Retirada de protección

Dinamarca quiere expulsar a sus refugiados sirios

El Gobierno danés se convierte en el primer país europeo en retirar la protección a los refugiados que llevan años en su territorio

Organizaciones de derechos humanos critican la gravedad de la decisión junto a la Unión Europea, ACNUR y la ONU

Dinamarca estudia requisar el dinero a sus refugiados para costear su mantenimiento

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Andrea López-Tomàs

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Regresar significa morir. Volver a Siria es una sentencia de muerte para los refugiados. Afincados en Europa, donde hace años encontraron un lugar seguro para empezar de nuevo, algunos se ven forzados a abandonar sus vidas. Dinamarca se ha convertido en el primer país europeo que quiere expulsar a los refugiados sirios de su territorio. El gobierno danés, liderado por una socialdemócrata, alega que Damasco y sus alrededores ya son un “lugar seguro” al que volver. Bajo este argumento, el Gobierno danés ha retirado el permiso de residencia a unas 94 personas refugiadas en el país. Otras 500 están bajo escrutinio. 

“Prefiero morir en Dinamarca que volver a Siria”, confiesa Simaf, refugiada kurda de 14 años, en un danés perfecto. “No tengo nada a lo que regresar en Siria”, dice en un vídeo compartido por activistas. Simaf es una del casi centenar de personas que están sufriendo la retirada de la “protección temporal” que le había permitido refugiarse en Dinamarca hace casi seis años. La guerra civil que estalló hace una década en su país le obligó a abandonar Siria junto parte de su familia.

Volver a Siria implica de todo menos seguridad. Son muchos los retornados que denuncian torturas o detenciones arbitrarias a su llegada. Acusadas de deslealtad, las personas que han huído del país o se han pronunciado contra el Gobierno corren un grave riesgo al volver a poner un pie en el país que las expulsó. Además, la asfixiante crisis económica y la catástrofe humanitaria que también se vive en Damasco empañan unas condiciones de vida ya de por sí lamentables.

"¿Somos seres humanos?"

“Creemos que actualmente no existen condiciones en ningún lugar de Siria para un retorno seguro”, ha afirmado la organización humanitaria Human Rights Watch (HRW). “Cualquier retorno debe ser voluntario, seguro y digno, como han declarado claramente la Unión Europea y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)”, ha añadido. La extensa mayoría de refugiados se niegan a regresar a un país devastado por el conflicto.

Su negativa puede forzarlos a ingresar en instalaciones de deportación o “centros de salida”. Allí las condiciones son tan deplorables que muchos imploran ser retornados a la Siria en guerra. Otros muchos intentarán huir a países europeos en busca de asilo. “¿El Gobierno nos considera seres humanos?”, se pregunta Aya Abu Daher, refugiada siria de 19 años en Dinamarca. “Porque al escuchar lo que dicen, ya no me siento humana”, lamentaba esta recién graduada estudiante de secundaria en una entrevista en el canal danés 'TV2 News'. 

Odisea sin fin

Activistas y asociaciones humanitarias han organizado una campaña para revocar la decisión del Gobierno danés. “Dinamarca no debería forzar a nadie a regresar a Siria en este momento”, ha criticado el comisario de Gestión de Crisis de la UE, Janez Lenarcic. A su vez, desde ACNUR se ha criticado la medida que lleva dos años preparándose. La reciente mejora de la seguridad en ciertas partes de Siria no es “sustancial o suficientemente estable para justificar el fin de la protección internacional a cualquier grupo de refugiados”, denunció en un comunicado el pasado verano. 

Por otro lado, HRW ha recriminado a Dinamarca el uso pernicioso que ha hecho de los informes presentados por expertos sobre el retorno a Siria. El Servicio de Inmigración de Dinamarca citó a una docena de expertos, ocho de los cuales han denunciado no reconocer su “puntos de vista en las conclusiones o políticas posteriores del gobierno”. Aunque hay más de 30.000 refugiados sirios en suelo danés, esta media anti-inmigración no es una novedad. 

Sigue el objetivo de alcanzar la cifra de “cero solicitantes de asilo”. La coalición socialdemócrata liderada por Mette Frederiksen llegó al poder en el 2019 presentándose como “de izquierdas en lo económico y de ultraderecha en inmigración”. Esta nueva retórica xenófoba desde las instituciones lanza un mensaje no solo a los que vienen, sino a los que ya pensaban quedarse. Su odisea no terminó al poner un pie en un puerto seguro. El viaje de retorno puede ser mucho peor.

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