BCN Film Fest

Richard Linklater: "Antes el cine servía para vender palomitas al público; ahora sirve para vender los datos del público"

El director tejano recibe el Premi d'Honor del BCN Film Fest y presenta la comedia 'Hit Man', un ejercicio de demolición del subgénero de las películas de asesinos a sueldo

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Richard Linklater, en la terraza del Hotel Casa Fuster de Barcelona

Richard Linklater, en la terraza del Hotel Casa Fuster de Barcelona / Marc Asensio Clupes

Rafael Tapounet

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Contemplada desde una cierta distancia, ‘Hit Man. Asesino por casualidad’ parece una simpática mezcla de ‘thriller’ policiaco y comedia romántica que avanza con la elegante fluidez de un ragtime de Nueva Orleans. Vista más de cerca, la película revela que bajo su brillante superficie se esconden más capas que en el vestidor de los tres mosqueteros. No podía ser de otra manera siendo su director el tejano Richard Linklater, un cineasta mayúsculo capaz de inyectar humanismo y verdad hasta en los géneros más estereotipados.

Linklater (Houston, 1960) ha pasado por Barcelona para recibir el Premi d’Honor del BCN Film Fest, certamen que se clausura con la proyección de ‘Hit Man’, cuyo estreno en salas está previsto para el 7 de junio. La película, basada parcialmente en un caso real que apareció en una revista de sucesos (igual que había ocurrido con un filme anterior del director, ‘Bernie’), relata la historia de un anodino profesor de filosofía que colabora con la policía y acaba haciéndose pasar por un asesino a sueldo en una serie de operaciones encubiertas. Esta premisa sirve a Linklater para, entre otras cosas, llevar a cabo una hilarante demolición del subgénero de las películas de asesinos a sueldo.

“En la programación del festival de Venecia, donde ‘Hit Man’ se presentó por primera vez, había cuatro películas sobre asesinos a sueldo -explica el cineasta en un encuentro con periodistas-. La única que no se tomaba el asunto en serio era la nuestra, que es una deconstrucción. Lo curioso es que una película tan seria como ‘The killer, de David Fincher, se basa en un cómic, mientras que ‘Hit Man’ se basa en una historia real. El asesino a sueldo es un mito de la cultura popular, no existe en la vida real, pero es un gran personaje que sirve para producir buenas películas. ¿Cómo no adorar ‘El silencio de un hombre’, de Melville, por ejemplo? Es curioso que a la gente le decepcione saber que ese tipo de asesinos no existen; es algo que debería alegrarlos, ¿no? [risas]”.

Baile de identidades

En ‘Hit Man’, la vida del personaje central (interpretado con arrolladora solvencia por Glen Powell) da un giro cuando este se deja llevar por una de las identidades falsas que adopta en sus misiones. A partir de ahí, Linklater plantea un juego entre realidad e impostura que tiene mucho que ver con un presente marcado por la omnipresencia de las redes sociales, pero también por las políticas identitarias. “Vivimos en un tiempo en el que no tienes que ser necesariamente quien se supone que eres -señala el cineasta-. Ya sea a través de las redes sociales o como resultado de un proceso personal, te puedes presentar al mundo como alguien diferente, y creo que esa es una idea muy interesante y que plantea muchas cuestiones”.

Incluso en una comedia de género como esta, a Linklater no le interesa tanto emitir juicios o censurar comportamientos como abrir espacios de duda y enfrentar al espectador a sus propias contradicciones. Y forma parte de su talento la capacidad de generar empatía con una pareja protagonista que no es, ni por asomo, un dechado de rectitud. “El cine no sirve para impartir lecciones de moralidad, sino para explicar historias y hacer preguntas -asegura-. Por otra parte, aquí me interesaba explorar esas zonas grises que resultan un poco dudosas desde un punto de vista moral y legal. Y, luego, proporcionarle a todo eso un final propio de la ‘screwball comedy’”.

Glen Powell y Adria Arjona, en una imagen de 'Hit Man'.

Glen Powell y Adria Arjona, en una imagen de 'Hit Man'. / Diamond Films

Es un final que no desvelaremos pero que pocos cineastas actuales se atreverían a introducir en un producto aparentemente ‘mainstream’ como este. Desde luego, ninguna inteligencia artificial ni ningún algoritmo plantearían algo ni remotamente parecido. Richard Linklater tiene algunas cosas que decir al respecto: “Hoy en día el algoritmo se ha convertido en un adversario extraordinario para los creadores. Pero la industria debe entender que al final no va a funcionar. Si lo que buscas es la norma, el promedio, te saldrá por definición algo aburrido, algo antiartístico. Por otro lado, si lo piensas, antes el cine servía para vender palomitas al público y ahora sirve para vender los datos del público. Es extraño”.

En salas... y en Netflix

La reflexión del director tejano tiene un especial interés, porque los derechos de ‘Hit Man’ han sido adquiridos por la plataforma Netflix, que ya distribuyó la anterior película de Linklater, ‘Apolo 10 ½. Una infancia espacial’. “Desde luego, el lugar ideal para ver una comedia como esta es la sala de cine, resulta más divertida ahí -apunta-. Desgraciadamente, la experiencia de ver cine en las salas se ha encogido mucho en los últimos años. Mis primeros filmes estuvieron en cartel seis meses o un año, en sesiones nocturnas. Hoy algo así sería imposible”.

Aunque a lo largo de su carrera Linklater ha transitado con brillantez por diversos géneros y temáticas, a menudo es presentado como un cineasta obsesionado con el paso del tiempo, percepción apuntalada por títulos como ‘Boyhood’ y la trilogía de ‘Antes del amanecer’. “No creo que el paso del tiempo sea mucho más importante en mi cine que en el de otros directores -apunta-, porque, de hecho, el tiempo es la piedra angular de todo el cine. El cine es el arte de manipular el tiempo”. Admite, eso sí que muchas de sus películas adoptan el tiempo como “dispositivo de estudio”. Y ese es el caso de uno de los varios proyectos que ahora mismo tiene en marcha: una adaptación del musical de George Furth y Stephen Sondheim ‘Merrily we roll along’, que sigue a unos personajes a lo largo de 19 años viajando hacia atrás en el tiempo. “Nosotros la rodamos en sentido inverso, claro -comenta Linklater al ser preguntado al respecto-. Pero no sé cuánto puedo decir sobre una película que nadie va a ver hasta dentro de 17 años”.