Pionera juguetera
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Ruth Handler
Por qué confiar en El Periódico Laura Estirado
Periodista
Al principio de la pandemia Greta Gerwig, la directora que en 2017 sorprendió a todos con 'Lady Bird', recibió el encargo de Mattel de hacer una película de la Barbie, su juguete más emblemático y el más vendido (se estima que se han comercializado mil millones de unidades de las esbeltas muñecas rubias de medidas imposibles, a un ritmo de tres por segundo). El gigante juguetero quería un éxito de taquilla de verano -que seguro lo va a ser el filme que se estrena este jueves, 20 de julio, con Margot Robbie y Ryan Gosling de protagonistas-, para dar inicio a una nueva ola de películas sobre más juguetes de la empresa.
"Había estado leyendo sobre Ruth Handler, la temeraria mujer de negocios judía que dio a luz a este juguete con sus infames senos, la figura que se convirtió en un avatar perdurable de perfección plástica, miestras estaba atrapada, como todos nosotros, en un cuerpo humano frágil y defectuoso", explica en una entrevista con 'The New York Times' la cineasta que aquellos meses de encierro llegó a pensar que la gente nunca más volvería al cine, y que "tal vez nadie vería nunca en qué estaba trabajando".
Guiño a Kubrick
Por eso, "¿por qué no hacerlo a lo grande?", pensó. ¿Por qué no comenzar la película con un guiño a la obra maestra de Kubrick, '2001: Una odisea del espacio', pero en lugar de simios que deliran cuando ven al monolito, hacer aquí que niñas que juegan con muñecas con forma de bebés entren en éxtasis al ver la figura gigante y adulta de Barbie y que acaben luego destrozando a sus viejos pepones?
La genial secuencia escenifica a la perfección la revolución que supuso en 1959 la llegada de Barbie, que no solo puso patas arriba a la industria juguetera sino que forzó un cambio de paradigma en la mentalidad de la sociedad de mediados del siglo pasado.
"La mujer en la que todas las niñas querrían convertirse al crecer", así bautizó a Barbie su creadora, Ruth Moskowicz.
Nacida en Denver, en 1916, de padres polacos y con 10 hermanos, pronto pensó en prosperar fuera del nido familiar. Con 19 años (justo la edad de la que no pasa su icónica muñeca) se casó con Elliot Handler, con el que se mudó a Los Ángeles. Pusieron un taller en el garaje, donde fabricaban marcos de fotos, y con la madera que les sobraba hacían casas de muñecas. Se buscaron un socio, Harold Mattson, y crearon Mattel (la unión del nombre de uno y el apellido del otro).
Triunfaron con un ukelele y unas pistolas de juguete. Pero a la señora Handler le perseguía una idea: "Las niñas ya no quieren ser mamás -explicó años después en un programa de la tele-. Estaba entre hombres que no entendían que las mujeres podíamos tener otras aspiraciones aparte de quedarnos embarazadas y cuidar de nuestros hijos".
Cameo de la Barbie real
Ella misma tenía dos, a los que no veía mucho porque estaba siempre fuera de casa por trabajo. Era una mujer de negocios cuando no había mujeres de negocios. En 1941 nació la primogénita, Barbara Handler (quien tiene un pequeño cameo en la película de Gerwig), y después vino Kennet (los diminutivos de sus hijos dieron nombre a los protagonistas del mundo de plástico y fantasía rosa).
Cómic alemán subido de tono en el que se inspiró la creadora de Barbie.
A Ruth le causaba tristeza ver a su hija jugar con bebés de plástico y muñecas de papel recortables, y dio con una solución durante unas vacaciones a Suiza en 1956. En un escaparate de una tienda para adultos descubrió una extraña muñeca, de pequeña cintura y grandes senos. Se basaba en el cómic picante del 'Bild Zeitung', sobre una fulana siempre disponible para los hombres que triunfó tras la segunda guerra mundial.
Barbies de exposición con fotos enmarcadas de Ruth Handler, creadora de la muñeca, y trabajadores de Mattel. / JOAN CORTADELLAS
Primeros modelos
Adecentándola un poco y dándole diferentes vestidos para que siempre fuera elegante, Handler convenció a sus socios en Mattel, que al principio no vieron con buenos ojos su idea. La primera 'doll' norteamericana, con su traje de baño a rayas en negro y blanco, tacones de aguja, coleta de caballo y flequillo rizado, fue un éxito en la Feria de Juguetes de Nueva York de 1959, y en su primer año superó las 350.000 unidades vendidas. Pronto las niñas escribirían a Mattel pidiendo un novio para Barbie.
Dos años después llegó Ken, más accesorios y nuevas amigas cortadas por el mismo patrón (unas medidas, 91 cm de pecho, 46 cm de cintura y 84 cm de caderas, más propias de una alienígena que de una joven. "No quería cambiar el mundo, solo mostrarlo tal cual era -se llegó a defender Handler a finales de los 70 en las páginas del 'New York Times-. Si iba a hacer un juego de roles de cómo sería cuando tuviera 16 o 17 años, era un poco estúpido jugar con una muñeca que tuviera el pecho plano. Así que le di hermosos senos".
"Anoréxica" y "tonta"
En aquella década a Barbie se la bautizó como la muñeca "anoréxica", "tonta" y "superficial". Ante las críticas de las feministas, sus opciones de carrera (casi 200 hoy en día, desde médico a astronauta, chef, atleta olímpica, candidata a las elecciones de EEUU y hasta trabajadora de McDonald's...) y sus 'outlooks' se diversificaron.
Hoy en día las muñecas Barbie no son solo un juguete famoso, también son objeto de culto, como la colección de más de 200 muñecas (incluida una original de 1959), que atesora el médico mexicano Paul Sebastián Juárez.
El lavado de imagen de la muñeca llegó tarde para la empresaria, a la que le habían detectado cáncer de mama en 1970. Además, en 1975 fue obligada a dimitir de Mattel después de que un juez la considerara culpable de fraude (las ventas habían caído drásticamente y ella quiso arreglarlo falseando las cuentas).
"De pecho a pecho"
A los 60 años, Ruth Handler, la madre de Barbie, decidió reinventarse y volcó todos sus esfuerzos en fabricar prótesis mamarias más cómodas y realistas, para que todas las afectadas -incluida ella misma- pudieran sentirse mejor después del trauma que implica la extirpación de un pecho.
Falleció en 2002, a causa de las complicaciones de una cirugía de su tratamiento de cáncer de colón. Tenía 85 años, y cuando recordaba las dos carreras que había tenido, solía decir: "He vivido mi vida de pecho a pecho".
La alfombra rosa en el estreno europeo de 'Barbie' en el centro de Londres / ANDY RAIN/EFE
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