Contenido de usuario Este contenido ha sido redactado por un usuario de El Periódico y revisado, antes de publicarse, por la redacción de El Periódico.

Navidades de niña de aldea

Me gusta la Navidad pero no comprendo el sentido que tiene actualmente. Las Navidades de mi infancia, de niña de remota aldea gallega, fueron austeras --y llenas de ausencias-- a la vez que cálidas, familiares y tan íntimas e importantes, que no puedo hacer otra cosa que añorarlas todos los meses de diciembre. Cuando pienso en ellas, me viene la imagen de mi abuelo trazando una incomprensible danza de un lado a otro de la espaciosa y caldeada cocina, haciendo guirnaldas de higos secos y casitas de mentira construidas con pequeños ladrillos de turrón de verdad; no habían cintas de colores, ni árbol, ni bolas brillantes, no había Corte Inglés ni cava, y de Papa Noel no habíamos tenido ni la más mínima noticia. Eso sí, los Reyes Magos de Oriente acudían puntualmente a nuestra casa para repartirnos diccionarios, camisetas nuevas y los lápices de colores que nos enviaban nuestros padres desde la desolada emigración.

Entretodos

¿Te gusta la Navidad? ¿Detestas la Navidad?

Cuéntanos tu opinión y tu experiencia

De estas Navidades de ahora me gustan las calles iluminadas, los villancicos, la decoración barroca, los regalos, las compras, el ritual; por gustar, me gustan hasta las odiosas cenas navideñas de empresa, pero aparte del folclore, creo que se han convertido en unas fechas superficiales, egoístas y terriblemente discriminatorias y clasistas. Obviamente, les falta el contenido profundo de aquellas dulces fiestas navideñas de mi infancia austera. 

Participaciones de loslectores

Másdebates