DIPLOMACIA SUAVE

El complejo viaje de Melania Trump por África

Melania trump en ghana

Melania trump en ghana / periodico

Idoya Noain

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Dicen voces autorizadas en el papel y la historia de las primeras damas en Estados Unidos que huir de Washington tiene algo de terapéutico para las consortes de los presidentes. “Cuanto más se les complican las cosas a sus esposos más quieren ellas irse”, le explicaba recientemente a ‘The New York Times’ la periodista y escritora Kate Andersen Brower. Se diría que, tras los 20 tumultuosos meses de Donald Trump en la Casa Blanca, complicados especialmente en estos días por el enturbiado proceso de confirmación de su nominado para el Tribunal Supremo, Brett Kavanaugh, ha llegado la hora de esa terapia para Melania Trump.

El martes por la mañana la exmodelo eslovena aterrizó en Accra, la capital de Ghana, en la primera etapa de un viaje de cinco días por África que le llevará también a MalauiKenia y Egipto. Es su primera gran gira internacional en solitario (en septiembre del año pasado ya se desplazó en un breve viaje de un solo día sin su esposo a Toronto). Y el destino ha sido personalmente elegido por la primera dama, según ha explicado su secretaria de comunicaciones, Stephanie Grisham.

“Somos una sociedad global”

La propia Melania, cuando en agosto informó primero de su intención de visitar África, explicó en un comunicado que quería “aprender de los temas que enfrentan los niños en el continente a la vez que sobre su rica cultura e historia”. Y entonces hizo también otra declaración: “Somos una sociedad global y creo que es a través del diálogo abierto y el intercambio de ideas como tenenemos oportunidad real de aprender unos de otros”.

Ese reconocimiento del globalismo choca con el mensaje unilateralista que lanzaba ante la Asamblea General de Naciones Unidas su esposo hace solo una semana. Y se suma a otras declaraciones y políticas polémicas del presidente Trump que hacen sombras a la visita de la primera dama estadounidense a África.

Entre esas sombras están, por una parte, los despectivos insultos que ha lanzado Trump hacia el continente, como cuando habló de países como “agujeros de mierda” o aseguró que si los nigerianos llegaban a ver EEUU "nunca volverían a sus chozas". Tampoco facilita las relaciones el hecho de dos naciones africanas (Libia y Somalia) esten en la lista de países de mayoría musulmana a los que Washington ha cerrado completamente sus fronteras con su veto migratorio.

Recorte de ayudas

Hay, además, otros problemas. Parte de la guía en el viaje de Melania Trump es visitar proyectos en los que participa USAID, la agencia de ayuda internacional de EEUU, para la que el presidente ha propuesto tijeretazos de hasta el 30% (que el Congreso hasta ahora ha frenado, salvando de momento inversiones en programas de desarrollo y salud y de combate específico de enfermedades como el sida o la malaria). Y aunque Grisham, la portavoz de la primera dama, ha insistido en que “el viaje mostrará que África sigue siendo una prioridad para esta Administración”, muchos recuperan palabras que usó el presidente también en su discurso en la ONU, cuando sugirió que Washington solo dará ayuda económica a quienes sean “francamente, nuestros amigos”.

Melania sigue la huella de predecesoras que viajaron en solitario a África, desde Pat Nixon (que fue la primera en 1972) y Hillary Clinton hasta Laura Bush (que fue cinco veces) y Michelle Obama. Tendrá que combatir sus propios fantasmas, como su defensa en 2011 de la teoría de la conspiración de que Barack Obama no nació en EEUU sino en Kenia, uno de los países donde para en su viaje. Y cuando visite centros de conservación animal también pesarán sobre ella las imágenes de los hijos adultos de Trump que cuentan entre sus aficiones la caza mayor (han sido retratados desde con un leopardo hasta con la cola de un elefante recién cortada) y las políticas de la Administración que, justamente. han relajado las regulaciones sobre esa caza y sobre polémicas importaciones como las de marfil de colmillos.

La cara amable

En su primera jornada, en cualquier caso, Melania se ha centrado en dotar de una cara amable su misión, enmarcada en lo que se conoce como "diplomacia suave". Este martes, en uno de sus primeros actos, visitó un hospital infantil en Accra, donde fue retratada sonriendo con un bebé en brazos y repartió ositos de peluche y mantas con el eslogan #BeBest (Sé mejor), la campaña para mejorar el bienestar de jóvenes y niños en EEUU en la que por ahora ha centrado sus esfuerzos como primera dama.