque Hungría, tradicional aliado de Moscú, veta a que ese armamento llegue a través de su territorio. El economista John Maynard Keynes en una carta a la Liga de Naciones en 1924 ya explicó que aún más efectivo que las sanciones era la ayuda inmediata al país agredido. Asimismo, Alemania, en un giro copernicano, aumentará de inmediato de 100.000 millones sus gastos en defensa.

Los países de la UE más frontalmente opuestos a aceptar refugiados, por esta vez, parecen dispuestos a colaborar en la acogida de los ucranianos que abandonan masivamente el país. Quizá el conflicto abra la vía para que la UE se dote finalmente de la capacidad de gestión efectiva de inmigración y asilo que tanto necesita.

Ahora la Comisión Europea, el Consejo de la UE y el Banco Central Europeo (BCE) deben adoptar con urgencia medidas efectivas para amortiguar el impacto económico en la UE de la guerra en Ucrania, las sanciones y sus secuelas (subida de precios energéticos, freno al crecimiento, tensiones financieras, disrupciones comerciales y aumento del déficit público). Una gran potencia exitosa se distingue precisamente por saber proteger la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos en tiempos difíciles.   

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