No podemos romper las reglas del juego ante el covid-19

Bien es sabido que después de una gran ola viene una más grande y después otra y otra, hasta llegar a la calma total. Por suerte, el ser humano no las puede controlar, pero sí las puede provocar. Y esto es lo que está pasando con el covid-19.

La primera ola nos vino sin saberlo, nos la confirmaron y entre todos y todas conseguimos ganar al virus. Aunque muchos perdieron la batalla, muchos otros conseguimos de nuevo la tan apreciada libertad. Libertad de salir a la calle, de ir de restaurantes, llenar las terrazas de los bares, ir de compras... a cambio solo nos pidieron que tuviéramos cuidado y tomáramos las máximas precauciones posibles.

Ahora imaginaos que estáis en una carrera de caballos: todos están a punto de salir esperando que el juez dé la salida. Un sonido ensordecedor les da la señal. Todos empiezan a correr, se debe llegar a la meta siempre respetando las reglas. Todos aprietan para llegar los primeros y, cuando están a punto de hacerlo, uno de ellos decide romper las reglas, uno cae al suelo, y detrás de él todos los demás. Ya en el suelo y con la victoria alejándose, el jinete que solo pensaba en él se da cuenta de que con su actitud él no ha sido el único que ha perdido, todos los demás también.

Este es el momento en el que nos encontramos. Nos saltamos las reglas pensando que a nosotros no nos afecta y nos quejamos cuando otros se las saltan. Y pienso que tenemos que 'cambiar el chip' y seguir todo aquello que nos dicen, aunque muchas veces resulte contradictorio. Estamos en la segunda ola, pero en octubre llega la gran ola final. Solo espero que entonces hayan descalificado al jinete que dejó de seguir las reglas del juego.