Mudos, mudas, pero no callaremos

"¡Calla!", le dijeron, y ella enmudeció, petrificada psicológicamente. Los cinco fornidos varones procedieron a culminar todos los hechos que figuran en el informe de la sentencia, que por respeto a la víctima no reproduciré de nuevo aquí aunque la haya leído.

No gritó ni se rebeló a modo de reacción de autodefensa, dado que en casos anteriores ese tipo de respuesta condujo a la muerte de la víctima. Creo que una mayoría de nosotros hubiera reaccionado de la misma manera.

No soy doctor en leyes pero sí en Bioquímica, y entiendo de respuestas biológicas. Si atacas a una célula esta no grita, pero se defiende y se rebela endógenamente, y la resistencia que ofrece en muchos casos acaba ganando la batalla final.

En cada profesión existen tecnicismos específicos que responden a la existencia de mecanismos complejos y a su manera de analizarlos para explicarlos, y esto debe ser respetado. Sin embargo, al pan, pan y al vino, vino, o lo que es lo mismo: llamemos a las cosas por su nombre. Por lo tanto, independientemente de la respuesta de la persona agredida, los hechos son los mismos y son los que deben ser clasificados adecuadamente dependiendo de su gravedad.

No creo que sea un problema del número de años de condena, que al final quedan reducidos, sino de la correcta definición de los actos que ocurrieron bajo intimidación, y esa definición comienza por "V".

Los tiempos cambian y siempre hay un punto de inflexión... y este ha llegado. La igualdad de género no es solo un derecho sino un deber. Esta sentencia se tiene que corregir, y las manifestaciones populares no cesarán hasta que se encuentre un equilibrio entre el poder judicial y el sentimiento popular, al cual no se puede enmudecer.

Se han pronunciado muchas frases importantes recientemente: "No es no", "Me Too", "Yo sí te creo"... otra podría ser "Yo también soy mudo, yo también soy muda", pero no nos callarán.