TENSIÓN GLOBAL

Tensión en el G-7 tras la máscara de la cordialidad

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IDOYA NOAIN / RICARDO MIR DE FRANCIA

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está cada vez más solo y aislado en la comunidad internacional, cuyo trabajo conjunto se ve dificultado por la filosofía nacionalista y proteccionista del “América primero” que rige ahora Washington. Pero Trump suma también cada día intensidad a sus desafíos. El viernes llegó a Canadá para participar en la cumbre del G-7, marcada por las tensiones que han generado sus aranceles a socios como Canadá y la Unión Europea, y antes incluso antes de aterrizar echó más leña al fuego al sugerir que el grupo debería readmitir a Rusiaexpulsada hace cuatro años tras la anexión ilegal de la Crimea ucraniana.

Trump fue el ultimo en llegar a la cumbre de La Malbaie (Quebec) y será el primero en marcharse, todo un símbolo del desapego que siente hacia los foros multilaterales. Pero durante toda la jornada se mantuvieron las formas y reinó la cordialidad, según describieron algunos de los participantes. En la foto de familia abundaron las sonrisas y las bromas. “Justin (Trudeau) ha aceptado recortar todos los aranceles y las barreras comerciales entre Canadá y EE UU, así que estoy muy contento”, dijo jocosamente el estadounidense ante su anfitrión.  

Pero detrás de la máscara, las tensiones bullían. "Soy la peor pesadilla de Rusia”, dijo Trump antes de partir de Washington, tratando claramente de alejar los fantasmas que le persiguen por su cercana relación con Vladimir Putin, su laxa respuesta a la interferencia del Kremlin en la elecciones estadounidenses y la investigación que dirige Robert Mueller por la posible confabulación de su campaña con esa injerencia. “Pero dicho esto, Rusia debería estar en esta reunión. Tenemos que gestionar el mundo".

El nuevo primer ministro italiano, Giuseppe Conte, fue el único dirigente que respaldó la propuesta de Trump, rechazada frontalmente por la canciller alemana, el primer ministro japonés o el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. 

Incluso desde Moscú el Kremlin ha recordado que Rusia está “centrada en otros formatos aparte del G-7”, como el G-20. Y el recordatorio ha llegado, precisamente, mientras Putin se encontraba en China, donde ha recibido una medalla del presidente chino, Xi Jinping.

Brecha creciente

Con su propuesta, Trump ha sido capaz de capturar y dirigir la atención mediática. Y ha sumado un elemento más de discordia a una cumbre donde se está escenificando la brecha que EEUU ha abierto con sus más estrechos aliados. El eje central de las discrepancias son los aranceles, denostados como “insultantes” o “ilegales” por varios de los líderes, desde Justin Trudeau a Emmanuel Macron o Angela Merkel. Pero la larga lista de desavenencias incluye también la lucha contra el cambio climático o la relación con Irán, que Trump hizo añicos abandonando el acuerdo de París y el pacto internacional para frenar el programa nuclear militar de Teherán.

La ruptura quedó de manifiesto con los duros mensajes públicos que se cruzaron antes de la cumbre Trudeau y Macron y Trump, aunque el tono se suavizó después de que se vieran las caras en Quebec. El francés aseguró que "las cosas se están moviendo en la dirección correcta" y no descartó algún tipo de entendimiento en materia comercial. También el estadounidese se mostró optimista, pero pocos creen que el sábado puedan consensuar un comunicado y ya se ha sugerido que el texto final lo podrían firmar todos los miembros del G-7 salvo EE UU. Entre medio está quedando tocada la relación privilegiada que ambos dirigentes mantenían. Antes de que empezara la cumbre Macron acusó a Trump de aislacionismo y sugirió que ha roto con los valores esenciales del bloque occidental. 

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