CUMBRE EN CANADÁ

La cumbre del G-7 se enloda por la guerra arancelaria

Logo de la cumbre del G7 en Charlevoix, en Canadá.

Logo de la cumbre del G7 en Charlevoix, en Canadá. / periodico

Silvia Martinez

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Los líderes del G7, los siete países más ricos del planeta, se dan cita desde este viernes en la localidad canadiense de Charlevoix (Quebec) bajo un clima de máxima tensión debido a la decisión unilateral del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles a las importaciones de acero y aluminio. La cumbre –en la que participan Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Japón, Estados Unidos y la anfitriona Canadá- augura ser más tensa que nunca y podría concluir sin el tradicional comunicado conjunto por las discrepancias sobre comercio, cambio climático o Irán.

“Tenemos muy pocas esperanzas de convencer a Trump de que cambie su política. No soy muy optimista”, reconoce un alto cargo europeo que admite que los desacuerdos internos dentro del G7 entre Estados Unidos y el resto del grupo marcarán la cita. “La voluntad de firmar un texto a 7 no debe ser más fuerte que el contenido”, ha avisado el presidente de Francia, Emmanuel Macron, tras una reunión este jueves con su homólogo canadiense Justin Trudeau. Dicho de otro modo, los seis países no firmarán un documento a cualquier precio.

Desde que llegó a la Casa Blanca, el magnate estadounidense ha decidido ir por libre, desafiar el sistema multilateral y enfrentarse una y otra vez a sus aliados tradicionales. Lo hizo dando la espalda al acuerdo sobre cambio climático de París, enterrando definitivamente las negociaciones sobre el acuerdo de libre comercio entre ambos bloques (TTIP en sus siglas en inglés) lideradas por Barack Obama, y más recientemente retirándose del acuerdo nuclear con Irán o imponiendo los aranceles al acero y aluminio europeos.

"Ningún dirigente es eterno"

Todas estas decisiones han sido objeto de duros reproches pero su coraza ha seguido sin grietas. Este viernes y sábado el dirigente estadounidense tendrá que escuchar de nuevo un chaparrón de críticas. De forma “educada” y “respetuosa”, ha asegurado Macron, pero “firme” en cualquier caso. “Ningún dirigente es eterno. Heredamos compromisos que van más allá de nosotros”, le ha recordado desde Quebec al ser cuestionado sobre si el problema de fondo es que al dirigente estadounidense no le importa quedar aislado. “Los 6 países del G7 sin Estados Unidos son un mercado más grande que el americano. No hay que olvidarlo”, ha advertido el dirigente francés, que se reunirá antes de la cumbre con la cancillera alemana, Angela Merkel, la británica Theresa May, el italiano Giussepe Conte y los dirigentes europeos.

La estrategia estadounidense del divide y vencerás no ha tenido hasta el momento éxito y en la Unión Europea tienen claro que “la única forma de tratar con la administración estadounidense es demostrar unidad” aunque “sin pánico ni histeria”, apunta un alto diplomático europeo. “Es un momento desafiante” pero “si creemos en nuestros valores comunes debemos seguir juntos”, reivindica.

Es uno de los mensajes que el presidente de la UE, Donald Tusk, llevará también a Quebec. “La esencia de la cooperación en el G7 es de facto la protección del mundo libre contra aquellos que no respetan nuestro valores fundamentales: libertad y dignidad de los individuos, derechos iguales para las personas y las naciones y reglas justas”, ha escrito en una tribuna publicada en el New York Times. En el texto recuerda que eso fue lo que llevó a los países ricos, tras el ataque a Ucrania, a excluir a Rusia del entonces G8 y advierte de que un orden basado en reglas es en interés de todo occidente. “Cualquiera que quiera derribar este orden debe saber que seguiremos unidos defendiéndolo. Nuestra comunidad no puede ser hecha pedazos por los aranceles al aluminio”.

Pérdida de empleo en Estados Unidos

Lo mismo han defendido Macron y Trudeau en los prolegómenos del encuentro. Ambos consideran absolutamente “inapropiada” la invocación de la seguridad nacional como argumento para imponer aranceles. Ambos reniegan de una guerra comercial pero alertan de que sus países no serán los únicos en sufrir las consecuencias y que los aranceles también terminarán afectando negativamente a la economía estadounidense.

Según un reciente estudio de Trade Partnership Worlwide, las contramedidas europeas tendrán una repercusión positiva para los productores de acero y aluminio estadounidense en los primeros tres años, gracias a un aumento de los precios, pero el resultado neto para Estados Unidos será una pérdida de empleos en el resto de la economía de más de 400.000 empleos. Dicho de otra forma, por cada empleo creado en el sector del acero se perderán 16. En definitiva, coinciden varias fuentes del sector: “Estados Unidos se ha disparado en un pie”.