PANDEMIA GLOBAL
Rusia emprende una desescalada repleta de riesgos
Los temores a una nueva explosión de la epidemia y la incertidumbre económica lastran el desconfinamiento en el país euroasiático
Marc Marginedas
Periodista
Premio 'Cirilo Rodríguez' al mejor corresponsal en el extranjero (2013), Premi Nacional de Comunicació (2013) y Premio Luka Brajnovic de Periodismo (2019). Autor de 'Periodismo en el campo de batalla: 15 años tras el rastro de la yihad'. Protagonista del documental 'Regreso a Raqqa' (2022)
Marc Marginedas
Ni siquiera existía constancia de que Rusia hubiera alcanzado el pico de contagios cuando el país emprendió la desescalada. El pasado 11 de mayo, después de seis semanas de periodo "no laboral remunerado", según la terminologia oficial, el presidente Vladímir Putin ordenó a los ciudadanos regresar al trabajo, aunque delegó en las autoridades regionales la aplicación concreta del desconfinamiento. Pese al largo tiempo transcurrido en régimen de aislamiento, no se había doblegado aún la curva de infecciones, y las fuentes oficiales informaban de 10.000 nuevos infectados diarios, con especial incidencia en Moscú.
Esta circunstancia, junto con otras variables como la duración de la pandemia en un país tan vasto y diverso socialmente como la Federación Rusa, así como los futuros efectos económicos del cerrojazo, siembran de riesgos el proceso que ahora se inicia en el país, peligros mucho más acusados en comparación con lo que podría suceder en los meses a venir en Europa Occidental o incluso en EEUU, según coinciden los expertos.
El país más grande del mundo
El país más grande del mundo alberga en su territorio 85 sujetos federales, entre repúblicas, regiones, territorios, distritos y ciudades federales. No solo tienen sus autoridades respectivas un diferente nivel de competencias, lo que influye directamente en la gestión de la pandemia, sino que en muchos casos albergan diferentes minorías nacionales e incluso religiosas, con hábitos sociales heteróclitos y hasta contradictorios. "Podemos encontrarnos en una situación en la que se produzca una explosión de la epidemia en una región concreta mientras en otras la situación se normalice", sostiene Nabi Abdullaev, socio para Rusia y los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) en Control Risks, una consultora internacional experta en la valoración y asesoramiento de riesgos.
Abdullaev pone a modo de ejemplo los casos de Moscú, la capital epicentro de la epidemia en Rusia, y Daguestán, una república de mayoría musulmana donde el covid-19 ha causado auténticos estragos, se han registrado miles de casos de neumonía y prácticamente no existen tests disponibles, un gravísimo problema incluso reconocido públicamente por el propio Putin. "En Moscú, el confinamiento es muy estricto, y las autoridades tienen los recursos para implementarlo; en Daguestán no hay medios para imponer la cuarentena, la población no obedece a las restricciones y acude a funerales o a veladas de Ramadán", destaca el analista.
Los expertos coinciden en que aún es pronto para determinar cuan profunda será la crisis económica provocada por el confinamiento y los bajos precios del crudo. "Todo dependerá de cuánto tiempo se mantenga el virus entre nosotros", admite telefónicamente Serguéi Tsujlo, del Instituto Gaidar de Política Económica y comentarista en temas económicos del diario 'Kommersant'. Las autoridades estiman que a finales de año, el PIB ruso habrá caído entre un 5% y un 8%, mientras que la tasa de desempleo ha crecido en un 30% desde el inicio de la pandemia, hasta alcanzar los 1,7 millones de parados. No obstante, Tsujlo ve motivos para un relativo optimismo. "En abril, la caída de la producción industrial fue del 6,6%, significativamente más baja de lo esperado", subraya. De todo ello, continúa, se puede deducir que "la influencia del coronavirus en la economía será más modesta, pero más prolongada de lo que se esperaba hace un mes".
Pequeñas y medianas empresas
Más allá de las grandes petroleras y corporaciones industriales, lo que verdaderamente inquieta es la situación de las pequeñas y medianas empresas, en una economía centrada en los hidrocarburos y la minería que tradicionalmente no ha mostrado gran interés por ese sector de la economía. Aquí, "el apoyo del Gobierno no está siendo muy generoso", apunta Nabidullaev. Solo en Moscú existen 50.000 restaurantes, "que no van a recibir apoyo gubernamental para superar la crisis", vaticina. "El Ejecutivo podría ofrecer moratorias en el pago de impuestos, pero nada de esto está sucediendo", concluye el experto.
Algunos empresarios del sector han empezado a reaccionar ante la falta de apoyo oficial, ideando imaginativas formas de protesta. En Krasnodar, al sur de Rusia, los empleados del restaurante Lui Bidon posaron desnudos en Instagram mientras gritaban: "Estamos dispuestos a gritar de dolor y desesperación". Una responsable del local que declina decir su nombre ha explicado a este diario las razones de la acción: "Sabemos que solo así, posando desnudos, atraeremos la atención de las autoridades; solo 20 personas de las 200 personas de la plantilla trabajan, somos un restaurante desnudo".
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