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"Mediante la educación conseguiremos que los estereotipos no dirijan nuestras vidas"

Un niño de cuatro años muestra sus uñas pintadas de azul y purpurina.

Un niño de cuatro años muestra sus uñas pintadas de azul y purpurina. / JOSÉ LUIS ROCA

Navidad es sinónimo de celebraciones, esa época del año en la que cenas con tus familiares, ese momento en que tienes que escuchar año tras año desde que eres pequeño típicas frases como "Pintarse las uñas es de chicas", "Esas cosas son de niñas. ¡No seas mariquita!", "Esas cosas son de niños. ¡No seas marimacho!", "¡No llores, con lo guapa que tú eres!", y por supuesto, no puede faltar el famosísimo: “los hombres de verdad no lloran”.

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Sí, los temidos estereotipos. Desde niños oímos frases machistas y sexistas que se van grabando a fuego en nuestro subconsciente. Los estereotipos son ideas previas que se hacen sobre ciertas personas, géneros, costumbres, culturas… y que, generalmente, no tienen un correlato con la realidad e incluso son discriminatorias. Estos estereotipos marcan los roles y el desempeño tanto de los hombres como de las mujeres desde la infancia, creando en todos los casos prejuicios difícilmente refutables y que solo pueden ser corregidos o desmontados con herramientas como la educación.

Como sociedad, ¿deberíamos reflexionar sobre los estereotipos y plantearnos qué podemos hacer para no fomentarlos? Sin duda, sería un gran propósito a cumplir para el próximo año.

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