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L'Estartit, quién te ha visto y quién te ve
Vista aérea de las islas Medes / XAVIER JUBIERRE
Guillermo Moya
Desde hace 30 años vengo visitando este pueblecito de la Costa Brava. De aquel lugar encantador, con sus casitas típicas, sus buenos restaurantes, sus locales de ocio de calidad, su apreciado Club Nàutic, las espectaculares illes Medes y sus bonitas playas ya queda bien poco.
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La dejadez de sus responsables municipales y algunos empresarios sin escrúpulos han llevado a L'Estartit a una situación de suciedad, mala planificación urbanística y degradación que amenaza con llevar a este pueblo a convertirse, si no lo es ya, en el de peor cualificación de la Costa Brava.
Me pregunto muchas veces como se puede consentir que, en primerísima linea de mar se permita, desde hace décadas, la existencia de dos enormes edificios en ruinas, el antiguo hotel Miramar y el Freu. Como puede ser que en este pueblo la basura de todo tipo rebose de los contenedores, siembre las calles de plásticos, cristales y otros restos y, por consiguente, contamine las playas, el mar y (por su proximidad) también la Reserva Natural de las illes Medes. Me pregunto porqué las autoridades municipales consienten que en la zona de bares nocturnos, conocida como La Plaza, se permita que hayan decenas de menores consumiendo alcohol, incluso en las discotecas de los alrededores y hasta altas horas de la madrugada. En este mismo lugar el menudeo de la droga campa a sus anchas y los actos vandálicos no tienen respuesta alguna por parte de las autoridades. Me gustaría saber que se hace para evitar estos y otros desmanes, porque en los últimos 10 o más nada se ha hecho al respecto.
Mención aparte merece el Club Nàutic que, a pesar de ser uno de los más caros de este país, su gestión va de mal en peor. No solo no logra atraer nuevas embarcaciones, sino que las mejores que habían han dejado de acudir. Me pregunto, con gran preocupación, que consecuencias medioambientales acarrearán los vertidos descontrolados de runas, metales, tierras y lodos contaminados en las playas de Griells y la Platgeta procedentes de las actuales obras de ampliación del Club Nàutic. Además, solo por poner un ejemplo de la baja calidad de los servicios que ofrecen en este puerto deportivo, ¿como puede ser que cada verano se sufran importantes restricciones y cortes de suministro de combustible por falta de previsión de sus responsables? Este puerto y el del área comercial no están a la altura que deberían, sobretodo en cuanto a su gestión.
Aunque, como no todo puede ser negativo, hay que dar las gracias a los pocos vecinos y profesionales que, con mucho esfuerzo y voluntad, aun mantienen encendida la llama de la esperanza para que este pueblo no se acabe de degradar por completo.
L'Estartit no merece lo que le está pasando.
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