"Sorprende la distancia entre palabras y hechos de algunas sociedades"

No existe una buena teoría que no se manifieste con la técnica, pero hay que manipular menos y acariciar más, decía el profesor Sacristán. Sin embargo, la caricia es una técnica que coincide con teorías destructivas, lo que nos invita a dudar de la propaganda y prevenir sus espejismos. La transparencia es una tarea casi imposible.

Prestar atención a la incoherencia significa observar cómo sociedades competitivas con grandes presupuestos armamentísticos y energías reprochables exaltan la educación para la cooperación, la solidaridad y el respeto. Sorprende la distancia entre palabras y hechos, entre intereses que se camuflan con las necesidades de la mayoría.

Lo que nos encandila del otro es lo que nos gusta de nosotros mismos; de esta forma el 'marketing' utilizó la teoría de Lacan para vender sus productos y captar clientes. "Piensa de otra manera" fue el eslogan americano que nos introdujo al modelo Apple, gestado años antes con grandeza, tras colocar a las personas en el centro de las aportaciones industriales y tecnológicas, consumismo, 'tecnocinismo'... La política se adapta a buena parte de esas recomendaciones, por ahí corre el fantasma de la doctrina del 'shock'.

Pongamos como ejemplo el 'empowerment', o las 'socials skills', estrategias recurrentes de motivación y promoción que consisten en transmitir mayores capacidades de decisión con prácticas orientadas al control de procedimientos. Pero, tal vez, en detrimento de la participación y el compromiso. Garantizar comunidades y espacios en favor de la fraternidad significa apostar por un discurso modesto sin frivolidades innovadoras, sin propuestas 'desde arriba' que suelen esconder grandes dosis de hipocresía y que se mueven en círculos intelectuales y formativos con finalidades lucrativas.

Faltan habilidades mucho más cercanas (sin acicaladas técnicas seductoras), rodeadas de principios, como aquellas viejas ideas libertarias y republicanas que abarquen éticas pacifistas.