Cita con las urnas

Los peruanos eligen presidente en medio del desencanto y el temor

El maestro Pedro Castillo, abanderado de una izquierda, y Keiko Fujimori, la hija del autócrata encarcelado Alberto Fujimori, son los dos candidatos

La reaparición de un remanente de Sendero Luminoso con la matanza de 16 personas ha marcado la campaña

Pedro Castillo y Keiko Fujimori

Pedro Castillo y Keiko Fujimori / REUTERS / S. CASTANEDA / EFE / J. REYES

Abel Gilbert

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Unos 25 millones de peruanos tienen este domingo la posibilidad de incidir en el destino de un país agobiado por las penurias. Pero el futuro les inquieta tanto como el presente: deben elegir entre dos candidatos a la presidencia que dos tercios de los ciudadanos despreciaron en el primer turno: el maestro Pedro Castillo, abanderado de una izquierda de contornos difusos, y Keiko Fujimori, la hija del autócrata encarcelado, Alberto Fujimori. Han llegado a la cita trascendente con las urnas en una situación de virtual empate técnico, según las consultoras IEP y Datum. Otra empresa de sondeos, Ipsos, le otorgó a Castillo tres puntos de ventaja. Pero todo puede suceder este domingo. Los indecisos, que son millones, tendrán la última palabra. El 11 de abril pasado, un 28% del electorado se quedó en su casa. La reducción de ese porcentaje puede incidir en el resultado final.

Es la tercera vez que Keiko Fujimori pelea por la presidencia. Fue vencida por Ollanta Humala, en 2011, y Pedro Pablo Kuczynski, en 2016. En ambos casos, los peruanos optaron por "el mal menor". Pero ahora resulta que es ella la que se presenta ante la sociedad como un daño tolerable frente a un aspirante incógnito. La líder de Fuerza Popular se ha erigido en la garante de la familia, la religión y la continuidad del modelo económico, de corte neoliberal. La disyuntiva fue resumida en una canción de campaña: "Vamos peruanos no perdamos la esperanza, vamos peruanos nos vamos a levantar, hoy enfrentamos una grave amenaza, al comunismo le tenemos que ganar".

Vestida ocasionalmente con la casaca del seleccionador de fútbol peruano, Keiko tiene su base de sustentación en las grandes ciudades. Su rival dice hablar en nombre de los territorios olvidados. A Castillo se lo ha presentado como un simpatizante encubierto de Sendero Luminoso, el grupo armado maoísta que asoló el país en la década del ochenta. A veces lo ubican en la órbita chavista. El diario Perú 21 advirtió a sus lectores sobre "los riesgos políticos del comunismo que hoy se promueve irresponsablemente". Otro diario limeño, Gestión, aseguró que el candidato de Perú Libre tiene detrás suyo a Cuba, Venezuela, China y Rusia. El diario El Comercio sostuvo que "las credenciales" de Fuerza Popular "no son buenas". Sin embargo, Castillo representa una "amenaza mayor". Los mercados apostaron decididamente por Fujimori: el precio del dólar se ha disparado. Los economistas auguran las siete plagas si pierde.

Un escenario inestable

Castillo ha intentado mostrarse al cierre de la campaña como un progresista razonable. Así como Fujimori hija buscó el aval de Mario Vargas Llosa, él creyó encontrarlo en José Pepe Mujica. "En qué baile te has metido", le dijo el e presidente uruguayo. "No caigas en el autoritarismo, apuesta al corazón de tu pueblo", le recomendó. "Voy a demostrar a mi patria lealtad, voy a demostrar respeto, toda mi experiencia como maestro, como campesino, respetando esta Constitución que nos está llevando al escenario político y democrático", respondió el candidato.

Las elecciones han sido precedidas por la matanza de 16 personas en un poblado ubicado a 400 kilómetros de Lima. El Gobierno no dudó en atribuir los asesinatos a un remanente de Sendero Luminoso reconvertido al narcotráfico. No es ese el único episodio previo de tensión. Fujimori ha deslizado la posibilidad de fraude en las urnas. "Les pido que se comuniquen a través de las redes sociales a las diferentes personas que están organizadas en diferentes regiones para poder cuidar el voto", dijo la candidata. Jorge Luis Salas, la principal autoridad del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), la desautorizó de inmediato. Los rumores propagados por Fuerza Popular, dijo, son algo más que una "fantasía grave” y le hacen "daño" a la democracia al "sembrar dudas" sobre el escrutinio.

La pandemia ha arrojado a la pobreza a más de un tercio de la población. El virus, por otra parte, ha dejado en Perú la mayor tasa de mortalidad del mundo. La gobernabilidad era un problema antes de la llegada del virus, hasta el punto de que los peruanos tuvieron tres presidentes distintos en pocas horas (Martín Vizcarra, Manuel Merino y el actual gobernante interino, Francisco Sagasti). Los analistas no confían demasiado en que el futuro mandatario pueda reestablecer el equilibro institucional. Las elecciones, en ese sentido, son vistas apenas como la antesala de días de inestabilidad. Si venciera Castillo, debería cohabitar con un Congreso hostil y con la capacidad de promover una moción de censura. El problema para Fujimori no sería el Parlamento sino la calle. A cualquiera de los dos le espera un océano de demandas insatisfechas.