Elecciones en el país andino

La reaparición de Sendero Luminoso ensangrienta la campaña peruana

El país se polariza ante la segunda vuelta entre Keiko Fujimori y Pedro Castillo

Velatorio de víctimas del ataque de Sendero Luminoso en San Miguel del Este (Perú).

Velatorio de víctimas del ataque de Sendero Luminoso en San Miguel del Este (Perú).

Abel Gilbert

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Los peruanos se han acostumbrado a las encrucijadas políticas. Cada elección presidencial ha sido en rigor una disyuntiva entre lo malo y lo peor. Pero nada se compara con la segunda vuelta del 6 de junio entre Pedro Castillo y Keiko Fujimori. La polarización entre un exmaestro orientado hacia la izquierda y la hija del autócrata encarcelado, erigida en garante del modelo económico, la familia cristiana y el honor castrense, tiene a estas horas una nueva dosis de zozobra. El horizonte de la violencia se ha coloreado de rojo sangre antes de la votación. Algunos analistas se inclinan a pensar en un episodio excepcional. Otros, en un presagio.

Días atrás fueron masacradas 16 personas, entre ellas dos menores, en un apartado poblado de montañas del distrito de Vizcatán. Allí, a unos 400 kilómetros de Lima, se extiende la principal zona productora de hojas de coca del país. El Estado suele estar ausente. Su lugar lo ocupa a veces el narcotráfico.

Los asesinatos fueron atribuidos por las autoridades a remanentes de Sendero Luminoso, el grupo armado maoísta que asoló a Perú durante la década de los ochenta y parte de los noventa. Entre los cadáveres se dejaron panfletos: Votar por Keiko Fujimori es traición. El presidente interino Francisco Sagasti no dudó en hablar de un "un acto narcoterrorista", antes de que un juez se hiciera presente en la escena del crimen masivo. Se señaló a Quispe Palomino, un antiguo senderista, mezclado con el negocio de la droga, como el responsable de la matanza. Militares y policiales fueron enviados a la zona de la tragedia, conocida como El Vraem.

Acusaciones, miedo y sospechas

No es la primera vez que Sendero Luminoso reaparece en las vísperas de una elección. La candidata de Fuerza Popular, rezagada en las encuestas, aprovechó el retorno para ganar terreno. No solo expresó su "total respaldo" a las Fuerzas Armadas, aliadas de su padre, Alberto Fujimori, durante una década. Desde que pasó a la segunda vuelta con apenas 13% de las adhesiones, Keiko ha diseñado una campaña del miedo a un imaginario comunismo. La confusa masacre le permitió redoblarla. Castillo tuvo que desmentir hasta el cansancio un pasado senderista. Expreso además su solidaridad con las nuevas víctimas de la violencia y exigió una investigación judicial seria.

Según el diario La República, "el uso del cuco del terrorismo como arma política está fracasando". Sin embargo, el fantasma parece cobrar mayor carnadura. Vladimir Cerrón, fundador de Perú Libre, el partido de Castillo, echó su dosis de gasolina al fuego de la confusión. "¿Es la izquierda que necesita a Sendero Luminoso para ganar las elecciones o es la derecha que lo necesita?".

Acto seguido, 75 exaltos mandos de las Fuerzas Armadas expresaron su "gran preocupación" por "la radicalización de parte importante" de la sociedad. La mayor "inquietud" se relaciona con "la amenaza de uno de los partidos que participa en esta contienda". Según los exjerarcas, "la no aceptación de una derrota" de parte de Castillo, sobre la hipótesis de un fraude electoral, provocaría "una revuelta de consecuencias impredecibles". Generales y almirantes pidieron además "estar vigilantes" frente a la posibilidad de que congresistas de Perú Libre pudieran "pertenecer a grupos terroristas". De inmediato, el Poder Judicial admitió la declaración de ocho testigos que vinculan al legislador de ese partido, Guillermo Bermejo, con el senderismo en la misma zona de la reciente masacre. A su vez, los medios confirman y luego desmienten nuevos enfrentamientos armados en El Vraem.

El debate final

Tres consultoras le daban hasta el viernes la victoria electoral a Castillo por una diferencia de hasta diez puntos. Pero la encuestadora Datum aseguró que hay casi empate técnico. Fujimori confía en que el último debate entre los candidatos, en la noche del domingo, le permitirá posicionarse aun mejor. El apoyo de la elite económica y los partidos tradicionales que la despreciaban por corrupta no le ha alcanzado aún para pasar al frente. La inesperada resurrección de Sendero Luminoso quizá convenza al 14% de indecisos que solo ella puede gobernar ese país.

Los años de terror causaron más de 37.000 muertos

Sendero Luminoso irrumpió a principios de los años 80 bajo el liderazgo de Abimael Guzmán, un profesor de filosofía de provincias. La toma del poder se convirtió para ese grupo en un ritual de muertes con altas dosis de crueldad. La megalomanía de Guzmán, resumida en el llamado "pensamiento Gonzalo", con su mezcla de Marx, Lenin y Mao, tuvo efectos desoladores. El Estado puso también su alta cuota de violencia. La Comisión de la Verdad y Reconciliación ha estimado que el "conflicto armado interno" provocó al menos la muerte de 37.840 personas. Estudios posteriores hablan de 48.000.

Los años de terror forzaron a un millón de peruanos a abandonar sus hogares, especialmente en las sierras. El conflicto dejó pérdidas económicas superiores a los 40.000 millones de dólares. Guzmán fue capturado en 1992 mientras gobernaba Alberto Fujimori. Cumple condena de prisión perpetua, al igual que otros integrantes de la cúpula senderista. Aunque renunció a la lucha armada, nunca tuvo el menor sentido autocrítico. Sendero Luminoso fue desarticulado. Apenas quedaron remanentes en la selva y en connivencia con narcotraficantes. A principios de este año, las autoridades informaron sobre la muerte de Jorge Quispe Palomino, Raúl. Su hermano, Víctor, se atribuye el liderazgo de los escasos senderistas que no abandonaron las armas.

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