GOLPE POLÍTICO DEL KREMLIN

Enérgico, conservador y popular

Yuri Luzhkov ha ejercido de alcalde de Moscú durante 18 años

Luzhkov, en un baile junto a su esposa, en junio del 2007.

Luzhkov, en un baile junto a su esposa, en junio del 2007.

EL PERIÓDICO
MOSCÚ

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Yuri Luzhkov se hizo con la alcaldía de Moscú en 1992, en pleno desbarajuste tras la caída del imperio soviético y con Boris Yeltsin como presidente del país. Hombre enérgico y de moral conservadora -calificó de «obra de satán» los desfiles de la comunidad gay- ha transformado Moscú en una ciudad moderna, dinámica y lujosa, lejos de esa imagen gris de la capital soviética de antaño.

Sus detractores le han echado en cara, sin embargo, haber destruido edificios históricos de Moscú y haber fomentado y alimentado la especulación. También le critican haber sido incapaz de poner fin a los infernales atascos de tráfico de la ciudad, que sufre además importantes problemas medioambientales.

Pero lo que siempre ha llevado peor el ahora exalcalde, de 74 años, ha sido las acusaciones de corrupción. «La corrupción ha penetrado en todos los niveles del poder. En este sistema, cada clan tiene un sector y vive de los sobornos. Moscú es la ciudad más corrupta del Rusia», ha dicho el opositor liberal Boris Nemtson.

Luzhkov, que ha ganado decenas de procesos en los tribunales, está casado con la mujer más rica del país, Elena Baturina, 27 años más joven. La revista Forbes ha calculado la fortuna de Baturina, dueña de un imperio inmobiliario, en 2.900 millones de dólares (2.152 millones de euros).

Luzhkov cuenta todavía con un importante respaldo popular. Las últimas encuestas indican que el 52% de los moscovitas apoyaban que continuase en el cargo, a pesar de que el 56% opinaban que es un corrupto.